LAS VÍCTIMAS DEL 11-M TRAS EL JUICIO- ENTREVISTA A LA PSICÓLOGA DE LA ASOCIACIÓN DE AYUDA A LAS VÍCTIMAS

11 Mar 2008

Han pasado cuatro años desde que Madrid fuera sacudida por una de las mayores tragedias acaecidas en nuestro país, que se cobró la vida de 192 personas y dejó más de 1800 heridos. Inevitablemente, a partir de ese momento el 11 de marzo ha pasado a ser recordado como una de las fechas más dramáticas de nuestra historia, marcada por el dolor, la conmoción y la indignación.

El 15 de febrero de 2007 comenzaba el juicio por los atentados. Han sido cuatro meses de proceso y casi ocho de espera hasta que las víctimas y el conjunto de la sociedad hemos podido conocer la sentencia final.

Han sido muchos días de calvario, en los que las víctimas han sido las grandes protagonistas. Tal y como señala Syra Balanzat, psicóloga de la Asociación de Ayuda a Víctimas del 11-M, los afectados han revivido durante meses imágenes y recuerdos de la masacre y han tenido que escuchar nuevamente cada uno de los datos, informes, estudios y análisis en relación a la matanza, por lo que la preparación psicológica de las víctimas antes, durante y después del proceso judiciales ha sido fundamental.

Infocop Online ha querido conocer la labor que desde la Asociación de Ayuda a Víctimas del 11-M, se ha llevado a cabo para ayudar a los afectados durante los meses de juicio y ha entrevistado para sus lectores, de la misma manera que en años anteriores, a Syra Balanzat.

ENTREVISTA

La celebración del juicio del 11-M supone, en cierta medida, para las víctimas el cierre de un proceso que comenzó hace cuatro años.  Pero también días de sufrimiento y de reexperimentación de lo acontecido aquel fatídico día. En este sentido le queremos preguntar ¿qué tipo de tratamiento psicológico se ha facilitado a las víctimas antes, durante y después del juicio?

Con la celebración del juicio en el mes de febrero de 2007, desde la Asociación de Ayuda a Víctimas del 11-M se detectó la necesidad de recibir información y asesoramiento con respecto a lo que iba a acontecer durante todo el proceso. Así apareció reflejado en el estudio «36 meses después de los atentados», en el que el 29,2% de las víctimas y familiares manifestaban inquietud e incertidumbre ante la llegada del juicio. Por esta razón, se realizaron intervenciones psicológicas que pudieran aportar a las víctimas el apoyo y las herramientas necesarias para minimizar el impacto del proceso judicial, celebrado casi tres años después de producirse los atentados.

Meses antes del inicio del proceso, se llevó a cabo una preparación psicológica a todos aquellos afectados que quisieran asistir al juicio, siendo una medida preventiva para evitar las consecuencias de la segunda victimización a lo largo del mismo. Se realizaron exploraciones de las principales expectativas que presentaban con respecto al desarrollo del proceso y de su participación en él, y se evaluó de forma individual su estado psicopatológico.

Es importante considerar que la celebración del juicio puede estar asociada a la conclusión de una etapa, pero también a la aparición de sentimientos de indefensión y desamparo. Por este motivo, se consideró crucial llevar a cabo una exploración previa que permitiera tomar las recomendaciones e intervenciones psicológicas oportunas.

 

Las intervenciones realizadas en la preparación psicológica consistían en talleres grupales en los que se ajustaban las expectativas que presentaban en relación a lo que podía acontecer durante el proceso y adecuarlas a la realidad. Para ello, se facilitó información, lo más detallada posible, sobre la distribución de la sala, la colocación de los imputados y de los asistentes, las fases del proceso, la duración del mismo y los posibles contenidos a tratar. También se favoreció la expresión de emociones ante la llegada del juicio, normalizando la presencia de las emociones negativas y aportando estrategias para mejorar el control de la ansiedad y la rabia cuando la situación así lo requiriese. Por último, se valoró y reforzó la capacidad de las víctimas para afrontar la situación.

Se pudo comprobar que el establecer un contacto agradable y tranquilizador que aumentara la percepción de apoyo a través del asesoramiento psíquico y judicial, disminuía la sensación de indefensión e incertidumbre.

Durante la celebración del juicio, la intervención psicológica se centró en acompañar a los afectados y sus familias a la Audiencia Nacional, procurando mantener una interacción continua con ellos, mediante la proximidad física y la comunicación verbal. Se realizaron ejercicios continuos de empatía y escucha activa, resolviendo dudas y aportando información sobre lo que iba aconteciendo, así como reforzando las estrategias aprendidas en la preparación psicológica. Durante el juicio además del acompañamiento a la víctima y familiares, se realizaron talleres grupales mensuales, para la expresión y manejo de emociones positivas y negativas que pudieran surgir a lo largo del proceso judicial

La intervención psicológica realizada después del juicio se puso en marcha un mes antes de la sentencia. En ella se recogieron las preocupaciones y expectativas que presentaban con respecto a la resolución del proceso, ajustando a la realidad las que pudieran estar distorsionadas. Se consideró relevante aportar estrategias para mejorar las diferentes áreas de la vida de las víctimas, que pudieran haberse visto alteradas durante el juicio como consecuencia de la sobre-exposición al mismo, en concreto, la familia, el trabajo, las relaciones sociales, el cuidado de uno mismo y la mejora de hábitos de vida saludables. El objetivo era conseguir por un lado, la readaptación a la vida diaria después de la sentencia y por otro, obtener el apoyo necesario de su red social y familiar más cercana.

A nivel psicológico, ¿de qué manera ha afectado la celebración del juicio a las víctimas? ¿Y a aquéllas que han asistido al juicio?

La celebración del juicio años después de producirse la situación traumática produce que los afectados revivan el suceso, y en consecuencia, las emociones se intensifiquen, ocasionando el posible agravamiento y cronificación de la sintomatología inicial. En este tipo de procesos suele aparecer la denominada victimización secundaria, que consiste en la doble victimización como consecuencia de la percepción de la falta de apoyo social e institucional.

Una de las necesidades encontradas en las víctimas durante el proceso judicial, ha sido la intervención individual, tanto para pacientes que ya estaban en tratamiento psicológico debido al incremento de síntomas de ansiedad, como para aquellos que no habían recibido una atención especializada previamente.

Los afectados de la asociación que han asistido al juicio de forma regular y han estado en contacto continuo con las informaciones en los medios de comunicación, han reducido su sensación de incertidumbre. Por el contrario, la sensación de indefensión, sobretodo después de la sentencia, se ha mantenido. De la misma manera, el nivel de adaptación a las diferentes áreas de sus vidas, en especial, la familia, las relaciones sociales y el cuidado de uno mismo, se ha visto alterado.

Por último señalar que se ha comprobado que las víctimas que han reducido el tiempo de exposición a los medios de comunicación y al proceso judicial, han dedicado más tiempo a realizar actividades placenteras, lo que ha favorecido una mayor estabilidad emocional.

Día tras días los medios de comunicación se han hecho eco de todo lo que sucedía en las instalaciones de la Casa de Campo. Desde su punto de vita, ¿de qué manera ha influido a nivel psicológico en las víctimas el tratamiento que desde los medios de comunicación se ha dado al proceso judicial?

Otra de las variables que han influido en el desarrollo de la segunda victimización es la repercusión mediática que se ha producido en torno al proceso judicial. Ésta se produce por la emisión de imágenes y tratamientos informativos que se han mantenido durante cinco meses en los medios de comunicación.

Era previsible que a raíz del juicio se reactivara un despliegue de medios, donde fueran emitidos reportajes especiales e imágenes sobre el atentado. Por ello, durante la preparación psicológica se tomaron en cuenta las principales preocupaciones y expectativas del grupo en relación a estas situaciones que se iban a producir de forma diaria. Con el propósito de evitar la intensificación de los síntomas y una segunda victimización, se les recomendó que obtuvieran la información necesaria para reducir la incertidumbre sobre el desarrollo del proceso, evitando una sobre-exposición a imágenes e información.

Una vez finalizado el juicio y a la hora de encarar la sentencia ¿cuáles han sido las reacciones psicológicas más frecuentes en las víctimas? ¿Qué factores estarían determinando que una persona reaccione de una manera y otras de otra?

Para las víctimas de atentados terroristas, la condena de los imputados y de los supuestos culpables, les hace volver a recuperar la confianza en la justicia.

Después de haber vivido un evento traumático se producen cambios en los pensamientos y las creencias, en concreto, creencias de que el mundo es maligno, que no tiene sentido y que la gente no es honrada. El día de la sentencia, conocer la absolución y la reducción de las penas en algunos de los imputados, ha ocasionado, en muchos de ellos, volver a experimentar la pérdida de esa confianza. Las principales reacciones que se han podido observar, han sido reacciones de rabia, impotencia e indefensión.

Los factores que pueden haber determinado estas reacciones tras la sentencia, son: las expectativas de obtener respuestas a determinadas preguntas, la presencia de sentimientos de culpa por no haber hecho lo suficiente, el grado de implicación en el proceso judicial y la percepción de falta de apoyo social e institucional. Además la cotidianidad de sus vidas se ha visto alterada, por lo que la readaptación a la vida diaria resulta más difícil.

Se ha podido observar que un exceso de implicación en el proceso judicial y de atención a los distintos medios de comunicación, podía deteriorar la calidad global de vida y, por ende, de la red familiar más cercana a la víctima.

Por último, ¿hasta qué punto es importante la intervención psicológica en los procesos judiciales?

La realización de talleres de preparación psicológica previa al juicio, durante el juicio, y a la hora de la sentencia, han tenido, según nuestra experiencia, unos resultados satisfactorios, no sólo ya a modo de intervención, sino también de exploración de las necesidades y de prevención de sintomatología negativa, y en consecuencia de la victimización secundaria.

La formación de profesionales dedicados a la atención e intervención en víctimas de terrorismo, en especial cuando se encuentran ante procesos judiciales, y la realización de estudios de campo a largo plazo, sobre el impacto de dichos procesos en los afectados, sería una nueva vía de trabajo a tener en cuenta.

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