¿QUÉ PODEMOS ENTENDER POR APRENDIZAJE AUTÓNOMO? UNA APROXIMACIÓN CONDUCTUAL

11 Oct 2006

Recientemente se ha celebrado el VIII Congreso Internacional Sobre el Estudio de la Conducta. Infocop Online ha querido recoger varios de los trabajos que en este evento se han presentado. Rafael Moreno y Rafael J. Martínez participaron en este congreso con la conferencia Aproximación conductual a la noción de aprendizaje autónomo. Los autores han escrito un breve artículo sobre su ponencia para los lectores de Infocop Online.

Rafael Moreno y Rafael J. Martínez

Universidad de Sevilla

La creciente disponibilidad de las nuevas tecnologías y la velocidad de avance en los conocimientos, están reduciendo la importancia de éstos como objetivo fundamental del aprendizaje; a la vez, se resalta la relevancia de adquirir la capacidad de adaptación a ese nuevo contexto cambiante. Surge así la conveniencia de ser capaz de aprender de modo autónomo y hacerlo a lo largo de la vida.

La literatura ofrece numerosos ejemplos de aprendizajes autónomos tales como resolver ejercicios sin ayuda, plantear nuevos problemas y cualquier tarea desarrollada en ausencia del profesor. Sin embargo, la definición de ese tipo de aprendizaje permanece poco desarrollada. De ahí nuestro interés en avanzar en ella, dado que sólo podrá fomentarse lo que está delimitado suficientemente.

 

Como punto de partida, entendemos aprendizaje como el cumplimiento de determinados logros, y adoptamos el significado de autonomía del diccionario como condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie. La conjunción de ambos significados permite considerar que la calificación de autónomo aplicada a un aprendizaje refiere al que se produce sin estar causado por un agente personal o material distinto al propio individuo que aprende.

La independencia definitoria de la autonomía ha de ser siempre entendida, por tanto, respecto a determinados referentes -«para ciertas cosas»- distintos al propio sujeto del aprendizaje; se es autónomo respecto a algo o alguien. La independencia hace referencia, además, a la medida nula de la covariación entre los referentes considerados y el aprendizaje. Además, tal medida puede ser entendida en grados o niveles, más que como una cuestión de todo o nada.

En consecuencia, el grado de autonomía de un aprendizaje puede ser diferente respecto a diversos referentes: un aprendiz puede ser más autónomo en matemáticas que en lenguaje, y también en algunos temas de una materia más que en otros.

Expresar la autonomía en términos de independencia, es hacerlo en términos negativos, es decir, especificando de lo que no depende. Por eso, la autonomía respecto a referentes ajenos, ha de ser sustituida por la dependencia respecto a las propias acciones del aprendiz. De otro modo, tendríamos el sinsentido de un «aprendizaje sin causa».

La autonomía es un proceso doble y complementario. Comenzaría con la independencia respecto a las relaciones individuo-medio constantes y limitadas en número, determinadas por el equipamiento biológico con el que se nace; pasaría mediante la experiencia a relaciones con un mayor número y variedad de situaciones, hasta alcanzar las generadas por el propio aprendiz.

Las relaciones del individuo con su medio se hacen, por tanto, progresivamente más numerosas, complejas y variadas, dependiendo cada vez en menor medida de cada situación particular previamente vivida. En los niveles superiores de autonomía, el individuo llega a ser capaz de organizarse a sí mismo las circunstancias favorecedoras del aprendizaje o cumplimiento de algún logro, pudiendo hablarse en tal caso de «auto-enseñanza» o de «aprender a aprender».

 

Analizar la autonomía en términos de independencia-dependencia, enseña que no es significativo identificarla morfológicamente, en términos de la apariencia de las conductas del sujeto o de elementos del medio implicados. Y es que una misma morfología, como por ejemplo, exponer un trabajo en público, puede suponer la tarea poco autónoma de leer textos elaborados por otras personas o tareas más autónomas realizadas, sin dependencia de anotaciones de otros o incluso propias.

Para conocer cada aprendizaje autónomo, es conveniente describir la funcionalidad de las interacciones implicadas entre el individuo y su medio, más que la morfología de esos elementos.

La noción descrita puede dar lugar a un programa de acción para desarrollar la autonomía en el aprender, cada vez respecto a más referentes diferentes al propio individuo que aprende. Las consecuencias beneficiosas que podrían derivarse de tal programa serían considerables en campos como la educación formal, tratamientos psicológicos o campañas de prevención de determinados problemas, y por eso, merece la pena prestar atención a lo que puede entenderse como aprendizaje autónomo.

Sobre los autores

Rafael Moreno Rodríguez es Profesor Titular de Metodología en el Departamento de Psicología de la Universidad de Sevilla. Su trabajo de investigación y publicaciones derivadas se centran en tres campos: interrelaciones entre Psicología y Metodología, construcción de ítems y pruebas psicológicas y educativas, y métodos docentes de la Metodología, con especial atención al Aprendizaje Basado en Problemas.

Rafael J. Martínez Cervantes es Profesor Contratado Doctor del Área de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Sevilla. Entre sus publicaciones figura como coautor de un libro sobre Fundamentos Metodológicos en Psicología, y de diversos capítulos y artículos relacionados con la docencia de la Metodología y la construcción y análisis de ítems para pruebas psicológicas.

 

 

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