LA UNIÓN ENTRE LOS ÁMBITOS ESTUDIANTIL, ACADÉMICO Y PROFESIONAL HACE AVANZAR LA PSICOLOGÍA – ENTREVISTA A DANIEL MARI RIPA, PRESIDENTE DEL II CONGRESO NACIONAL DE ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA

16 Jun 2010

Recientemente, el Colectivo Estudiantes de Psicología (CEP-PIE) y la Asociación de Estudiantes de Psicología de Oviedo han publicado el Libro de Actas del II Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología, que tuvo lugar en la ciudad de Oviedo el pasado mes de abril del año 2008. Bajo el lema Psicología (s) 2.0. Creciendo como psicólog@s: investigación e intervención, la segunda edición de este evento se organizó con el objetivo de consolidar un lugar de encuentro concebido por y para estudiantes de psicología, propiciar el debate sobre diferentes áreas de la psicología y fomentar lazos de colaboración entre los estudiantes y los profesionales o investigadores de esta disciplina.

Esta publicación es mucho más que un libro de actas. Por todo ello, Infocop Online tiene el placer de entrevistar a Daniel Mari Ripa, becario predoctoral en la Universidad de Oviedo. Daniel Mari Ripa comentará, en representación de todas aquellas personas que participaron en dicho congreso y en la elaboración de esta publicación, las implicaciones de este proyecto, puesto que fue el Presidente del II Congreso estatal de Estudiantes de Psicología CNEP 2008 en Oviedo.  

 
Daniel Mari Ripa

ENTREVISTA

Recientemente, se ha publicado el libro de actas del II Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología, celebrado en Oviedo en el año 2008. Como coordinador del comité de organización de dicho congreso, ¿qué supone una publicación de este tipo?

Para empezar, quería recalcar que esta publicación, bajo el título «Psicología[s] 2.0. Creciendo como Psicólog@s: Investigación e Intervención» es más que un libro de actas, ya que recoge artículos científicos solicitados a posteriori a expertos del más alto nivel sobre temas de actualidad como el acoso escolar o bullying, la postura de la psicología en la recuperación de la memoria histórica, los caminos profesionales que abre la psicología de la salud ocupacional o la viabilidad de la adopción por parte de parejas homosexuales.

En cualquier caso, supone dos cuestiones. Primero, es una publicación desarrollada desde el prisma de lo que les interesa a los estudiantes. Con esto quiero decir que todos hemos asistido a congresos donde los intereses no están ajustados al perfil del público que acude. Así, en muchos congresos científicos tratan sobre otros intereses distintos, aunque complementarios, a los que los estudiantes están demandando. Os pongo varios ejemplos: se recogen investigaciones punteras sobre aspectos muy específicos y parciales, pero no hay oportunidad de conocer el marco global donde éstas se integran; otras veces, no hay suficiente conexión con la realidad aplicada; y, otras, se aprecia una desconexión con los movimientos asociativos que trabajan en nuestro ámbito. La mayoría de las y los estudiantes están a punto de salir al mercado laboral y quieren conocer cómo conjugar adecuadamente teoría y práctica, por lo que necesitamos tanto un punto de vista académico como profesional y asociativo. Por ello, esta obra es un elemento integrador que puede constituir una buena forma de adentrarse en la variedad de enfoques y prácticas que tiene la psicología hoy en día, las terapias más innovadoras, las aplicaciones más recientes de esta ciencia, la utilidad de la psicología en la sociedad… De igual forma, pretendíamos promover activamente espacios de encuentro y debate. La propia configuración del congreso, con multitud de sesiones prácticas, debates o grupos de trabajo, y una decena de actividades sociales, pretendían generar redes de trabajo y complicidad y devolver la palabra a los participantes, multidireccionalmente. Fue un congreso donde se escuchó mucho, pero se habló más. Y mucho de ello se recoge en el libro.

Sin embargo, en segundo lugar, el libro refleja mucho más que una serie de artículos, es un «querer ser». Imagínate, las y los estudiantes y jóvenes licenciados en psicología nacidos entre el 80 y 90 son una generación que han vivido (y siguen viviendo) una triple desesperanza. Por un lado, una creciente dificultad tras la obtención de la Licenciatura en Psicología para acceder al mercado laboral (y a la investigación científica), fruto de la masificación en el número titulados. En segundo lugar, nos encontramos en un Estado que bate récord en tasas de paro juvenil y, especialmente, de paro femenino, dentro de la Unión Europea. Y, finalmente, la situación derivada de la LOPS ha supuesto un conflicto que parece irresoluble, una espada de damocles que lleva pendiendo ya muchos años sobre esta generación, y que poco a poco va minando la ilusión de los jóvenes estudiantes. ¿Qué posibilidades factibles tengo de ser psicólogo hoy en día?, es una pregunta que muchos nos hacemos cuando estamos a punto de finalizar la carrera. Ante esto, con los congresos del Colectivo Estatal de Estudiantes de Psicología (CEP-PIE) queríamos dar un paso adelante, abrir nuevos caminos, expresar nuestros puntos de vista, crear alternativas, decir «aquí estamos y tenemos algo que aportar a la psicología del siglo XXI». Por esto, es importante, porque frente al miedo que inmoviliza, frente a la espera pasiva del porvenir, que diría el poeta Ángel González, hay que responder con fuerza creadora, que ilusione y que cree nuevos espacios para las y los jóvenes psicólogos.

A este respecto, ¿cuáles son las áreas que despiertan un mayor interés en los jóvenes investigadores de psicología?

Pienso que los estudiantes tienen mucha «hambre» de conocimiento, de temas diversos, áreas de conocimiento, y variados enfoques y puntos de vista. Como dice el catedrático de psicometría y director de Psicothema, José Muñiz, en la presentación del libro, parecía que «nada de lo psicológico nos era ajeno». De hecho, la idea del congreso era promover una «Psicología 2.0.», de ahí el título del congreso, más abierta, participativa y conectada con las expectativas sociales. Y como nosotros no queríamos agenciarnos la «voz» de todas los estudiantes, y para ser sinceros, no teníamos muy claro qué iba a interesarles, la metodología de elaboración del programa se convirtió en un aspecto clave. Para recoger propuestas sobre el programa, hicimos una sesión de trabajo con representantes de estudiantes de 15 facultades del Estado, consultamos a profesores de universidad y psicólogos del ámbito profesional y, finalmente, abrimos un proceso participativo en la Facultad de Oviedo por medio de paneles en la entrada del centro y urnas de votación. El resultado fue asombroso. Entre todos, obtuvimos centenares de propuestas que, posteriormente, configuraron la base del programa. Luego, buscamos a algunos de los expertos más destacados en cada ámbito, junto a jóvenes investigadores que estaban comenzando una carrera prometedora. Y, en esto, tuvimos una respuesta muy favorable de todos los potenciales participantes.

Concretamente, sobre las principales áreas de interés, fueron precisamente aquellas donde se aprecian los «gaps» más fuertes en la enseñanza universitaria y también aquellas que incorporan un enfoque aplicado. Por ejemplo, vemos poco en la licenciatura sobre diversas terapias clínicas, como gestalt, humanismo o sistémica, pero tampoco demasiado sobre nuevas terapias de conducta, como la terapia deaceptación y compromiso. También, percibimos una necesidad de aprender sobre áreas con sentido, no sólo aplicado, sino social. De esta forma, cuestiones como la psicología y la cooperación internacional o favorecer el bienestar social y comunitario o la integración de colectivos desfavorecidos son claves. Así el libro recoge más de cien temas. Se debate sobre en qué medida los trastornos mentales son construidos, sobre los efectos del estrés y el trauma sobre la memoria, las nuevas identidades de género, la psicología y la cooperación internacional, las dependencias afectivas y el amor en la psicología, las nuevas metodologías de participación social, la inteligencia artificial, la ley de dependencia y los problemas de hacer accesible la accesibilidad, la mediación social intercultural, la psicología del deporte, la educación de jóvenes adolescentes y la intervención educativa sobre anorexia y bulimia o sobre prevención de drogodependencias, los problemas laborales y la gestión de personas, la credibilidad en los testimonios en los peritajes psicológicos, las altas capacidades o técnicas aplicadas de terapias psicológicas, la intervención psicológica en crisis –como el 11-M-, la inteligencia animal, así como un balance de los problemas actuales de profesión y enseñanza de la psicología…

A su juicio, ¿dónde situaría la investigación realizada por los estudiantes de psicología en cuanto a su calidad?

 

La investigación de los estudiantes tiene, desde mi punto de vista, un excelente nivel. Y es que, al igual que en el entorno pre-profesional, donde un amplio número de estudiantes colaboran en ONG’s, asociaciones o hacen prácticas no obligatorias durante sus estudios, muchos jóvenes investigadores empiezan muy pronto a implicarse en grupos de investigación dentro de las Universidades. Asimismo, tienen una alta conciencia de la importancia de la movilidad internacional y del uso del inglés dentro del entorno académico. Con esos mimbres, el resultado no puede ser negativo. Este libro es también un intento de traer esos primeros pasos de investigación al conjunto del alumnado en psicología, pero también al público general, educando en investigación y ayudando a conocer, de forma clara y concisa, por dónde están yendo las corrientes más innovadoras en nuestra disciplina.

¿Qué caminos y oportunidades tienen los estudiantes que quieren dedicarse a la investigación en Psicología en España? ¿Cuáles son los principales problemas o dificultades a los que se enfrentan?

Para dedicarse a la investigación, primero hace falta un alto convencimiento personal, conocerte, saber tus puntos fuertes, y tener claro a dónde quieres llegar. Creo que es una carrera muy larga y complicada y que requiere tener muy claro todo antes de embarcarse en ella. También, seguir manteniendo cierto contacto con el «mundo ahí fuera», con empresas, con asociaciones, ONG’s. Pienso que esto dará sentido, compromiso y valor a la investigación futura. Si no, se corre el riesgo de vivir «en una pecera» sin saberlo. Finalmente, hay que tener el punto de suerte (o buscarla) de encontrar un grupo de personas que te apoyen y te den la cobertura necesaria. Sin embargo, la Universidad en este Estado no promueve suficientemente la investigación entre sus estudiantes, y, cuando éstos se involucran en ella, las estructuras y medios de apoyo son insuficientes. Existe una gran incertidumbre en la consecución de un contrato de investigación predoctoral, con muchos estudiantes investigando sin apoyo económico, y ésta se mantiene en las primeras fases tras la lectura de la tesis doctoral. Tampoco existe suficiente apoyo a la investigación en el ámbito profesional, que es un espacio fundamental para la inter-relación entre Universidad y profesión, y que debiera derivar en profesores asociados con alta experiencia en ambos campos y no sólo en uno de ellos.

Por último, creemos que existen pocos espacios cohesivos para los jóvenes investigadores en psicología. Por ejemplo, existen asociaciones en otras profesiones que integran a los jóvenes investigadores de su campo. Así, es posible hacer visibles sus trabajos, pero también sus demandas o necesidades. Si no, muchas veces quedan oscurecidos dentro de los grupos de investigación en los que participan (no me malinterpretéis, es bueno que participen en esos grupos, pero malo que no se haga énfasis en lo complicado que es hacerlo en las primeras fases como investigador). Hay que crear espacios que les integren, desde los últimos años de carrera a las primeras fases post-doctorales. En mi opinión, sin cohesión entre los propios jóvenes investigadores se limitan sus posibilidades de influir, reforzar y hacer avanzar la psicología. Y este espacio cohesivo, aunque los Congresos CEP-PIE pretenden avanzar en esta línea, aún está por construir.

Para finalizar, ¿le gustaría añadir alguna cosa más?

Sí, quería apuntar dos cosas. En primer lugar, este libro es la primera publicación que la Universidad de Oviedo publica bajo licencia Creative Commons, que permite la libre distribución y copia con fines educativos y sociales y estamos facilitando el documento por Internet. Creemos que hay que facilitar la difusión del conocimiento y que este libro puede ayudar como herramienta educativa transversal en ese aspecto. En segundo lugar, quería agradecer al Colectivo Estatal de Estudiantes de Psicología CEP-PIE su apuesta por Oviedo para la celebración de su II Congreso Estatal, coincidiendo con el IV Centenario de nuestra Universidad. Asimismo, al voluntarioso y nunca suficientemente reconocido equipo que ha trabajado en la edición del libro, Jennifer Álvarez, Mónica López, Andrés Alfaro, Mónica Alonso, Ángel Cueto, Andrea Llamazares y Rebeca del Pozo. Y finalmente, a los ámbitos académico, la Universidad de Oviedo y la Facultad y el Departamento de Psicología, y profesional, el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos de España y el Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias; y a Cajastur, que colaboraron hasta la extenuación con este proyecto.

En mi opinión, es esa unión entre los ámbitos estudiantil, académico y profesional la que hace avanzar la posición de la psicología dentro del Estado. Creo que llevamos muchos años de trabajo conjunto afrontando retos importantes de una manera consensuada entre los diversos agentes y este libro no es sino otra muestra de esa buena relación.

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS