LA COMPETENCIA PERCIBIDA EN LA PRÁCTICA FÍSICO-DEPORTIVA

Los estudios que analizan los hábitos deportivos de la población destacan el hacer ejercicio físico y la diversión como los principales motivos que llevan a iniciar una actividad físico-deportiva, estos motivos son el resultados de las necesidades innatas que tiene el ser humano de sentirse competente en las tareas que emprende, ser el agente principal de sus acciones y en la necesidad de sentirse aceptado e intimar con los demás.

El deseo de sentirse autónomo, competente y de relacionarse con los demás conducirá a la participación en actividades en las que esto se consiga, siendo la actividad física y el deporte un medio excelente para ello (Kilpatrick, Hebert, y Jacobsen, 2002). Por tanto, resulta especialmente importante conocer la dimensión motivacional y afectiva de la competencia percibida y su influencia en los hábitos de práctica deportiva.

En este sentido, la Teoría de la Perspectiva de Meta tiene como premisa básica que los sujetos se enfrentan a las situaciones de logro con metas encaminadas a querer sentirse competentes y evitar sentirse incompetentes (Nicholls, 1989). En unos casos la percepción de competencia o capacidad se juzga tomándose a sí mismo como punto de referencia y en otros mediante un proceso de comparación con la capacidad de los demás.

La competencia percibida es una realidad dinámica que evoluciona paralelamente a la maduración de los sujetos y las experiencias de éxito o fracaso en los entornos de logro. Las investigaciones sobre la evolución de los dominios que conforman el autoconcepto físico muestran el llamado efecto U, es decir, un declive que se inicia en la niñez, con un marcado descenso en la pubertad e iniciando una recuperación en la adolescencia hacia la juventud y adultez temprana (Fox, 1998).

Desde un punto de vista psico-social, tanto el género como la edad presentan diferencias notables en las auto-percepciones físicas asociadas a los estereotipos sociales. De una manera simplista, en gran parte de las sociedades actuales los estereotipos deportivos asociados tanto al género como a la edad se construyen en el marco de un sistema que atribuyen al varón y a la juventud valores como la competitividad, tener éxito, ser el mejor, entre otros; razones por las que muchas mujeres y gente mayor, si no han tenido una educación deportiva, no se sienten atraídas por los mismos (Puig, 1986).

No obstante, esta tendencia se rompe a tenor de los resultados de la última encuesta sobre hábitos deportivos de los españoles realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, 2005), en donde la práctica deportiva, y por tanto, el deseo de demostrar habilidad, avanza significativamente en las mujeres; mientras que en los varones se estabiliza esta tendencia. Por tramos de edad, el mayor avance se produce en el tramo comprendido entre los 25 y 44 años, así como en mayores de 65 años.

Por otro lado, las investigaciones apuntan que una mejor percepción de la propia competencia motriz se traduce en mayores posibilidades de disfrutar con la actividad física y de mantener el interés por seguir practicando (Harter, 1978), lo que podría redundar en hábitos de práctica más duraderos.

Para conocer más sobre este tema, se realizó un estudio descriptivo de los hábitos de práctica físico-deportiva en la Región de Murcia, con una muestra de 1.111 sujetos de ambos sexos y edades comprendidas entre 15 y 64 años. Las variables independientes fueron la competencia percibida, las características sociodemográficas (edad, género y nivel de estudios), el nivel de práctica, el tiempo dedicado a la misma, el carácter individual o colectivo de la práctica físico-deportiva y si los sujetos practicaban bajo un entorno federado o por su cuenta. El instrumento para recoger la información fue el Cuestionario para el Análisis de la Práctica de Actividades Físico-Deportivas (CAPAFD), elaborado específicamente para esta investigación.

Tras diversos análisis de independencia entre variables mediante la pruebas de chi cuadrado completada con análisis de residuos, las conclusiones obtenidas apuntan que la percepción de competencia motriz es mayor en jóvenes y varones, disminuyendo progresivamente con la edad. Existe una asociación directa entre la competencia percibida y el nivel de práctica, siendo mayor en los practicantes federados y en los que realizan actividades físico-deportivas de carácter colectivo.

Estos resultados revelan las creencias implícitas sobre los modelos de práctica deportiva propios de varones o de mujeres, así como de gente joven o mayor. Estos modelos han marcado durante décadas la orientación deportiva de los varones y jóvenes frente a las mujeres y mayores, prevaleciendo el modelo basado en el rendimiento y en las excelencias de las cualidades físicas. Este contexto deportivo excluía tanto a la mujer como a la gente mayor, al considerar que no reunían las cualidades idóneas para la práctica deportiva que se les ofrecía.

Afortunadamente, el giro hacia un tipo de práctica deportiva de carácter recreativo (Deporte para todos), ha supuesto una nueva alternativa al tradicional deporte federativo, dando cabida a numerosos grupos de población con nuevos intereses y motivaciones, al tiempo que brinda la oportunidad de experimentar la sensación de competencia.

Para finalizar, dado el auge que el deporte de carácter recreativo ha adquirido en los últimos años, así como la consolidación de la competición entre determinados sectores de la población, se sugiere a profesores y entrenadores que conjuguen ambas facetas en sus programas de actividad física, permitiendo de esta manera satisfacer los intereses de los sujetos y contribuir a incrementar la competencia percibida.