La hora de la evaluación ambulatoria
18 Abr 2022
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¿Se imagina intentar comprender la Sinfonía Eroica de Ludwig Van Beethoven únicamente escuchando sus primeros acordes? Entendemos que no. ¿Se podría concluir algo sensato o incluso tomar decisiones sobre la magnitud de esta sinfonía, considerada una de las mejores de la historia, a partir de esa muestra de la partitura de escasos segundos? Estamos completamente seguros de que su respuesta es también no. Pues bien, algo similar ocurre en Psicología cuando intentamos comprender el comportamiento humano evaluando a las personas en un punto temporal o, a lo sumo, en varios momentos temporales, con un intervalo entre ellos de meses o años. Al igual que ocurre con la sinfonía, carece de sentido intentar analizar, evaluar, diagnosticar, intervenir o comprender la complejidad de la conducta humana únicamente evaluando a la persona en un momento puntual y en contextos artificiales.
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El comportamiento humano viene condicionado por la biografía particular de la persona, que es dinámica (cambia de momento a momento), contextual, multicausal y multidimensional. Por tanto, la ciencia psicológica tendrá que desarrollar o tener a su disposición herramientas que permitan captar esta realidad de la forma más fiel y rigurosa posible. Dado que la conducta humana se ajusta mal a lo unidimensional, a lo lineal y a lo estático, se trata de buscar nuevas estrategias (o rescatar algunas olvidadas) que nos permitan un entendimiento más cabal de ella. La evaluación ambulatoria viene a dar respuesta a este tipo planteamientos. En esencia, la evaluación ambulatoria aglutina un conjunto de métodos, por ejemplo, muestreo de experiencias o evaluación ecológica momentánea, que permiten evaluar mediante dispositivos móviles, y en múltiples momentos temporales, el comportamiento de las personas en su entorno natural y contexto diario. De forma sintética, puede decirse que la evaluación ambulatoria se caracteriza básicamente por: a) constituir un enfoque ideográfico que permite el examen de múltiples procesos individuales (p. ej., emocionales, conductuales, psicofisiológicos, estados mentales); b) recoger información de la persona en entornos del mundo real, en la vida cotidiana de las personas, en su hábitat natural; c) evaluar los comportamientos (estados, experiencias, procesos psicológicos, etc.) actuales (o muy recientes) o en el tiempo real (en el momento en el que ocurren, de momento a momento) de las personas; y d) recoger información mediante evaluaciones múltiples (de forma intensiva) de cada individuo en el tiempo (típicamente varias veces al día, varias veces a la semana). Este tipo de evaluación aporta grandes ventajas, tales como: a) minimizar el sesgo asociado a la evaluación retrospectiva clásica (p.ej. test de lápiz y papel); b) analizar los patrones personales de variación (intra, inter, y contextuales) y comprender cómo se desarrollan y despliegan (o no) en el transcurso del tiempo; c) mejorar aspectos relacionados con la precisión (fiabilidad) y validez de las puntuaciones (validez ecológica); y d) analizar los posibles mecanismos de tipo conductual, aspecto que contribuye a una comprensión más profunda y rigurosa del comportamiento humano. Dentro del marco de la ciencia abierta y con la finalidad de hacer accesible esta metodología a todos los profesionales de la Psicología y a la sociedad es su conjunto, nuestro grupo de trabajo ha desarrollado una nueva plataforma (www.evalucionambulatoria.com) y una aplicación móvil (app) asociada, denominada EVAMBU, que esperamos esté operativa en las próximas semanas. La evaluación ambulatoria supone un cambio radical en la forma de comprender, analizar, evaluar e intervenir la conducta humana. Está en consonancia con la necesidad de que la Psicología vaya evolucionando hacia un modelo personalizado, dinámico, intensivo, ecológico, contextual y colaborativo. La evaluación ambulatoria trata de capturar de forma más precisa y rigurosa la compleja naturaleza del comportamiento humano. No aspira a ser el Gold Standard, ni a sustituir o desterrar otros acercamientos, más bien se suma complementariamente a los procedimientos ya clásicos como los test de lápiz y papel o las insustituibles entrevistas cara a cara, por citar algunos. Hay que apostar por la simbiosis de los distintos enfoques de evaluación. La evaluación ambulatoria tampoco es la panacea, como no puede ser de otro modo, está sujeta a limitaciones (p.ej., confidencialidad), si bien es cierto que tiene enormes potencialidades. Como ocurre en todas las ciencias y profesiones, hay numerosas cuestiones que aún continúan sin una respuesta definitiva, y que suponen un desafío para el progreso de la Psicología. En este artículo se ha presentado la evaluación ambulatoria como una forma de responder a algunos de estos desafíos. Yendo más allá de la mera crítica, se proponen algunas soluciones novedosas, la evaluación ambulatoria constituye un soplo de aire fresco o una brisa de primavera en Psicología, abriendo nuevas perspectivas, y con claras implicaciones para el diagnóstico y la intervención psicológica, y cómo no, a nivel epistemológico. Naturalmente, queda mucho por hacer, pero todas las grandes caminatas empiezan por un pequeño paso. El artículo completo puede encontrarse en: Fonseca-Pedrero, E., Ródenas, G., Pérez-Albéniz, A., Al-Halabí, S., Pérez, M., & Muñiz, J. (2022). La hora de la evaluación ambulatoria. Papeles del Psicólogo, 43(1), 21-28. | ||||
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