EL SILENCIO NO ES ETERNO

7 Sep 2007

Alicia Domínguez, Susana Navarro, Guillermo Fouce, Carmelo Vázquez, Raúl de la Fuente y Rubén García

Grupo Psicología y Memoria

Son muchas las resistencias, adversidades, dificultades que encuentran los familiares de desaparecidos a la hora de poder llevar a cabo un «sueño» que durante tiempo han tenido en su pensamiento diario, que no es otro que el de recuperar parte de la verdad (su verdad), que les fue robada por la historia: saber qué pasó y saber dónde están. En muchos lugares del mundo (Argentina, Chile, Colombia, Guatemala…) ese derecho se está llevando a cabo, se está logrando saber y se está reconstruyendo la verdad para todas esas familias. ¿Y en España?

En España hay muchas personas que están impulsando y buscando la verdad de lo que ocurrió en el alzamiento militar que se produjo en 1936 por el general Franco. Durante el periodo comprendido entre 1936 y 1945, y también posteriormente, cuando no llegó la paz sino la represión, desaparecieron millares de personas que fueron asesinadas y enterradas en fosas comunes por todo el mapa de la geografía española. Son estos familiares los que hoy intentan encontrar a esos millares de personas desaparecidas después de un intervalo de setenta años y mucho silencio.

Y la pregunta que nos hacemos los que no somos parte afectada «directamente» es: ¿Por qué ahora?, ¿Y para que?; después de un tiempo trabajando y acompañando a estos familiares hemos encontrado la respuesta que ellos, sencilla y honestamente, nos han dado: «…porque queremos recuperar a nuestros seres queridos y devolverles la dignidad que la guerra les arrebató. Tenemos la necesidad y el derecho de enterrarlos en un lugar donde podamos ir y que no estén tirados por cualquier sitio».

Respecto al «¿Por qué ahora?», no hay otro camino: es cuando se ha podido. Ya en 1978 se inició este movimiento de búsqueda de los familiares y en muchos pueblos de España se llevó a cabo la recuperación de muchas personas; pero ese movimiento incipiente, y probablemente poco sistemático en sus inicios, se vio de nuevo maniatado con el fallido golpe de estado de 1981. Hasta aquí se pudo llegar, de nuevo nació el silencio.

En el verano del 2006 un equipo de psicólogos, organizados en torno a Psicólogos sin Fronteras (PSFMadrid) y coordinados con el equipo de antropólogos (Fundación Aranzadi) y la asociación de familiares de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), participamos en los procesos de excavación en As Pontes (A Coruña), Parrillas y Navalcán (Toledo) y La Andaya (Burgos). Este verano hemos continuado el trabajo, participando en A Fonsagrada (Lugo), La Andaya (Burgos), Roturas de Cabañas (Cáceres), esta última en coordinación con la Federación Estatal de Foros por la Memoria.

Para nosotros se abrió un escenario donde no fue fácil explicar ni ubicar cuál es el papel que teníamos que jugar. Teníamos claro que la función principal a la que teníamos que dar alas era la de acompañar a los familiares. Ubicarnos junto a ellos y crear un espacio que facilite el encuentro de la palabra; ser el espejo donde el silencio toma silueta de voz, y es en ese espacio donde los familiares narran ese conjunto de emociones y sentimientos vividos (solidaridad, esperanza, comprensión, orgullo, alegría, tristeza…) que hacen posible que los procesos se lleven a cabo y lleguen a buen puerto.

Nuestro papel principal es acompañar; acompañar para explicar todas las dudas que surjan; acompañar para evaluar las expectativas que tengan acerca de la excavación; acompañar y mediar ante las situaciones conflictivas que se estén produciendo; acompañar la necesidad de decir y la necesidad de ser escuchados; acompañar y dejar que el silencio se vaya sólo; porque el silencio nunca acompaña.

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