DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL – HACIENDO DE LA SALUD MENTAL UNA PRIORIDAD GLOBAL

10 Oct 2008

Con el lema «Haciendo de la Salud Mental una prioridad global: mejorando los servicios a través de la reivindicación y la acción ciudadana», hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Mental 2008. En esta nueva convocatoria, uno de los aspectos que más se quiere resaltar es, precisamente, el de la escasez de recursos destinados en los sistemas sanitarios para cubrir las necesidades de un sector de la población nada desdeñable. Si ofrecemos algunos datos, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los desórdenes mentales afectan a casi el 12% de la población mundial, aproximadamente unos 450 millones de personas y en todo el mundo, tan sólo una de cada cuatro personas que sufrirá una enfermedad mental, se beneficiará de un adecuado diagnóstico y tratamiento.

Con este panorama en mente, los organizadores del Día Mundial de la Salud Mental 2008 quieren denunciar, una vez más, la poca atención que la enfermedad mental, los servicios de salud mental y la promoción del bienestar mental han recibido por parte de los gobiernos, en comparación con otras patologías.

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental 2008, Infocop Online ha querido abordar el tema de la distribución diferencial de los recursos de los sistemas de salud en lo que a enfermedades mentales se refiere y profundizar en el lugar que, hoy por hoy, ocupa España en el contexto europeo.

RADIOGRAFÍA DE LA SALUD MENTAL EN ESPAÑA: ¿QUÉ POSICIÓN OCUPAMOS EN EUROPA?

En comparación con el resto de países de Europa, y de acuerdo con los datos de la OMS (Proyecto Atlas-2005), España se encuentra muy retrasada en términos de recursos destinados a la atención de las personas con enfermedad mental, situándose incluso por debajo de países como Rumania, Ucrania, Grecia, Hungría o Lituania.

La salud mental, hoy en día, constituye uno de los objetivos prioritarios de las políticas europeas e internacionales. Los trastornos mentales son responsables de una parte muy significativa de la carga global de las enfermedades y ocupan un lugar destacado entre las primeras causas de discapacidad. A modo de ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que para el año 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad en el mundo.

Estudios recientes han demostrado, además, que la prevalencia de las enfermedades mentales es particularmente elevada entre los consumidores de los servicios de salud, tanto en Atención Primaria como en los centros hospitalarios especializados, lo que subraya el enorme peso relativo que tiene la enfermedad mental, tanto en el conjunto de los costes totales de enfermedad como en el coste directo para los Sistemas Nacionales de Salud.

Datos como éstos han confirmado la relevancia, la urgencia y la necesidad de impulsar reformas en materia de salud mental, dando prioridad al aumento de recursos destinados a la atención de este colectivo de enfermos, lo que ha dado lugar a importantes avances a nivel mundial. Desafortunadamente, a pesar de las recomendaciones de la OMS y de los logros europeos en materia de salud mental, los indicadores disponibles (tasa de psiquiatras, psicólogos, enfermeros y trabajadores sociales por 100.000 habitantes) muestran que la situación de España dista mucho de cumplir con los objetivos propuestos.

Basándonos en los datos proporcionados por el grupo de trabajo de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN), referentes al año 2003, y a la información registrada en el Proyecto Atlas de la Organización Mundial de la Salud (donde se incluyen datos de la situación de 40 países europeos en el año 2004), los resultados ponen de manifiesto que España se sitúa en los niveles inferiores de las listas en cuanto a número de profesionales destinados a salud mental se refiere.

Dentro del territorio europeo y en lo que respecta al número de psicólogos, Dinamarca es el país que ocupa el primer puesto, con una tasa de 85 psicólogos por 100.000 habitantes. España, por el contrario, se sitúa en el puesto 18 de una lista de 34 países, con una tasa de 4,3 psicólogos (20 veces menor que Dinamarca). Por delante de España, se encuentran países como Rumania, República Checa, Lituana, Irlanda, Grecia o Islandia, entre otros. La posición relativa de España sólo supera a la de países mayoritariamente pobres como Polonia, Eslovaquia, Hungría, Letonia, Portugal, República de Macedonia, Federación Rusa, Eslovenia, Serbia-Montenegro, Bielorrusia, Bulgaria, República de Moldavia, Bosnia-Herzegovina, Armenia, Albania, Azerbaiján y Ucrania (para consultar la Tabla pincha aquí).

La comparación de España con otras regiones de Europa en relación al resto de los grupos de profesionales destinados a salud mental sigue siendo alarmante. España ocupa el trigésimo primer puesto en cuanto a número de psiquiatras y enfermeros especializados en salud mental (cercana a países como Rumania, Eslovenia o Azerbaiján). En relación a la tasa de trabajadores sociales, ocupamos el decimotercer puesto con una tasa de 1,9 (por 100.000 habitantes).

Existe, por lo tanto, una enorme brecha entre España y el resto de los países europeos en el ámbito de la atención en salud mental. El número de profesionales destinados a esta área es extremadamente bajo, situando a España al mismo nivel que otras regiones europeas más pobres como Rumania, Ucrania, Grecia, Hungría o Lituania, lo que pone de manifiesto la infrafinanciación histórica de los servicios de salud mental en nuestro país con respecto a los servicios sanitarios generales.

España no está preparada para responder al aumento de la incidencia de problemas de salud mental en la población. La ausencia de un adecuado número de profesionales especializados en este área impide que se pueda dar cobertura a esta necesidad creciente y tiene una consecuencia directa en el aumento de la atención psicológica en el sector privado (con las dificultades que conlleva el control de la calidad de los tratamientos que se ofrecen a los usuarios), así como en la sobrecarga familiar (ya que la responsabilidad del cuidado del enfermo recae en su entorno cercano).

No deja de ser paradójico que España, que fue clasificada en el año 2000 por la OMS como el séptimo sistema sanitario más eficiente del mundo, se desmarque tanto de las políticas de salud mental europeas en tal sólo unos años.

Los psicólogos son una pieza clave en el tratamiento y en el cuidado de los enfermos mentales y sus cuidadores, tal y como señala la OMS. A pesar de esto, para que se produzca una mejora real en el sistema de salud es necesario un compromiso político que se traduzca en términos de una asignación de recursos acorde a la importancia relativa de la salud mental.

Fuentes:

Salvador Sánchez, I. (coord.) (2005). El observatorio de Salud Mental: Análisis de los recursos de Salud Mental en España. Asociación Española de Neuropsiquiatría, nº 93. Madrid: AEN.

World Health Organization (2005). Atlas: country profiles on mental health resources 2005. Geneva: WHO.

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