PRIMEROS PASOS DE LA ESTRATEGIA EN SALUD MENTAL DEL SNS

6 Jul 2010

La importancia de establecer políticas de acción en materia de salud mental ha sido el tema central de numerosas reuniones ministeriales y del establecimiento de un considerable volumen de resoluciones, conferencias, recomendaciones y conclusiones en el entorno del Consejo Europeo y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). No en vano, la incidencia de los problemas de salud mental se considera un problema grave en toda Europa y, lejos de controlarse, se prevé que siga en aumento en los próximos años.

El primer intento por impulsar este tipo de actuaciones a nivel político se inició en el año 2000, a través de la Resolución del Consejo de la Unión Europea 2000/C 86/01 sobre La Promoción de la Salud Mental, donde se «invitó» a los estados miembros a poner en marcha acciones específicas, que se deberían incluir en sus políticas sanitarias, para «afrontar los problemas de salud mental, prevenir las enfermedades mentales y promocionar la salud y el bienestar en la población». Sin embargo, no es hasta el año 2005, -a través de la Conferencia Ministerial de la OMS sobre salud mental celebrada en Helsinki-, donde se estableció un compromiso firme y se sentaron las bases para desarrollar políticas de actuación en salud mental en Europa (ver documento Mental Health Promotion and Mental Disorder Prevention, a Policy for Europe).

Fue durante el desarrollo de esta conferencia donde se exigió a los países miembros la necesidad de implementar planes sanitarios a nivel nacional para la atención de la salud mental, dado que este proceso supone la única vía para el desarrollo y priorización de servicios para estos pacientes, garantizando la financiación que se merece este problema dentro de la sanidad pública. Además el desarrollo de planes estratégicos en salud mental permite el avance hacia una atención de calidad, basada en recursos específicos y personal apropiado y debidamente formado en el área, que pueda poner fin a la violación de los derechos humanos y la estigmatización, tan frecuentemente asociadas a este colectivo.

Sin lugar a dudas, desde la aprobación de la Declaración de Helsinki sobre salud mental, -que fue suscrita por 52 países, entre ellos España-, la introducción del tema de la salud mental en las políticas y prácticas sanitarias ha supuesto importantes mejoras para los pacientes y ha ido ganando terreno progresivamente, desde una posición más marginal hasta convertirse en una línea de acción prioritaria en los sistemas sanitarios más avanzados.

Gracias a esta mayor concienciación política se ha facilitado el desarrollo de nuevos modelos de atención sanitaria, que han abandonado la tradicional dicotomía entre salud física y mental, proponiendo un abordaje integral y menos medicalizado. Tal es el caso de los sistemas sanitarios basados en el concepto de «atención integrada», («integrated health care», en su término anglosajón), que en esencia se basan en una coordinación sistemática entre todos los profesionales implicados en el ámbito de la salud. La idea que subyace a este modelo de atención es que los problemas de salud física y mental se presentan de manera co-ocurrente en la mayoría de los pacientes, por lo que integrar servicios capaces de atender conjuntamente ambos aspectos da lugar a una optimización de la intervención y, consiguientemente, a mejores resultados.

Dentro de las distintas modalidades posibles de «atención integrada», el modelo que está recibiendo un mayor apoyo científico es el «modelo de atención de salud conductual» (behavioral health consultant model o collaborative care model), basado en equipos de Atención Primaria compuestos por especialistas en salud mental (psicólogos y psiquiatras), médicos de familia y otros profesionales (enfermeros, trabajadores sociales, fisioterapeutas, etc.), y donde el tratamiento psicológico se ha incorporado de manera rutinaria a la atención que se presta a los pacientes. Actualmente este modelo cuenta con un importante cuerpo de evidencia científica, confirmado a través de numerosos meta-análisis y revisiones sistemáticas, que apoya las ventajas de este modelo en términos de eficacia de la intervención y de disminución y optimización del gasto sanitario, lo que está provocando su implantación en diferentes países a lo largo del mundo; tal es el caso de Reino Unido, -como venimos informando a través de Infocop-, pero también de Australia, Países Bajos, Finlandia, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, India, Irán, Arabia, Sudáfrica, o más recientemente el modelo que va a adoptar EE.UU tras la aprobación de la reforma sanitaria.

Desafortunadamente no es el caso de nuestro país, cuyo recorrido en el desarrollo de planes estratégicos en salud mental, además de ser relativamente reciente, lleva un proceso más lento en lo que respecta a la incorporación de estas evidencias científicas.

En España, la introducción de un plan estratégico en salud mental tuvo lugar hace tres años, con la puesta en marcha de la Estrategia en Salud Mental 2007, elaborada por el Ministerio de Sanidad para el ámbito nacional y aprobada por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud en diciembre de 2006. Dicha Estrategia identifica 6 líneas de acción prioritarias, con sus correspondientes objetivos generales, cada uno de los cuales plantea sus propios objetivos específicos y las actividades para alcanzarlos.

Desde la creación de la Estrategia en Salud Mental 2007, el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos (COP) ha prestado una atención especial a este texto, trabajando en profundidad distintos aspectos del mismo. A tal efecto, el COP organizó en enero de 2008 el V Desayuno de Infocop, donde diferentes personalidades del ámbito político y profesional se dieron cita para exponer sus puntos de vista sobre este documento.

En el momento actual y con los datos obtenidos tras dos años desde que se implantó en todo el territorio español la Estrategia en Salud Mental, el Comité de Seguimiento y Evaluación de la Estrategia ha presentado el Primer Informe de Evaluación, donde se ofrecen los primeros resultados del cumplimiento por parte de las diferentes Comunidades Autonómas de los objetivos planteados.

Los resultados y las conclusiones establecidas en este Primer Informe se basan tanto en indicadores objetivos (porcentaje de ingresos, prevalencia de enfermedades mentales, etc.), como en datos cualitativos ofrecidos a través de una encuesta realizada a cada una de las comunidades autónomas que han participado en el estudio, estableciendo finalmente los niveles de cumplimiento de cada uno de los objetivos específicos que conforman dicha estrategia (desde el nivel de «no iniciado» hasta «conseguido»). De un total de 45 objetivos específicos, derivados de esas 6 líneas estratégicas, tan sólo 5 han recibido la valoración de «conseguidos», -ninguno de ellos vinculado a la atención de los usuarios de los servicios de salud mental-.

La realización de este tipo de evaluaciones continuas de los planes estratégicos es fundamental para reorientar las prioridades en materia de salud mental y reasignar los recursos, ajustar los objetivos en función de las necesidades reales de la población, corregir errores, tomar decisiones informadas sobre la base de resultados objetivos y fiables, poner a prueba el éxito y la pertinencia de las medidas planteadas inicialmente para la consecución de los objetivos finales, etc. Además, si nos atenemos a los elevados costes que suponen las enfermedades mentales en términos económicos, sociales y humanos dentro de la política sanitaria general, este tipo de evaluaciones merecen una consideración especial.

Por todo ello, dada la trascendencia de los resultados aportados en este Primer Informe de Evaluación, los próximos días los dedicaremos a la evaluación de dicho documento por parte de diferentes profesionales de la psicología. En primer lugar, Francisco Javier Labrador Encinas, catedrático en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, realiza una valoración general del documento.

Posteriormente, diferentes expertos nos proporcionan su valoración de la consecución de objetivos vinculados específicamente a cada una de las 6 líneas estratégicas que definen el plan. Para ello, José Pedro Espada, profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad Miguel Hernández, comenta la consecución de objetivos asociados a la prevención de la salud mental (línea estratégica 1) y María Xesús Froján, profesora titular de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, nos ofrece su valoración de los aspectos vinculados a la atención (línea estratégica 2). Finalmente, Fernando Chacón, vicesecretario del COP y decano del COP Madrid, realiza el análisis de resultados de las líneas estratégicas 4, 5 y 6, asociadas a aspectos de coordinación, investigación, formación del personal sanitario y sistemas de información de recursos en salud mental.

Para facilitar la lectura y comprensión de la información aportada por estos expertos, la Tabla 1 muestra las seis líneas que vertebran la Estrategia en Salud Mental, con sus correspondientes objetivos generales, en los que se basa el Primer Informe de Evaluación.

Tabla 1. Líneas estratégias y objetivos generales de la Estrategia en Salud Mental 2007 del Sistema Nacional de Salud

Referencias:

OMS: Organización Mundial de la Salud. (2004). Promoción de la Salud Mental. Informe compendiado. Ginebra.

Comisión de las Comunidades Europeas (2005). Libro Verde. Mejorar la salud mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en materia de salud mental. Bruselas. P.3.

Ministerio de Sanidad y Consumo (2007). Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud. Madrid, Centro de Publicaciones.

OMS (2001). Informe sobre la salud mental en el mundo 2001- salud mental: nuevos conocimientos, nuevas esperanzas. Disponible en: www.who.int/whr/2001/es/index.html

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS