EL CARNÉ DE CONDUCIR POR PUNTOS, A UN AÑO DE SU ENTRADA EN VIGOR – ENTREVISTA CON EL VOCAL RESPONSABLE DEL ÁREA DE TRÁFICO Y SEGURIDAD VIAL DEL COP-M

12 Jul 2007

La introducción del carné por puntos, destinada a reducir la cifra de 5.400 muertos anuales en las carreteras españolas, fue una de las principales apuestas del Ministerio del Interior para el año 2007. En este sentido la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, destacaba hace ahora un año, en un conocido medio de comunicación, que el objetivo del Ejecutivo era reducir en un 40% la siniestralidad en las carreteras en cinco años y hacer frente a las «decenas de familias rotas cada fin de semana».

Ahora que se ha celebrado el primer aniversario de la entrada en vigor del «permiso de conducir por puntos», nos encontramos en un momento excelente para hacer un balance de la puesta en marcha de esta medida, así como de las repercusiones que su entrada en vigor está teniendo en el papel de la Psicología en materia de Seguridad Vial.

Con estas cuestiones en mente, Infocop Online ha querido entrevistar a Roberto Durán, Vocal Responsable del Área de Tráfico y Seguridad Vial del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP-M).

 

Roberto Durán

ENTREVISTA

El denominado permiso de conducir por puntos acaba de estrenar su primera año de vida. ¿Qué valoración hace de su entrada en vigor?

Como ciudadano sensibilizado por la problemática de los accidentes de tráfico, hago una valoración positiva. Sin lugar a dudas, la medida ha tenido un efecto inmediato en la reducción de accidentes.

 

Ahora bien, por parte de la Administración se está haciendo excesivo hincapié en el indicador «muertos por accidentes» y eso puede tener lecturas engañosas. El que no se produzca una muerte en un accidente de tráfico puede deberse a varias causas: condiciones psicofísicas del accidentado, mejora de la seguridad pasiva, mejora de la atención in situ, mejora en el traslado, etc. Si efectivamente la medida esta siendo eficaz, hay que observar otros indicadores como, por ejemplo, la tasa de accidentes en función de la población y el número de kilómetros recorridos. Al sistema de permiso de conducir por puntos le falta vigilancia, rapidez en los procedimientos administrativos de sanción y mejoras en los cursos destinado a la recuperación de puntos.

¿Cuáles han sido las razones que han llevado a querer incorporar el modelo de carné por puntos en España?

Sin duda, a la hora de analizar el proceso de incorporación de nuestro país al permiso de conducir por puntos, debemos señalar como momento clave el objetivo marcado por la «Comisión Europea» de reducir en un 50% el número de víctimas por accidentes de Tráfico en el 2010.

Por otra parte, considero interesante añadir que en los planes nacionales se establece una prioridad en la atención psicológica a las victimas de los accidentes de tráfico. Es una novedad muy interesante y una expectativa para los psicólogos, pero también un reto profesional que no debemos dejar escapar.

¿Los resultados de su entrada en vigor se están ajustando a las expectativas que se tenían, por ejemplo, en cuanto a la prevención y reducción de accidentes?

La prevención de los accidentes de tráfico sigue siendo una asignatura pendiente de nuestros políticos. Prevención significa resultados a largo plazo y eso políticamente no es muy interesante. Está más que demostrado que el factor humano es la causa de los accidentes de tráfico entre un 80% y 90% de los casos. Es paradójico comprobar cómo las inversiones económicas no se corresponden con la realidad. En lo que menos se invierte, precisamente, es en el factor humano.

El impacto que ha producido en la opinión publica y en los ciudadanos es tal, que ya sus efectos se empezaron a notar incluso con anterioridad a la entrada en vigor el uno de julio del año pasado. Si bien es cierto que apoyados por una campaña publicitaria muy fuerte y sin precedentes en este ámbito.

Siempre me he mantenido en la opinión de que, cualquier medida que se introduzca en el sistema, tiene un efecto coincidente con lo esperado, durante aproximadamente dos años. Habría que empezar a contar a partir de esa fecha, si hemos conseguido instaurar hábitos seguros en el comportamiento de los conductores o por el contrario, después de ese tiempo, observamos la vuelta de conductas inseguras.

Desde su punto de vista, y ahora que la ley lleva un tiempo en vigor, ¿cuál es el papel que están ocupando los psicólogos dentro de la misma?

La Psicología ha sido utilizada para dar validez y credibilidad al sistema, pero los psicólogos no estamos presentes en él. No hay más que ver el tiempo de intervención que han asignado a los psicólogos en los cursos de recuperación total de puntos, el cual es, simplemente, ridículo. Cosa que no podemos decir de los cursos de recuperación parcial porque, sencillamente, no existe intervención de los psicólogos. Nos han asignado un papel testimonial.

De manera más general, ¿qué elementos centrales debería contemplar una buena intervención psicológica en materia de seguridad vial desde un punto de vista preventivo y rehabilitador?

En años previos a la publicación de la Ley, la Coordinadora Estatal de Psicología del Tráfico y de la Seguridad del COP estuvo trabajando en un documento (el cual se hizo llegar a la Administración) en el que se plasmaba la postura de los psicólogos del Tráfico.

Este texto venia a decir lo siguiente: «Cuando se plantea la actuación reeducadora para reintegrarse en el conjunto de los principios de convivencia que una sociedad democrática se da a sí misma, se plantea la habilitación del ciudadano para ejercer un comportamiento adecuado a las normas. A tal fin, en el caso que nos ocupa, cada persona que obtiene un permiso o licencia de conducción, acredita tal habilitación mediante las pruebas previas que reglamentariamente están establecidas.

 

Obtener nuevamente ese crédito social implica, pues, una nueva habilitación, una «rehabilitación» conforme a actitudes que el sujeto perdió, que ha quedado demostrado por las sanciones que ha recibido y que deberá nuevamente adquirir. El cambio de actitudes deviene así en una intervención no formativa, sino modificadora de la estructura cognitiva de la persona, en el caso que nos ocupa, de adhesión a la Seguridad Vial.»

Usted ha manifestado su inconformidad y preocupación por el peso que se les están otorgando a los psicólogos y psicólogas por parte de las instancias competentes. Siguiendo en esta línea, ¿qué aspectos considera que deberían tenerse en cuenta para paliar esta situación de cara al futuro?

En primer lugar, el Consejo Superior de Trafico y Seguridad Vial debería incorporar a nuestra institución de manera real. Volvemos a las paradojas, una institución con cerca de 45.000 colegiados, como es el caso del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (CGCOP) no cuenta con representante, mientras que asociaciones con menos de 1.000 afiliados, sí lo tiene.

En segundo lugar, como crítica interna, debemos mejorar la capacidad de reacción y dar repuestas contundentes ante situaciones que se están dando en el permiso por puntos y que seguros se van a dar en breve.

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