Nota de rectificación a la carta de la Dirección de Infocop

6 May 2022

José Ramón Fernández Hermida

Director de Publicaciones del Consejo General de la Psicología

He detectado un error en el texto del comunicado que remití a los firmantes de la “Carta abierta al Consejo General de la Psicología y a Infocop” y que se publicó en Infocop el pasado día 4, bajo el título de “Respuesta a la carta abierta enviada al COP e Infocop”, que quiero corregir cuanto antes, para que no se produzca una interpretación no pretendida del sentido de la expresión utilizada.

En dicha carta de respuesta indicaba lo siguiente “Por último, y en tercer lugar, los autores parecen poner en duda el compromiso de la organización colegial de apoyo y consideración a las personas que presentan un trastorno de identidad de género”, cuando en realidad debería decir “Por último, y en tercer lugar, los autores parecen poner en duda el compromiso de la organización colegial de apoyo y consideración a las personas que presentan problemas de identidad de género”.

La expresión trastorno tenía aquí el significado vulgar de problema y no el de un síndrome psicopatológico, como se puede deducir rápidamente, ya que no existe ninguna categoría con tal denominación en el DSM-5 ni en la CIE-11.  Sin embargo, en ese contexto, puede inducir a pensar que el autor tiene el propósito de patologizar las variaciones existentes ligadas a la identidad y la orientación sexual, y no es, ni era ése mi propósito. Trastorno aquí fue escrito sin connotación psicopatológica, aunque el error es no haber tenido en cuenta las implicaciones de su uso en ese ámbito. Conviene aclararlo, a pesar de que el hilo argumental de mi respuesta nada tenía que ver con el debate doctrinal en discusión, sino que versaba sobre la libertad de expresión y sus límites.

Lamento si se hubiera dado pie al malentendido.

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La carta rectificada se publica a continuación:

El pasado 28 de febrero, Infocop publicó la presentación del libro titulado “Nadie nace en un cuerpo equivocado”, cuyos autores son dos profesores de Psicología de la Universidad de Oviedo, José Manuel Errasti y Marino Pérez. El 11 de marzo se les hace una entrevista en donde puedan exponer con algún detalle algunas de las ideas que sostienen en el libro, y las circunstancias en las que se desenvuelve su publicación y difusión. En fechas posteriores, 8, 12 y 13 de abril, se publicaron en Infocop los comunicados del Consejo General de la Psicología, la Conferencia de Decanos de Psicología y la Academia Española de Psicología defendiendo el derecho a la libertad de pensamiento y expresión de los dos autores frente a la censura sufrida en un acto que se iba a celebrar en la Universidad de las Islas Baleares. Como reacción a lo publicado, el Consejo General de la Psicología e Infocop han recibido una carta, que se publica junto con esta respuesta, en la que se hacen una serie de apreciaciones que conviene puntualizar.

La carta tiene una primera parte que es abiertamente crítica con algunos postulados defendidos en el libro. No tenemos nada que objetar. Infocop, como medio de comunicación del Consejo, no es una parte del debate. Nuestra misión consiste en dar noticia de la discusión científica y profesional. Hemos dado voz a los autores para que den la réplica a estos comentarios, si así lo estiman oportuno.  Dicha réplica se publica también hoy.

La segunda parte de la carta está dirigida a mostrar la preocupación de los firmantes por una supuesta deriva editorial de Infocop. No se indica claramente a qué tipo de deriva se refieren, pero, por los hechos que señalan, entiendo que su preocupación se fundamenta en una interpretación errónea del papel de Infocop, que no es otro que facilitar un debate libre sobre importantes cuestiones que afectan de manera directa a la Psicología como ciencia y profesión. Las consideraciones que hacen para fundamentar su malestar son tres.

La primera es que la mera presentación de un libro es una toma de postura por parte de Infocop. Todos los lectores de Infocop saben que es muy común que presentemos libros, que puedan tener interés para los profesionales de la Psicología. En este sentido resulta sorprendente que se crea que la mera exposición de lo que figura en la solapa del libro indica una posición de Infocop en el debate. Lo que se entrecomilla en la carta no son palabras de Infocop, sino que forma parte de la ficha o presentación que hacen los autores del asunto que abordan en el libro. Como ya se ha dicho más arriba, se presenta un libro, no se hace una valoración crítica del mismo. No lo hemos hecho en este caso, ni en ninguno. La entrevista que se les hace tampoco puede interpretarse como una toma de posición de Infocop o del Consejo. Simplemente, el entrevistador selecciona los tópicos más sobresalientes que se abordan en el libro, y se pide a los autores que amplíen o justifiquen sus puntos de vista. Me llama la atención que haya que señalar asuntos tan evidentes, a poco que se haya leído el libro.

La segunda consideración es más difícil de interpretar. Los autores se alinean con las organizaciones de la Psicología en la defensa de la libertad de expresión y académica, pero manifiestan que hay límites que los psicólogos deben respetar. Efectivamente, la libertad de expresión en el ámbito profesional, científico o académico no puede amparar los exabruptos, los insultos, el menosprecio a la dignidad de las personas, o la violación de la ley. Resulta evidente para mí que éste no es el caso. Otros límites, que señalan los autores, están más desdibujados, ya que puede resultar difícil ponerse de acuerdo sobre lo que es un debate cuidadoso y riguroso en cualquier área, tenga o no repercusión social. En todo caso, los autores de la carta parecen confundir dos planos, el de la relación con las personas, y el de debate de las ideas. La discusión académica de las ideas debe ser libre, rigurosa y honesta. En la relación con las personas la Psicología debe hacer prevalecer los valores de la ayuda (acogida, refugio, empatía), que proteja su dignidad y seguridad, a los de la búsqueda de la verdad. La confusión de ambos planos puede esterilizar el debate de las ideas, ya que basta con sentirse ofendido para que el debate filosófico, científico o profesional se detenga. Seguir esa deriva sería mortal para cualquier ciencia o profesión.

Por último, y en tercer lugar, los autores parecen poner en duda el compromiso de la organización colegial de apoyo y consideración a las personas que presentan problemas de identidad de género. En este sentido, aprovechan la ocasión para que el Consejo manifieste su posicionamiento en favor de las directrices de IPsyNet y hacen otras apreciaciones sobre lo que debe o no hacer la organización colegial. En lo que respecta a IPsyNet, el COP no ha variado su adhesión a las ideas que allí se señalan, nada ha cambiado. En este sentido, no alcanzo a entender qué tiene que ver la discusión que hacen de algunos postulados de un libro con este documento, salvo que se entienda que adherirse a IPsyNet supondría la censura de las opiniones de los autores del libro en cuestión. Por último, resulta evidente e innecesario decir que los colegiados que firman la carta están en su derecho a solicitar a la organización lo que crean mejor para la Psicología. No tenemos nada que decir sobre ese particular.

En resumen, tengo la esperanza de que las explicaciones proporcionadas reduzcan las preocupaciones que manifiestan los autores de la carta, y que de esta manera aprecien, que más que una deriva, Infocop mantiene un curso firme en defensa de la Psicología y de los valores de la libertad de pensamiento y expresión.

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