LA OMS PREMIA EL PROGRAMA DE DESHABITUACIÓN TABÁQUICA DE LA PRISIÓN DE ALCALÁ DE GUADAÍRA

15 Ene 2008

El pasado 12 de diciembre el Programa de Deshabituación Tabáquica que se desarrolla en la prisión de mujeres de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), mediante la colaboración conjunta entre personal de la Consejería de Salud y del propio centro penitenciario, ha recibido el galardón de la Organización Mundial de la Salud, que premia los mejores programas y políticas de promoción de la salud y prevención de enfermedades en instituciones penitenciarias.

 

Esta iniciativa surge dentro del programa de prevención de salud de este centro, y como una intervención pionera dentro de los establecimientos penitenciarios, para lo que se solicitó la colaboración del Servicio Andaluz de Salud. En un primer momento, se obtuvo la participación del personal del Servicio de Deshabituación Tabáquica del Hospital de Valme y en su segunda edición se contó con la colaboración del Distrito Sanitario Sur de Alcalá de Guadaíra. Todo ello enmarcado dentro del Plan Integral de Atención al Tabaquismo (2005-2010), que nació con el objetivo de reducir el consumo de tabaco entre la población interna.

La tasa de prevalencia del tabaquismo encuentra sus cotas más altas en la población penitenciaria. Según la Encuesta Estatal sobre Salud y Drogas entre los Internados en Prisión (ESDIP, 2006), el 74% de los reclusos fuma cigarrillos a diario, más del doble que entre la población general (31% en 2003, según recoge la Encuesta Nacional de Salud).

Partiendo de esta situación se diseñó la estrategia de intervención específica que se desarrolla desde 2005 en este centro penitenciario, y que ha permitido reducir de manera significativa el consumo de tabaco tanto entre las reclusas como entre los trabajadores de la prisión.

Infocop Online se ha interesado por esta iniciativa y, con el objetivo de conocerla más de cerca, ha querido entrevistar para sus lectores a la psicóloga Concepción Yagüe y a Maribel Cabello, directora y subdirectora de tratamiento del Centro Penitenciario de Alcalá de Guadaíra en Sevilla, respectivamente.

ENTREVISTA

En primer lugar, desde Infocop Online queremos felicitarles por este galardón. Sabemos que esta iniciativa surge de un estudio previo realizado en la prisión de Alcalá de Guadaíra que tenía como objetivo determinar el consumo y el deseo de abandono del tabaco en la población reclusa. A este respecto les queremos preguntar cuáles han sido las conclusiones más relevantes de este trabajo previo.

Gracias por la felicitación. Como bien dices, se llevó a cabo una encuesta previa al inicio del programa, con el objeto de conocer las características de la población potencial sobre la que se iba a realizar la intervención, y permitir el desarrollo de indicadores para la posterior evaluación del mismo. El estudio se realizó durante el mes de julio de 2005, y en él participaron las 160 internas del centro, contestando a los cuestionarios el 73% de ellas.

Se contó además, como referencia, con otra encuesta realizada en 2004 por el personal de Valme sobre hábitos, actitudes y conocimientos sobre el consumo de tabaco en una muestra extrapenitenciaria de mujeres de entre 15 y 55 años de la provincia de Sevilla.

Los principales resultados (comparando los datos obtenidos en ambas encuestas) son los siguientes:

  • Se declaran fumadoras el 81,5% de las internas encuestadas en este centro penitenciario, frente al 39,4% de las mujeres encuestadas en la provincia de Sevilla. Por lo tanto, el porcentaje de fumadoras en prisión duplica al de fumadoras en el medio libre. El porcentaje de fumadoras en nuestro centro es similar al encontrado en la Encuesta de Salud de Instituciones Penitenciarias que alcanza el 73,1%.

  • El consumo diario de cigarrillos en nuestra prisión es de 20,3, frente al 13,7 observado en el medio extrapenitenciario.

  • El gasto medio estimado en tabaco por interna/día es de 2,38€.

  • Un 44% de las internas declaran que su consumo de cigarrillos en prisión ha aumentado con respecto a su consumo previo a su ingreso en prisión.

Respecto a los 140 trabajadores del centro penitenciario, contamos con los resultados de los reconocimientos médicos de empresa que se realizan con carácter voluntario cada año. En la revisión de octubre de 2005, en la que se sometieron a reconocimiento 60 trabajadores (el 42,8% de los empleados del centro penitenciario), se declara fumador el 23%.

Esta estrategia de intervención lleva un año y medio desarrollándose. ¿Cuál es el porcentaje de reclusas fumadores que han participado en el programa? ¿qué porcentaje de participantes abandona el tratamiento? ¿cuáles han sido principales logros alcanzados?

Hasta la fecha se han llevado a cabo dos ediciones de este programa, la primera iniciada entre finales de 2005 y primer semestre de 2006, y la segunda entre 2006 y 2007, con los siguientes resultados comparativos:

Podemos concluir, por tanto, que el nivel de éxito está muy por encima de las expectativas que nos habíamos planteado en sus inicios y es similar, incluso superior, al encontrado en grupos externos (a pesar de las condiciones de desventaja de las que partimos respecto a la prevalencia de fumadores y al mayor porcentaje de consumo). Por otra parte, aquéllas que recayeron lo hicieron con un nivel muy inferior de consumo, y es frecuente que soliciten su inclusión en ediciones posteriores, lo que apunta a una mejora en su motivación para su abandono definitivo.

Siguiendo con la intervención psicológica, ¿nos podrían detallar las características fundamentales del programa?

Para este trabajo se importó el modelo que venían desarrollando con gran eficacia en la Unidad de Deshabituación Tabáquica de Valme. Dos de sus trabajadores, psicólogo y médico neumólogo fueron los encargados de poner en marcha este programa y de formar a los técnicos de la prisión.

Se trata de una intervención multicomponente, con una duración aproximada de cuatro meses. El programa consta de:

  • Terapia grupal:

– 10 sesiones formales de dos horas de duración, dirigidas por los técnicos externos, cuya frecuencia va espaciándose paulatinamente en el tiempo. Entre ellas se intercalan, a demanda del grupo, sesiones de apoyo con el personal interno de la institución. En las sesiones de grupo se hacen rondas de participación donde cada miembro comenta su evolución y analiza, si los hubiera, los detonantes del consumo, así como qué personas, situaciones o estrategias podrían ayudar a mantener la abstinencia. Las sesiones de apoyo, de similar contenido, tienen un carácter de refuerzo de la abstinencia cuando por razones de calendario no pueden desplazarse los técnicos externos, o cuando existen circunstancias especiales, ya sean acontecimientos generales del centro, o problemas particulares de alguno de los componentes y se detecta la necesidad de un apoyo psicológico y grupal para prevenir recaídas.

– Medición en cada sesión (tanto las que poseen carácter formal como las de apoyo) del CO en aire expirado mediante coximetría.

  • Terapia sustitutiva asociada en forma de parches transdérmicos de nicotina, de, en función del grado de dependencia, 17,5 m/g, 35 m/g o 52,5 m/g, y comprimidos de 2 m/g. Esta terapia es aplicada durante dos meses a todos los participantes que lo precisan. Esta decisión se toma sopesando: el nivel de consumo (puntuación en el test de Fargerstron), la situación médico-sanitaria del sujeto y la propia demanda del usuario (hay que tener en cuenta los casos en que la medicación sustitutiva se encuentra contraindicada por embarazo, padecimiento coronario o de otra índole).

  • Creación de un sistema motivacional de retroalimentación, del modo siguiente:

– Asistencia conjunta de trabajadores e internas a las sesiones de apoyo personal, donde se trabajan los avances (y eventuales recaídas) en un plano de igualdad, lo que favorece el papel terapéutico. La medición pública de los niveles de CO también es un factor muy determinante para el refuerzo de los periodos de abstinencia, sobre todo en los primeros meses, donde la dependencia física es más intensa.  

– Puesta en marcha de una estrategia global de apoyo y refuerzo, donde el resto del personal penitenciario alienta individualmente a cada uno de los componentes del grupo en los lugares donde desempeñan su actividad diaria (reforzando su asistencia a actividades deportivas, formativas y ocupacionales), y con menciones públicas cada vez que lo permite algún acto de relevancia: actuaciones, teatro, etc.

Aquellos interesados en conocer más en profundidad el programa lo pueden hacer pinchando aquí.

¿Qué tipo de seguimiento se lleva a cabo con las participantes? ¿Qué porcentaje de reclusas consigue mantener el abandono del consumo?

A corto y medio plazo se lleva a cabo un seguimiento muy estrecho, teniendo en cuenta que este centro tiene una población reclusa muy reducida y que la relación entre el personal y las internas es muy cercana. Los problemas se nos plantean a largo plazo cuando se produce la excarcelación de la interna, o su traslado a otro establecimiento por circunstancias personales o penitenciarias. Aún en estos casos mantenemos frecuentes contactos telefónicos, pues no es infrecuente que ellas mismas los faciliten en busca de afecto y apoyo personal. Es por ello que los resultados que presentamos se miden a lo largo de un año. Sin embargo, tenemos constancia de la persistencia del abandono del hábito tabáquico de varias internas que abandonaron el centro ya hace tiempo, lo que es un indicador del éxito del programa.

En cuanto al equipo técnico ¿cuántos psicólogos o psicólogas participan en el programa?

El trabajo multidisciplinar tiene un enorme peso en la experiencia de este establecimiento, por lo que cada uno de los programas que implantamos se aborda contando con la experiencia y el conocimiento de todos aquellos profesionales a los que podamos implicar, ya sean el propio equipo de tratamiento, el servicio sanitario y de vigilancia o cualquier otra colaboración de organizaciones externas.

En este programa de Deshabituación Tabáquica el trabajo de coordinación, seguimiento, preparación de sesiones y sistema motivacional interno correspondió a la subdirectora de tratamiento, pedagoga de formación (e inicial usuaria del programa), asistida por el monitor deportivo (quien junto con una Ats fueron los primeros impulsores del mismo), psicóloga, educadores y el personal sanitario encargado de la dispensación de medicamentos.

El peso de las sesiones formales de la primera y segunda edición recayeron en ambos psicólogos, el de Valme y el del Distrito Sanitario Sur de Alcalá de Guadaíra, coordinados con su propio personal médico.

Dada la relevancia de esta iniciativa y los buenos resultados alcanzados ¿Está previsto que se aplique este programa en otros instituciones penitenciarias?

Se han tenido ya contactos con los responsables de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias para que se estudie la viabilidad de implementarlo en los demás centros penitenciarios.

Para finalizar ¿le gustaría comentar alguna otra cuestión?

Esta experiencia demuestra que es posible promover un cambio de cultura en torno al binomio cárcel y tabaco, y que la colaboración intersectorial en el abordaje de los problemas de salud en las poblaciones desfavorecidas es viable y eficaz.

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