PILAR ARRANZ RECIBE LA MENCIÓN HONORÍFICA DEL COLEGIO DE PSICÓLOGOS DE MADRID – ENTREVISTA

20 Jul 2007

Cada año, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP-M) concede las Menciones Honoríficas del Colegio a aquellos/as profesionales que han desarrollado una destacada labor profesional y/o académica en la defensa y desarrollo de la Psicología.

En esta edición, uno de los galardones ha recaído en Pilar Arranz Carrillo de Albornoz, destacada figura de la Psicología de la Salud en nuestro país. De su dilatada experiencia en el ámbito de la Psicología, podríamos destacar su actividad como Psicóloga Adjunta del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario La Paz (1974-2005) y su experiencia como docente y formadora en diferentes centros e instituciones de postgrado como la Escuela Nacional de Sanidad, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Valencia, etc. Referencia indiscutible en la implantación y consolidación del counselling en nuestro país, en la actualidad Pilar Arranz es Directora del Instituto de Psicología Aplicada y Counselling antäe.

 

ENTREVISTA

Lo primero que nos gustaría es felicitarte por este galardón, reconocimiento de tu dilatada experiencia en defensa de la Psicología en nuestro país. Lo segundo, nos gustaría que nos comentaras qué ha supuesto este premio para ti.

Un regalo muy generoso, una inmensa alegría y un profundo agradecimiento. Los regalos, viniendo de amigos y compañeros, tienen una importante significación, que quedará en mi vida como un bonito sueño para recordar.

Desde que comenzara a trabajar como Psicóloga Adjunta en el Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario La Paz en 1974 y hasta la actualidad, como Directora Técnica de antäe, son muchos los acontecimientos acaecidos. ¿Qué destacaría de su trayectoria como psicóloga? ¿Qué cosas han cambiado desde que empezaras a ejercer la Psicología?

La pregunta es muy amplia y me gustaría circunscribirme a mi pequeña experiencia, por si pudiera ser útil; desde la realidad, no desde la teoría. Los comienzos fueron, francamente, difíciles. A veces deseaba ser celadora, porque tenían su sitio en el hospital y podían contactar con los pacientes y sus familias desde la humildad y el afecto. Me cansaba de escuchar, una y otra vez, «¿qué pinta un/a psicólogo/a en Hematología?»… cuando veía tanto sufrimiento a mi alrededor que se podía prevenir, y frente al que se podía realizar intervenciones efectivas… Y esto no sólo ocurría en Hematología, con las personas afectadas de hemofilia, VIH/SIDA, virus de la hepatitis C, de leucemias, linfomas o mielomas – en todo el proceso de la enfermedad crónica y aguda, desde el diagnóstico hasta el momento final de la vida-, sino que se daba en prácticamente todos los Servicios del Hospital.

Busqué respuestas en el Servicio de Psiquiatría y pronto me di cuenta que había trabajo para todos y que nuestras funciones eran complementarias… faltaba que ellos percibieran lo mismo y dejaran de rivalizar para comenzar a cooperar, desde la simetría moral y técnica.

El profesor Ramón Bayés, con su lucidez y generosidad -no tenía el placer de conocerle personalmente todavía- ya publicaba, en aquel entonces, artículos que me ayudaron a tener la fuerza de confrontar con empatía las dificultades y poder sobrevivir en un entorno donde generaba reactividad, probablemente, por el desconocimiento de lo que un/a psicólogo/a podía aportar, y del cómo lo podía hacer.

Si me lo permites, me gustaría transmitir un primer mensaje: es nuestra responsabilidad, como psicólogos/as, transmitir qué hacemos y cómo lo hacemos. Con frecuencia, lo damos por supuesto y no suele ser así.

Posteriormente, fue la época de crecimiento y desarrollo de un equipo. En primer lugar, el de la Sección de Psicología: organizar y mantener motivado a un equipo de 12-14 psicólogos/as, fue una tarea gratificante, aunque compleja. Fue un objetivo prioritario para mí, vincular la universidad – la teoría científica – con la clínica – la práctica clínica diaria-.

En segundo lugar, el del equipo interdisciplinar, puesto que nuestro objetivo común era el bienestar del paciente y para ello había que buscar lugares de encuentro para comunicarse con el resto de los profesionales del Servicio. Lo primero era convencer al jefe de Servicio. Con Fernando Hernández Navarro fue sencillo. Él también consideraba negligente no trabajar en equipo en una organización sanitaria.

 

Es como tomar sopa con un tenedor. Pierde toda su eficiencia y las personas, especialmente en trabajos que tocan tan de cerca el sufrimiento, necesitamos apoyarnos mutuamente y ser reconocidas profesionalmente. Lo conseguimos. Y lo conseguimos en diversa áreas: la acogida, como forma interdisciplinar de dar malas noticias; las sesiones clínicas del Servicio, dirigidas por enfermería; la inclusión de un código común de comunicación, el counselling; sesiones hospitalarias de cuidados paliativos; formación en counselling a mas de 1.400 profesionales… el hospital se movía hacia la recuperación de la atención integral.

En este sentido, un segundo mensaje sería: el/la psicólogo/a hospitalario/a puede y debe fomentar la integración del equipo interdisciplinar.

Actualmente, la Sección de Psicología del Servicio de Hematología del Hospital Universitario La Paz, está en muy buenas manos, lideradas por Javier Barbero.

De manera general, ¿qué cosas crees que quedan por hacer? ¿Cuáles son las expectativas que tienes con respecto al desarrollo de la Psicología en los próximos años?

Queda mucho por hacer, aunque la población va entendiendo, cada vez más, la importancia del cuidado de sus emociones y que una calidad humana por excelencia, fruto de ser conscientes y observadores de nuestro propio funcionamiento psicológico, es la capacidad ejecutiva de regular nuestros pensamientos, emociones y conductas. Ello forma parte de nuestra libertad y se puede aprender gracias, entre otras razones, a los avances de la Psicología.

Entendemos desde antäe que la Psicología en nuestro país seguirá avanzando en una buena dirección, en función de que dejemos de estudiar las deficiencias y nos dediquemos a fortalecer aquellas competencias que favorezcan la búsqueda de la libertad, la dignidad y la felicidad de las personas. Más específicamente, conscientes del cambio de paradigma en sanidad hacia modelos más deliberativos, tratamos de dar respuesta a las necesidades formativas de los profesionales, dirigidas hacia la humanización de la medicina.

Las expectativas forman parte del mundo de los deseos y, en este sentido, me gustaría transmitir tres deseos:

1. Que los psicólogos tengan mayor presencia en atención primaria y especializada, a través de Servicios de Psicología.

2. Que nos alcemos en una sola voz, aunque con perspectivas distintas, flexibilizando la visión mecanicista psicologicista.

3. Que amplifiquemos nuestras capacidades profesionales en la dignificación de la vida y disminución del sufrimiento. Y esto es tarea de todos y todas.

Muchas gracias por preguntarme y escucharme.

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