INFORME ANUAL 2010 DEL OBSERVATORIO EUROPEO DE DROGAS Y TOXICOMANÍAS

14 Ene 2011

España, junto con el Reino Unido, son los dos países de la Unión Europea donde el consumo de cocaína es el más elevado. Esta es una de las conclusiones del informe anual 2010, titulado El problema de la drogodependencia en Europa, del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (OEDT).

El documento incluye un panorama completo del problema del consumo de sustancias adictivas en Europa (cannabis, anfetaminas, cocaína y opiáceos) y de las medidas adoptadas para afrontarlo, así como muestra la evaluación de las enfermedades infecciosas y muertes relacionadas con las drogas o la aparición de nuevas sustancias de consumo y tendencias emergentes.

En relación con el consumo de cocaína, el informe alerta que las técnicas de contrabando de esta sustancia cada vez son más sofisticadas y que se ha producido un importante aumento de su letalidad, debido a su mezcla con nuevos adulterantes más nocivos para el sistema nervioso, el aumento del apetito provocado por su consumo habitual y los hábitos asociados a su consumo, como conducción de vehículos bajo los efectos de la cocaína, etc. Prueba de ello es que el número de fallecimientos asociados al consumo de cocaína ha experimentado un vertiginoso incremento en unos años, de tal manera que anualmente se notifican en Europa alrededor de 1.000 muertes relacionadas con la cocaína.

Según los datos recogidos en el informe, en torno a 14 millones de europeos (de 15 a 64 años de edad) han probado la cocaína en algún momento de su vida y alrededor de 4 millones la consumieron durante el último año. No obstante, el consumo de esta sustancia afecta de forma desproporcionada a un pequeño número de países de Europa occidental, entre los que se encuentra España, Reino Unido, Dinamarca, Irlanda e Italia. Las encuestas realizadas han demostrado que el consumo durante el último año sitúa a España en el 3,1%, frente a la media europea del 1,3%.

Tal y como advierte en un comunicado de prensa Wolfgang Götz, Director del OEDT,: «Demasiados europeos consideran aún la cocaína una sustancia relativamente inocua aparejada al éxito. Sin embargo, estamos viendo que, a medida que el consumo de cocaína aumenta, también lo hacen sus repercusiones sobre la salud pública. El mensaje que hemos de transmitir es que el consumo de esta droga no sólo puede aumentar vertiginosamente en poco tiempo, sino que también puede conducir a la muerte, incluso cuando se trata de un consumo ocasional y en dosis reducidas».

Los últimos datos confirman, por otro lado, la tendencia a la estabilización o a la baja del consumo de cannabis en Europa, aunque su consumo sigue siendo muy elevado y su presencia está cobrando un mayor protagonismo en algunos países de Europa oriental. Se estima que en torno a 75,5 millones de europeos (uno de cada cinco adultos de entre 15 y 64 años de edad) han probado el cannabis en algún momento de su vida y cerca de 23 millones lo han consumido durante el último año. España también supera la media europea en relación con el consumo de cannabis en el último año, con un 10,1% de los encuestados frente al 6,8% de la media europea, siendo este porcentaje aún mayor para el caso de los adultos jóvenes (entre 15 y 34 años) (18,8% frente al 12,6% de la media europea).

El consumo de anfetaminas, así como el de éxtasis en Europa, muestran una tendencia estable, con niveles de consumo muy similares: en torno a 12 millones de europeos (15-64 años de edad) han probado las anfetaminas en algún momento de su vida y cerca de 2 millones lo han hecho durante el último año, al igual que alrededor de 11 millones de europeos han probado el éxtasis y cerca de 2,5 millones lo han consumido el año pasado.

No obstante, a pesar de esta aparente estabilización del consumo de anfetaminas y éxtasis, el informe anual 2010 de la OEDT advierte del incremento sin precedentes de un gran número de nuevos compuestos sintéticos que han aparecido en los últimos años. En concreto, en el año 2010 se han detectado más de 31 nuevas sustancias, entre las que se incluyen catinonas sintéticas, cannabinoides sintéticos y nuevas sustancias sintéticas parecidas a la cocaína y las anfetaminas. Estas nuevas drogas se comercializan a través de Internet como «legales» y están diseñadas para eludir los controles de drogas, por lo que suponen un reto para las estrategias de vigilancia y control de estupefacientes en Europa.

El documento también dedica un capítulo a analizar las medidas adoptadas por los gobiernos para frenar el problema de las drogas en lo que respecta a estrategias de prevención, tratamiento, reducción de daños, cumplimiento de la legislación, etc., con el objetivo de «identificar y compartir las mejores prácticas y garantizar que las intervenciones con base científica reciben el debido apoyo».

En relación con estas medidas, el informe subraya la importancia de las estrategias estructuradas de prevención, sobre todo las que se realizan en contextos escolares, que tienen por objetivo impedir o retrasar el inicio de consumo de drogas y dotar a los jóvenes de las competencias necesarias. A modo de ejemplo, el informe cita un programa combinado realizado en los Países Bajos, que se aplica tanto en la escuela como en el entorno familiar, y que ha conseguido reducir significativamente el consumo de alcohol entre los jóvenes (Koning et al., 2009). En contrapartida, el documento critica la escasa eficacia de otro tipo de intervenciones de prevención, principalmente las basadas en campañas de concienciación a través de los medios, de las que «existen pocas pruebas de su eficacia» e incluso «se han observado efectos negativos». «A pesar de ello», -continúa el informe- «la mayoría de los países europeos siguen destinando recursos a estas campañas de advertencia» (pág. 33).

De acuerdo a los datos aportados en este último informe y en lo que respecta a los programas de intervención con drogodependientes, las dos modalidades principales de tratamiento en régimen ambulatorio en Europa son las intervenciones psicosociales –que incluyen el asesoramiento, el refuerzo de la motivación, las terapias cognitivo-conductuales, la gestión de casos, las terapias grupales y familiares y la prevención de la reincidencia-, y la sustitución de opiáceos. Ambas estrategias suelen combinarse en el caso de los consumidores de opiáceos (pág. 35).

Tal y como señalan los autores del informe, se ha observado una mejora de la respuesta de los gobiernos europeos al problema de las drogas (más de un millón de drogodependientes europeos reciben tratamiento al año), sin embargo, la reciente crisis económica  y el surgimiento de sustancias desconocidas y malos hábitos de consumo puede poner en peligro esta línea de actuación, por lo que todavía es necesario mejorar los esfuerzos en muchas áreas de intervención, reforzando, sobre todo, el trabajo en prevención, tratamiento y actuación en prisiones.

Se puede descargar el informe completo en el siguiente enlace:

Informe anual 2010 – El problema de la drogodependencia en Europa

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