EL MALTRATO A PERSONAS MAYORES EN EL ÁMBITO FAMILIAR – ENTREVISTA A ISABEL IBORRA MARMOLEJO

11 Nov 2008

En los últimos 5 años el maltrato a ancianos y ancianas ha aumentado en un 47% en nuestro país, según los datos manejados hace unos días en las V Jornadas Malos Tratos a Mayores: Observa y Actúa. Además, el 80% de las víctimas son mujeres; 2 de cada 3 tienen más de 65 años; el 72% de las víctimas viven con su agresor/a; y en el 30% de los casos, se trata de su propia pareja. Esto refleja que, en un alto porcentaje de los casos, la violencia se realiza en el ámbito doméstico y familiar.

Algunas de estas cifras han sido tomadas de un estudio publicado el pasado mes de junio por el Centro Reina Sofía. En este trabajo, titulado Maltrato de personas mayores en la familia en España, Isabel Iborra Marmolejo aborda una problemática social que, al menos para el caso de España, sigue siendo poco conocida tanto por parte de los profesionales de lo social y lo sanitario, como por la sociedad en su conjunto.

 

             Isabel Iborra

Infocop Online ha querido profundizar en esta cuestión, sin duda de gran relevancia para el colectivo de profesionales de la Psicología y, por tal motivo, entrevista para sus lectores y lectoras a Isabel Iborra Marmolejo, autora de Maltrato de personas mayores en la familia en España. En esta entrevista, Iborra profundiza en los resultados de esta investigación y nos ofrece su visión acerca de cuestiones tan importantes como la manera de valorar e intervenir en el ámbito de la violencia hacia las personas mayores, dentro del marco de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia.

Isabel Iborra Marmolejo es psicóloga forense, coordinadora científica y responsable del área de violencia contra personas mayores del Centro Reina Sofía. Es la representante española del Pan-European Elder Abuse Study y miembro del grupo de expertos del Programa Desatar al anciano y al enfermo de Alzheimer. Es autora de varias publicaciones, entre las que destaca el libro Violencia contra personas mayores (2005) y el informe Maltrato de personas mayores en la familia en España (2008).

ENTREVISTA 

Si bien ya es posible encontrar algunos trabajos de investigación en los que se aborda esta temática, el maltrato y la violencia a personas mayores o de avanzada edad sigue siendo una realidad oculta y muy poco conocida, al menos para el contexto español. ¿Qué le llevó a elaborar un trabajo de esta naturaleza? ¿Qué pretendía con esta investigación?

Precisamente, lo que llevó al Centro Reina Sofía a realizar esta investigación sobre maltrato de personas mayores en la familia fue la ausencia de estudios sobre este tema a escala nacional en España. El principal objetivo fue acercarnos al alcance real de este problema en nuestro país, no sólo en cuanto a prevalencia sino también en cuanto a los factores de riesgo que están poniendo a nuestros ancianos en una situación de especial vulnerabilidad de sufrir maltrato.

Entre otras cuestiones, los valores sociales y prejuicios en torno a la vejez o las distintas maneras de conceptualizar el maltrato en este colectivo pueden estar detrás de la falta de visibilidad de esta problemática. Precisamente, el informe presentado comienza definiendo qué se entiende por violencia y delimitando las diferentes formas de maltrato. ¿Cómo definen violencia hacia los y las ancianas? ¿Qué tipos de maltrato nos podemos encontrar?

El Centro Reina Sofía define el maltrato de personas mayores como cualquier acción voluntariamente realizada, es decir, no accidental, que pueda causar o cause un daño a una persona mayor; o cualquier omisión que prive a un anciano de la atención necesaria para su bienestar, así como cualquier violación de sus derechos.

Para que estos hechos se tipifiquen como maltrato deben ocurrir en el marco de una relación interpersonal donde exista una expectativa de confianza, cuidado, convivencia o dependencia, pudiendo ser el agresor un familiar, personal institucional (ámbito sanitario o de servicios sociales), un cuidador contratado, un vecino o un amigo. En este estudio nos hemos centrado en aquellas situaciones de maltrato en las que el agresor es un familiar de la víctima. La edad de corte a partir de la cual consideramos a una persona «mayor» o «anciana» es la de 65 años.

Los tipos de maltrato investigados han sido los siguientes:

Maltrato físico: acciones que, voluntariamente realizadas, provocan o pueden provocar daño o lesiones físicas.

Maltrato psicológico: acciones (normalmente de carácter verbal) o actitudes que provocan o pueden provocar daños psicológicos.

Negligencia: abandono o dejación de las obligaciones en los cuidados de una persona.

Abuso económico: utilización ilegal o no autorizada de los recursos económicos o de las propiedades de una persona.

Abuso sexual: cualquier contacto físico no deseado en el que una persona es utilizada como medio para obtener estimulación o gratificación sexual.

¿Cómo se llevó a cabo la investigación? ¿Cuáles son las características más relevantes con respecto a su diseño?

Con objeto de conocer la percepción de los dos protagonistas de este problema, se investigaron dos colectivos a escala nacional: personas mayores de 64 años (las potenciales víctimas) y familiares que se encargan del cuidado de ancianos (los potenciales agresores).

La muestra fue de 2.401 personas mayores y 789 cuidadores. En ambos casos, la encuesta se administró personalmente en los domicilios de los entrevistados. La selección de la muestra fue aleatoria.

Como usted está indicando, la investigación se ha realizado a partir de dos cuestionarios aplicados tanto a personas mayores como a cuidadores, aportando una rica información cruzada sobre la realidad social. Centrándonos ya propiamente en los resultados del estudio, ¿qué datos destacaría? ¿Cuáles son las conclusiones más significativas? ¿Nos encontramos con grandes disparidades entre la percepción de ancianos/as y cuidadores/as?

El principal resultado es que aproximadamente 1 de cada 100 ancianos reconoce haber sido víctima de maltrato intrafamiliar en España en 2005. Esto supone que a escala nacional, cerca de 60.000 ancianos sufren maltrato cada año. Lo primero que sorprende es que los cuidadores reconocen más abiertamente el maltrato que las propias personas mayores. Así, cerca de 5 de cada 100 cuidadores reconoce haber maltratado al anciano a su cargo en alguna ocasión a lo largo del año 2005.

En cuanto a los tipos de maltrato, víctimas y cuidadores coinciden en que el maltrato psicológico es uno de los que presenta mayor prevalencia. Los tipos de maltrato en los que se detecta mayor diferencia entre la información de las propias víctimas y de sus cuidadores son el maltrato físico y el abuso económico. En ambos casos, la tasa informada por los cuidadores es nueve veces mayor que la que aportan las víctimas.

Con toda la información obtenida en el estudio, se han elaborado los perfiles típicos de víctima y de agresor. Por supuesto, como en cualquier perfil, siempre hay casos que quedan fuera, no obstante el contar con esta información puede resultar útil a la hora de enfrentarnos a un caso de maltrato de mayores. Así, encontramos que:

De cada 10 víctimas: 6 son mujeres, 6 tienen más de 74 años, 7 tienen algún problema físico o enfermedad crónica, 2 tienen alguna discapacidad y 3 necesitan ayuda para realizar sus actividades diarias.

Por otro lado, de cada 10 cuidadores que incurren en maltrato: 8 son mujeres (aunque la prevalencia de hombres agresores es mayor), 4 tienen más de 60 años, 6 son los hijos/as de la víctima, 4 tienen algún trastorno psicológico (concretamente, depresión o ansiedad) y 7 se sienten sobrepasados por la situación de cuidado.

Estos datos aportan una información valiosa tanto para profesionales que trabajen en este ámbito como para gestores y políticos que se encarguen de diseñar políticas públicas a este respecto. Sin lugar a dudas, la denominada Ley de Dependencia podría ser una ocasión idónea para poner en marcha acciones e intervenciones concretas destinadas a paliar esta situación. Desde su punto de vista, ¿qué recomendaciones se podrían extraer de Maltrato de personas mayores en la familia en España en este sentido? ¿Qué importancia tiene, en este contexto, la Ley de Dependencia?

Dos de los factores de riesgo que ha mostrado tener mayor peso en la aparición del maltrato de personas mayores son la dependencia, en la víctima, y el llamado síndrome de burnout, en el cuidador. Hay un importante porcentaje de cuidadores que se sienten sobrepasados por la situación, que consideran insuficiente su tiempo libre, que han visto afectadas sus relaciones familiares y su situación laboral, etc.

A pesar de todo ello, sólo en el 7,7% de los casos el cuidador recibe ayuda de los Servicios Sociales. Es obvio que la Ley de Dependencia puede hacer mucho por mejorar la situación de estos cuidadores, por darles un «respiro» y, con ello, actuar sobre uno de los principales factores de riesgo del maltrato de personas mayores en la familia.

En su trabajo usted habla de distintos tipos de maltrato (físico, psicológico, etc.), siendo una dificultad la valoración de los mismos y, por tanto, la intervención en el campo de la violencia a personas ancianas. En este sentido, ¿qué pueden aportar los profesionales de la Psicología en la evaluación y abordaje del maltrato a las personas mayores? ¿De qué manera esta disciplina puede contribuir a la lucha contra esta problemática?

El problema del maltrato de mayores en la familia, como otras manifestaciones de violencia doméstica, es muy complejo. La amplitud de campos de acción de la Psicología nos ofrece un marco inigualable en distintos ámbitos (prevención, detección e intervención).

En cuanto a prevención, por ejemplo, los psicólogos escolares pueden hacer mucho en la lucha contra ciertos estereotipos (como el edadismo o discriminación por edad) y creencias culturales (como la normalización/aceptación de la violencia para la consecución de los fines) que sientan la base para el cultivo de este problema.

En cuanto a detección, los psicólogos forenses, legales o clínicos pueden arrojar mucha luz (colaborando principalmente con jueces y magistrados) en la identificación de diversos tipos de maltrato (abuso sexual y maltrato emocional, por ejemplo) que, al no tener unos indicadores físicos claros (como los puede tener el maltrato físico o la negligencia), quedan más ocultos y son más difíciles de contrastar.

Por último, en cuanto a intervención, es indudable la necesidad de un importante porcentaje de víctimas de violencia de recibir terapia para superar las consecuencias psicológicas del maltrato sufrido; es ahí donde entran en acción los psicólogos clínicos.

Éstos son sólo algunos ejemplos, pero tengamos en cuenta que las posibilidades de contribución de la Psicología a este campo son tan amplias que puede ayudarnos, incluso, a intentar comprender los procesos básicos que están actuando en estos casos, a través de la Psicología general.

Para finalizar, ¿le gustaría comentar alguna otra cuestión con respecto al tema que nos ocupa y que no haya sido tratada en esta entrevista?

Para terminar, me gustaría decir que el maltrato de ancianos es un fenómeno invisible en nuestros días. Por eso es tan importante tratar de visibilizarlo, investigar sobre él, hacer difusión de los resultados de los estudios, etc. para que los profesionales que están en contacto con las personas mayores tomen conciencia de este problema y se empiecen a tomar las medidas oportunas para su prevención y abordaje.

El informe puede descargarse gratuitamente de el siguiente vínculo.

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