EMOCIONES NEGATIVAS Y EFICACIA DE UN PROGRAMA DE TRATAMIENTO COGNITIVO CONDUCTUAL DE DESHABITUACIÓN AL TABACO

31 May 2010

Bajo el lema, Género y Tabaco, hoy, 31 de mayo de 2010, se celebra el Día Mundial Sin Tabaco. La psicología dispone tanto de tratamientos para el abandono del consumo de tabaco como de programas de prevención del tabaquismo que han demostrado empíricamente su eficacia. Por todo ello, Infocop Online ha decidido publicar este artículo para contribuir a la celebración de este día mundial.

F. Javier Pérez-Pareja(1), Albert Sesé(1), Ana Filomena Romo(2), Alfonso Palmer(1) y Manuel Tomás(2)
(1)
Universitat de les Illes Balears y (2) Unidad Antitabaco del Hospital de Son Dureta

La deshabituación al tabaco resulta un proceso difícil que puede llegar a precisar de varios intentos antes de llegar a la abstinencia continuada, pasando por fases de avance y de retroceso. Entre las variables consideradas, las investigaciones señalan que los estados afectivos negativos están relacionados con altas tasas de recaída durante un intento de dejar de fumar.

Los estudios confirman que las personas con depresión encuentran más dificultades para dejar de fumar, sin embargo los resultados no permiten establecer de forma clara en qué momento del proceso de abstinencia resulta más influyente el estado de ánimo depresivo.

Por otra parte y a pesar de que existe un importante cuerpo de la literatura que ha mostrado la relación entre desórdenes de ansiedad y consumo de cigarrillos, existe mucha menos investigación desarrollada sobre el impacto de la ansiedad en el fracaso terapéutico de los programas para dejar de fumar. Esta carencia en nuestro conocimiento sobre la relación entre los estados ansiosos y el consumo de tabaco se mantiene a pesar de que una gran mayoría de personas fumadoras refieren que fuman para disminuir el impacto de su ansiedad.  

Por último, con relación a la ira, algunos estudios relacionan este estado de afecto negativo con la dificultad para dejar de fumar y para mantenerse abstinente una vez conseguida la cesación. Sin embargo, otros trabajos defienden que no existen diferencias en cuanto a la ira entre personas fumadoras y no fumadoras.

En general y con la excepción del estudio de la variable depresión, los estudios realizados de forma prospectiva sobre el efecto de las emociones negativas son dispersos y en pocas ocasiones consideran la influencia de más de una variable emocional de manera simultánea.

En este sentido, el propósito de este trabajo se centró en estimar el efecto que las emociones negativas -ansiedad, depresión e ira-, consideradas antes de la aplicación de un tratamiento psicológico de naturaleza cognitivo conductual, ejercen sobre la eficacia del mismo; entendiendo por eficacia la cesación del hábito tras el periodo de tratamiento. A pesar de que la literatura no es concluyente en torno al efecto de las emociones negativas sobre la cesación del consumo de tabaco, se espera que las tres variables ejerzan un efecto negativo sobre el éxito del tratamiento, es decir, dificulten la posibilidad de dejar de fumar.

Con este objetivo, a una muestra de 180 personas (61 hombres y 119 mujeres) que habían acudido voluntariamente a consulta en demanda de tratamiento para dejar de fumar, se les evaluó a través de medidas de autoinforme: la ansiedad (Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad – ISRA de Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 1986), la ira (Inventario de la Expresión de la Ira Estado-Rasgo – STAXI de Spielberger, 1988) y la depresión (Inventario de Depresión de Beck – BDI de Beck, Emery, Rush y Shaw, 1979, en la adaptación a población española realizada por Vázquez y Sanz, 1997).

Realizada la evaluación inicial, se procedió a aplicar un programa estandarizado de tratamiento para dejar de fumar de naturaleza cognitivo-conductual compuesto por un total de 6 sesiones.

Respecto a las conclusiones y partiendo de la hipótesis de que las personas con altas puntuaciones en ansiedad, ira y depresión tendrían menos probabilidades de dejar de fumar, los resultados hallados apoyan parcialmente nuestra hipótesis:

  • Las personas que puntúan alto en depresión antes de iniciar el programa, obtienen menores probabilidades de dejar de fumar con éxito, tal como concluyen numerosos autores.
  • Respecto a la ira, los resultados no fueron los que se esperaban, ya que los pacientes con niveles elevados obtenidos tienen mayores probabilidades de dejar de fumar (al contrario que lo observado en la variable depresión).
  • Respecto a la ansiedad, aunque fumar cigarrillos ha sido frecuentemente ligado a la reducción de la ansiedad, los resultados obtenidos no muestran una contribución significativa.

Antes de concluir es importante señalar que los resultados del presente trabajo, comparados con los obtenidos en la literatura, siguen poniendo de manifiesto la existencia de dificultades para concluir qué tipo de efecto ejercen las emociones negativas en personas fumadoras que intentan dejar de fumar sobre el pronóstico de la eficacia de los programas de intervención. Los resultados justifican el desarrollo de estudios posteriores con un mayor control sobre el proceso dinámico que persigue la deshabituación a la nicotina, de modo que se pueda caracterizar el patrón de cambios emocionales que van aconteciendo, tanto durante la aplicación de programas como tras la finalización de los mismos en las fases de seguimiento.

Finalmente y siguiendo a Becoña (2000), una de las principales conclusiones que pueden obtenerse respecto al tratamiento del tabaquismo es que dentro de las intervenciones consideradas clínicas, el tratamiento psicológico de tipo conductual sería el de primera elección y en el caso de que no funcionase, se podría combinar con terapia sustitutiva de la nicotina en formato de chicles o parches de nicotina. Aún así, es importante resaltar que probablemente todos los tratamientos disponibles estén siendo parcialmente eficaces de acuerdo con un porcentaje de sujetos cuyas características personales «encajan» con las demandas del programa.

Referencias:

Beck, A. T., Emery, G., Rush, A. J. y Shaw, B. F. (1979). Cognitive therapy of depression. New York: Guilford Press.

Becoña, E. (2000). Tratamiento del tabaquismo: Situación actual y perspectivas futuras. Adicciones, 12, 77-85.

Miguel-Tobal, J. J. y Cano-Vindel, A. (1986). ISRA. Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad. TEA Ediciones.

Spielberger, C. D. (1988). State-Trait Anger Expression Inventory. Odessa, Florida: Psychological Assessment Resources.

Vázquez, C. y Sanz, J. (1997). Fiabilidad y validez de la versión española del Inventario para la Depresión de Beck de 1978. Clínica y Salud, 8, 403-422.

Este trabajo es fruto de la investigación realizada bajo el patrocinio del Ministerio de Educación y Ciencia. Número proyecto: SEJ 2006-13291/ PSIC. 

El artículo original puede encontrarse en la revista Clínica y Salud:

Pérez-Pareja, F. J., Sesé, A., Romo, A. F., Palmer, A. y Tomás, M. (2010). Influencia de las emociones negativas (ansiedad, depresión e ira) sobre la eficacia de un programa de tratamiento cognitivo-conductual de deshabituación de tabaco. Clínica y Salud, 21 (1), 9-19.

Sobre los autores:

Javier Pérez-Pareja es profesor titular del Departamento de Psicología de la Universidad de las Islas Baleares, perteneciente al área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico. Es especialista en Psicología de la Salud y sus principales líneas de investigación están centradas en las relaciones entre emociones y salud, entre las que destaca el estudio de la deshabituación tabáquica. Ha sido codirector del programa de deshabituación tabáquica del Hospital Universitario Son Dureta (Palma de Mallorca), donde se ha llevado a cabo la presente investigación.

Albert Sesé es profesor titular del Departamento de Psicología de la Universidad de las Islas Baleares, perteneciente al área de Metodología de las Ciencias del Comportamiento. Es especialista en Psicometría y sus principales líneas de investigación están centradas en la validación de herramientas psicométricas, y en la aplicación de modelos estadísticos complejos en el campo de las ciencias de la salud y del comportamiento. Es el representante nacional español en el comité de dirección de la Stress and Anxiety Research Society (STAR).

Ana Filomena Romo es doctoranda del Departamento de Psicología de la Universidad de las Islas Baleares y desarrolla su tesis doctoral en el marco de las drogodependencias. Ha desempeñado un importante papel en las actividades de campo relacionadas con la presente investigación en el ámbito hospitalario. En la actualidad es técnica de investigación del Pla d’Acció i Drogodependències de les Illes Balears (PADIB).

Alfonso Palmer es catedrático del Departamento de Psicología de la Universidad de las Islas Baleares, perteneciente al área de Metodología de las Ciencias del Comportamiento. Es especialista en Estadística y Diseños experimentales y sus principales líneas de investigación están centradas en la aplicación de modelos estadísticos complejos en el campo de las ciencias de la salud y del comportamiento. Fue Premio Reina Sofía en el año 1998 por su investigación en drogodependencias y ha desarrollado muchos proyectos de investigación en este campo.

Manuel Tomás es jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Son Dureta (Palma de Mallorca). Es el presidente de la Sociedad Balear de Otorrinolaringología y vocal de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología cérvico-facial. Ha sido el codirector del programa de deshabituación tabáquica del Hospital Son Dureta, y ha desarrollado diversas investigaciones en torno al tabaquismo. 

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