ENTREVISTA A JESÚS RODRÍGUEZ MARÍN, RECTOR DE LA UNIVERSIDAD MIGUEL HERNÁNDEZ

29 Mar 2007

El pasado 8 de marzo, Jesús Rodríguez Marín, fue reelegido como rector de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), con del 80% de los votos a favor.

Rodríguez Marín, es Catedrático de Psicología Social del Departamento de Psicología de la Salud de la Facultad de Medicina de esta Universidad. Es, así mismo, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos y co-director de la Revista de Psicología de la Salud y de la Revista de Psicología Social Aplicada.

En la entrevista que se ofrece a continuación, Rodríguez Marín habla para los lectores de Infocop sobre los retos que afronta en esta nueva etapa y el espíritu con el que se embarca en el nuevo período.

ENTREVISTA

 

En primer lugar, queremos agradecerle que nos haya concedido esta entrevista. Ha ocupado usted el cargo de rector-presidente de la UMH, desde el año 1997. Eso significa que lleva 10 años siendo rector de esta universidad. ¿Con qué ánimo afronta esta nueva legislatura y cuáles son sus principales proyectos?

Durante estos últimos diez años hemos conseguido dibujar y consolidar un perfil diferenciado para nuestra universidad. Creo que hemos recorrido un camino correcto, y ahora debemos abordar una nueva etapa con muchas cosas que todavía están pendientes y habrá que terminar. Necesitamos finalizar la estructura física de nuestros campus, con obras necesarias para nuestros objetivos de formación, investigación y desarrollo. Necesitamos desarrollar nuestro Parque Científico, que todavía está en una fase muy inicial.

Tenemos que desarrollar la planificación estratégica de nuestra oferta de formación superior que hasta hoy no se ha podido desarrollar más allá de los límites de la propuesta inicial, quizás en unos casos porque no hemos sabido hacerlo mejor y en otros porque no nos han apoyado suficientemente.

La aprobación de la nueva LOU, y de los decretos correspondientes modificarán la estructura de las enseñanzas de grado, postgrado y doctorado para adaptarlos al Espacio Europeo de Educación Superior. Esas modificaciones producirán, sin duda, otras muchas, generando un marco con un alto nivel de incertidumbre, al menos durante un cierto tiempo. Tenemos que gestionarla bien y usarla para potenciar nuestro esfuerzo colectivo orientado a la excelencia y a la innovación. Todo ello hace que nuestro proceso, en una universidad todavía muy joven, sea más complejo.

El perfil de nuestra universidad tiene ya muchas de las características que buscábamos, pero todavía quedan por cuajar elementos que la definen como una universidad con forma de gestión diferente, con una forma diferente de implicación con su contexto socioeconómico, mucho más estrecha y mucho más comprometida. Somos una universidad pequeña con una vocación de relación muy estrecha y potente con empresas, con una forma de trabajar y relacionarnos más «empresarial». No queremos ser una universidad convencional y tradicional, queremos ser una universidad distinta innovadora y emprendedora. Para una mejora de la transferencia de los conocimientos científicos y tecnológicos es necesario que Universidad y Empresa cooperen estrechamente entre sí. La Empresa y la Universidad tienen no sólo que entenderse, sino que deben ser parte de la misma cadena de valor añadido. Conocimiento científico y crecimiento económico se necesitan mutuamente. El éxito de su interacción exige una red fuerte y duradera, un entendimiento de sus problemas mutuos y el desarrollo de soluciones comunes. Nuestra Universidad debe ser un agente de crecimiento económico, como «fábrica de conocimiento», como «empresa de servicios» y como «motor de desarrollo económico y social». Su potencial como generadora de creación científica básica, de creación tecnológica, de capital humano, y de riqueza cultural, es muy relevante, y sería un error injustificable no utilizarlo para el beneficio de nuestra comunidad.

En los últimos 20 – 30 años, los cambios han sido una constante en el ámbito universitario. Nuevos planes que apenas tienen tiempo de asentarse, nuevas configuraciones de los estudios universitarios, cambios legislativos que afectan al funcionamiento de las Universidades… producen un ambiente de cierta confusión. El Espacio Europeo de Educación Superior, ¿es un reto prioritario?.

No sólo es prioritario, sino que es absolutamente necesario. El EEES es la ocasión para producir algunos cambios que son absolutamente necesarios para renovar la Universidad: cambiar las metodologías universitarias, incorporar la formación de ciudadanos a la formación superior universitaria, renovar nuestra oferta de títulos, incorporar estrategias multidisciplinarias en la investigación y transferencia tecnológica, aumentar la participación privada en las tareas de desarrollo tecnológico, y generar una carrera profesional de los profesores e investigadores universitarios. Todo lo hemos podido hacer antes, pero no lo hemos hecho, y es ahora cuando la necesidad de contribuir a la construcción de ese espacio común nos permitirá llevar a cabo esos cambios (entre otros muchos).

¿En qué medida va a cambiar la reforma la manera de concebir la enseñanza?

Sobre todo, la incorporación al EEES nos proporciona la ocasión de hacer mucho de lo que no se ha hecho antes: centrar el binomio enseñanza-aprendizaje en su protagonista principal, el que tiene que aprender, el estudiante. Yo he repetido muchas veces que nuestra labor va a dejar de ser fundamentalmente «enseñar», para pasar a ser «conseguir que el estudiante aprenda», gestionar su aprendizaje. Además, ese aprendizaje debe tener como objetivo central (entre otros) la adquisición de las competencias profesionales que aseguren una buena inserción laboral de los estudiantes, y el fomento de la cultura emprendedora, y la creación de empresas, para mantener su pleno empleo. Nuestra universidad ha hecho mucho, pero podemos y debemos hacer mucho más y hacerlo mejor.

 

Además, el EEES implica incentivar la movilidad de nuestros estudiantes, intentando que el número de nuestros estudiantes que pasan algún período de su formación en otras universidades, el número de estudiantes extranjeros en nuestra universidad sea cada día mayor; y para que sea también mayor.

Como Psicólogo y Catedrático de Psicología Social, y por ende, conocedor de la disciplina, a la vez que como rector, ¿cuál cree que va a ser el desenlace de este proceso en relación a los estudios de Psicología? ¿Cuáles serán sus efectos en la profesión de psicólogo?

Es difícil de decir, porque estamos casi en el centro de un debate inconcluso (y no sé si imposible de concluir). Mi primer impulso sería decir que la profesión de psicólogo cambiará poco, pero posiblemente no sea del todo cierto. Probablemente estemos en el final de la etapa del «psicólogo generalista», que sirve para todo, y vamos a entrar en una etapa en la que después de un grado que pueda proporcionar ese tipo «general» de formación, haya que formarse en caminos más específicos. En cualquier caso, como creo que las reformas van a aproximarnos más al modelo anglosajón, la cuestión es mirar lo que pasa en ese mundo con los psicólogos, porque acabaremos pareciéndonos bastante.

¿Hay alguna otra cuestión que desee trasladar a los lectores de Infocop?

Sobre todo quiero agradecer a la Infocop y a sus lectores su interés por mí. Es una satisfacción y un orgullo poder de algún modo «representar» a la Psicología en el Consejo de Universidades. Llevo muchos años ligado al quehacer casi cotidiano del COP, y espero seguir contribuyendo a que la Psicología y los psicólogos en España tengan cada vez los niveles de calidad y excelencia que están demostrando.

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