¿TIENEN UTILIDAD PRÁCTICA LOS PROGRAMAS DE ESCUELA DE PADRES?

23 Feb 2007

Mª Teresa Vega Rodríguez y Yolanda de Dios

Universidad de Salamanca

En los últimos años, los programas de Escuela de Padres se han convertido en una estrategia de promoción de salud en los hijos. Su finalidad es crear un «espacio» grupal donde padres y madres se apoyen mutuamente en su tarea como educadores, compartan e intercambien experiencias que les puedan ser de utilidad en la convivencia familiar. Pero, ¿realmente se cumple este propósito? Para responder a esta cuestión, las autoras analizaron en qué medida los padres y madres que se sentían más integrados en el grupo:

1. Se creían más capaces de poder superar las dificultades que pudieran surgir con los hijos (autoeficacia parental) y de transmitirles confianza en sí mismos.

2. Se sentían más valorados por la familia en su papel de padres (autoestima familiar) y más satisfechos consigo mismos.

 

3. Utilizaban un estilo educativo democrático basado en la comunicación y el apoyo.

Para este estudio, se contactó con padres y madres a través de la oferta del programa realizada por el Plan Municipal sobre Drogodependencias del Ayuntamiento de Salamanca a los centros educativos de enseñanza obligatoria. El programa constaba de diez sesiones grupales, de hora y media de duración, que se desarrollaban en los distintos centros escolares. Las sesiones se estructuraban en una introducción teórica, seguida de dinámicas de grupo y finalizaban con una evaluación de la sesión por parte de los asistentes y de los coordinadores del programa (para una descripción más pormenorizada del programa, consultar De Dios, Vega y Ramírez, 2001).

Los resultados hallados nos llevan a las conclusiones que a continuación se recogen:

1. Desde un punto de vista afectivo, los intercambios que se realizan en el grupo mejoran la valoración de sí mismos que tienen los progenitores, lo que les hace atribuir significados más positivos a las interacciones que tienen con los hijos. Los padres con mayor autoestima familiar transmiten más fácilmente sus sentimientos y emociones y son más sensibles a este tipo de necesidades que presentan los hijos. Por tanto, para crear situaciones que favorezcan el apoyo y el diálogo con los hijos, los padres necesitan tener una alta autovalía y confianza en sus propias capacidades.

2. Los padres que se sienten más integrados en el grupo, al compararse con los demás, se dan cuenta de que las dificultades diarias con los hijos son problemas habituales de la dinámica familiar y resolubles. En este sentido, otras investigaciones han puesto de manifiesto que reconocer que las preocupaciones propias son compartidas, disminuye la gravedad percibida, el carácter amenazante de la situación y ayudan a desarrollar una autoimagen más positiva de sí mismos como padres (Gil y García, 1996).

3. La práctica de compartir experiencias con otros progenitores genera conocimiento experiencial válido para identificar cuáles pueden ser las estrategias más efectivas para abordar las demandas y exigencias de sus hijos y para anticipar las consecuencias que una u otra actuación podrían llegar a producir. Los padres que se perciben más autoeficaces para afrontar efectivamente los retos educativos, son los más capacitados para anticiparlos, al intentar influir en la conducta de los hijos. Esto es especialmente importante dado que no hay criterios claros y objetivos para enjuiciar qué es ser buen padre o madre. Por ello, los padres con mayor autoeficacia, en comparación con los de menor autoeficacia, se sienten recompensados al haberse esforzado en intentar hacer las cosas bien, aún en aquellas situaciones en las que no han podido lograr aquello que esperaban.

Como conclusión, se puede decir que este tipo de programas, en la medida que alteren las percepciones y autovaloraciones de los padres, lograrán incrementar sus recursos psicológicos y convertirlos en agentes educativos eficaces. Así pues, los grupos de Escuelas de Padres son un recurso social significativo que favorece el funcionamiento familiar.

Biliografía:

 

De Dios, Y., Vega, M.T. y Ramírez, R. (2001). Aplicación de un programa de Escuela de Familias y su evaluación: Manual de trabajo. Salamanca: Plan Nacional Sobre Drogas y Ayuntamiento de Salamanca.

Gil, F. y García, M. (1996). Los procesos de influencia social en el grupo. En S. Ayestarán (ed.). El grupo como construcción social. Barcelona: Plural.

Este trabajo se basa en un artículo aparecido en el último número de la revista Intervención Psicosocial: Vega, M.T. y de Dios, Y. (2006). Beneficios psicosociales de los grupos de apoyo: su influencia de los estilos de socialización familiar. Intervención Psicosocial, 15 (2), 233-244.

Sobre las autoras:

Mª Teresa Vega es Profesora Titular de Psicología Social y desarrolla su labor en las áreas de la Psicología Comunitaria y de la Psicología de la Salud. Partidaria de la investigación aplicada a la vida cotidiana, sus líneas de trabajo son los hábitos de salud y estilos de vida, y la prevención familiar de las drogodependencias.

 

Yolanda de Dios es Psicóloga del Programa de Apoyo a Familias del Área de Bienestar Social del Excmo. Ayuntamiento de Salamanca. Sus principales líneas de investigación e intervención las desarrolla dentro del ámbito de la intervención familiar.

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