POR UN ENFOQUE INTEGRAL DE LA VIOLENCIA FAMILIAR

28 May 2007

José Manuel Alonso Varea (1) y José Luís Castellanos Delgado (2)

 (1) Universidad de Barcelona y  (2) Área de Programas Sociales de Infancia del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales

 

El fenómeno de la violencia ha sido declarado como uno de los principales problemas de salud pública en todo el mundo (OMS, 1996) y su notoriedad queda de manifiesto en la vida diaria y en los medios de comunicación, tanto con la pervivencia de antiguas formas de dominación y violencia, como con la aparición de nuevos fenómenos.

Se trata de un problema complejo, relacionado con cuestiones de índole moral, ideológico y cultural, así como con esquemas de pensamiento y comportamiento conformados por multitud de fuerzas en el seno de nuestras familias y comunidades.

Si bien sus manifestaciones son múltiples y se dan en todos los escenarios sociales, en ocasiones ocurre tras las puertas del hogar, oculta a los ojos de los demás. En estos casos, el hogar familiar, fuente indispensable de protección y apoyo mutuo, de amor y solidaridad, puede convertirse también en lugar de sufrimiento y opresión.

La tarea de contrarrestar la violencia se ha fragmentado en áreas especializadas de investigación y actuación. Los enfoques tradicionales basados en la atención de la victima y el agresor, además de parciales y a posteriori, olvidan los numerosos puntos en común que tienen estos fenómenos.

El Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud (OMS, Ginebra, 2002), propone prestar más atención a los rasgos comunes y a las relaciones entre los distintos tipos de violencia, dando paso a una perspectiva holística de la prevención. Muchos de los factores que elevan el riesgo de violencia son comunes a los distintos tipos de ésta, y es posible modificarlos.

En este articulo, los autores exponen los puntos en común y las diferencias más significativas entre las distintas manifestaciones de la violencia familiar, concluyendo con las ventajas, sobre todo a nivel preventivo, de un enfoque integral. Se apuesta por un marco de análisis común para las conductas violentas que se manifiestan en el ámbito familiar, proponiendo, por lo tanto, la necesidad de intervenciones de prevención primaria destinadas al enriquecimiento preescolar, al desarrollo social de niños y adolescentes; campañas de sensibilización para modificar actitudes y comportamientos sociales; a la mejora de las competencias parentales y a sistemas de apoyo familiar próximos y adecuados a las distintas situaciones familiares.

Autores como K. Browne y R.J. Gelles sugieren un enfoque global sobre el origen y el mantenimiento de la violencia familiar que supera la visión reducida de cada grupo de profesionales que atiende a cada tipo de víctima y de agresor. Estos profesionales, con demasiada frecuencia, tienen una visión excesivamente centrada sólo en la mujer, en los niños o en los agresores, lo cual impide dar una respuesta de ayuda y de límites adecuados a todos los miembros del núcleo familiar.

Gelles (1980) identificó la aparición de un «ciclo de la violencia» como uno de los principales factores relacionados con la ocurrencia del maltrato infantil y de la violencia conyugal. Se sabe que presenciar situaciones de violencia familiar es uno de los más potentes factores de riesgo, en el caso de los niños, para repetir esta pauta de conducta en pareja cuando crezcan y, en el caso de las niñas, para asumir un papel pasivo de aceptación de dicha violencia. Así pues, crecer en contextos familiares donde existe violencia es un predictor para la aparición de diversos problemas emocionales, cognitivos y de conducta, tanto a corto como a largo plazo (González 2003).

 

Las pautas educativas que transmiten los padres son fundamentales en la modulación de los conflictos internos de los hijos. También hay evidencia que avala la importancia de lecturas o interpretaciones «positivas» de conductas violentas familiares para impedir la repetición de estas conductas en la próxima generación.

En el articulo que da pie a este resumen se tratan las principales manifestaciones de violencia familiar (violencia contra niños y adolescentes, en la pareja, y contra personas mayores) junto con las que hemos llamado «otras» formas de violencia familiar (la violencia de hijos contra padres y madres, la violencia entre parejas en periodo de formación y la violencia entre hermanos), haciendo énfasis principalmente en los aspectos comunes a la intervención en los diferentes tipos de malos tratos (detección, evaluación, prevención, etc.) que habitualmente se tienen poco en cuenta. Ello no implica desconsiderar aspectos específicos de la intervención en cada tipo de maltrato.

En resumen, la violencia constituye en la actualidad un problema social de primer orden. Frente a las formas más graves y/o asentadas como fenómenos a combatir, están apareciendo «nuevas» manifestaciones; episodios de violencia graves a edades cada vez más tempranas, acoso escolar, violencia de hijos a padres, etc. Esta situación está motivando planes y estrategias de sensibilización, prevención e intervención por parte de las administraciones públicas, organizaciones sociales y colectivos profesionales.

Muchos de estos fenómenos se producen en el entorno familiar o es factible que su factor precipitador se encuentre en este ámbito. Frente a la dinámica de intervención y explicación victima- agresor, este artículo se suma a la corriente que aboga por la necesidad de un enfoque global sobre el origen y el mantenimiento de la violencia que se produce en el seno de las familias (Giddens, 2000; Trujano et al, 2006).

 

Se trataría de fortalecer las capacidades, las relaciones afectivas y el equilibrio intrafamiliar (coherencia, educación para la empatía y el afecto, educación para la responsabilidad y el ejercicio de derechos y deberes, compartir tiempo de ocio y de comunicación, una escuela inclusiva, etc), como vía para prevenir las conductas violentas en el futuro, en cualquiera de sus expresiones. Sin duda, esta perspectiva puede ser especialmente útil a la hora de diseñar orientaciones preventivas generales contra la violencia.

El artículo original en el que se basa este trabajo puede encontrarse en la revista Intervención Psicosocial: Alonso Varea, J. M. y Castellanos Delgado, J. L. (2006). Por un enfoque integral de la violencia familiar. Intervención Psicosocial, Vol. 15 (3), 293-306.

Sobre los autores:

Jose Luis Castellanos Delgado es Psicólogo y Máster en Servicios Sociales, Jefe del Área de Programas Sociales de Infancia del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Es asímismo, miembro del Consejo de Redacción de la revista Intervención Psicosocial y de la Junta Directiva de la Sección de Psicologia Juridica del COP de Madrid. Ha impartido numerosos cursos sobre intervención psicosocial en infancia y Servicios Sociales.

jlcaste@correo.cop.es   

 

 

José Manuel Alonso Varea es Psicólogo por la Universidad de Barcelona y Máster en Dirección Pública por el ESADE. Premio de Salud Comunitaria de Catalunya (2000), Alonso Varea es Director del Postgrado Online en Violencia Familiar y co-fundador del Observatorio para la Investigación en Salud y Bienestar.

 josem@alonsovarea.com

 

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