NECESITAMOS HERRAMIENTAS CONCEPTUALES Y METODOLÓGICAS PARA EVALUAR LA VIOLENCIA – ENTREVISTA A TRINIDAD N. SORIA, PSICÓLOGA DEL PMORGV DE LAS ROZAS

31 Ene 2012

Entre las guías de práctica clínica que el Ministerio de Sanidad y Consumo ha dado a conocer el pasado año 2011 se encuentra la Guía de Práctica Clínica (GPC) para la Actuación en Salud Mental con Mujeres Maltratadas por su Pareja. La guía está dirigida a profesionales de la salud que trabajan en los servicios de salud mental y/o drogodependencias, y pretende mejorar sus conocimientos para detectar los casos de mujeres víctimas de violencia por parte de su pareja en salud mental, determinar la mejor evaluación e intervención en cada caso, establecer el tratamiento para el trastorno mental más frecuente tras la vivencia de maltrato y determinar los criterios para la derivación de casos a otros servicios.

Para profundizar en el tema y ofrecernos su punto de vista, Infocop Online ha entrevistado a Trinidad Nieves Soria López, psicóloga y coordinadora técnica del Punto Municipal del Observatorio Regional de la Violencia de Género (PMORVG) de Las Rozas de Madrid, quien nos da a conocer su opinión sobre esta nueva herramienta.

ENTREVISTA

¿Qué opinión le merece la Guía de Práctica Clínica (GPC) para la Actuación en Salud Mental con Mujeres Maltratadas por su Pareja?

Me parece una herramienta de gran utilidad para sensibilizar al colectivo de profesionales de salud mental sobre la violencia de género, así como para detectar precozmente este tipo de situaciones y poder actuar de manera coordinada y eficiente. Asimismo, considero que puede resultar un pilar fundamental para el conjunto de las intervenciones que se desarrollan en este ámbito, favoreciendo la coherencia, la cohesión y la credibilidad profesional. Aunque existen algunas guías de apoyo en Atención Primaria y en Atención Especializada, la GPC para la Actuación en Salud Mental con Mujeres Maltratadas por su Pareja es la primera guía de práctica clínica sobre violencia de género a nivel nacional e internacional dirigida a profesionales de salud mental.

Como experta, ¿qué importancia tiene la elaboración de una guía dirigida a mejorar la detección de la violencia de género en los servicios de salud mental y de drogodependencias?

En mi opinión, la violencia de género en la relación de pareja «no se ve», ya sea por la incapacidad para «ver» los daños que no son ópticamente perceptibles (fundamentalmente los daños psicológicos) como por los procesos de naturalización, normalización y legitimación que se utilizan para su ocultación. Necesitamos herramientas conceptuales y metodológicas para ver lo que no podemos ver a simple vista (como con los rayos X los cuerpos ocultos, o con el microscopio los microbios). La GPC es una gran posibilidad para desvelar la violencia oculta y ocultada, y poder intervenir profesionalmente de una forma adecuada.

¿Cuáles son los temas principales que se abordan en la GPC? ¿Ha echado en falta algún otro aspecto de interés?

Los siete puntos fundamentales que en mi opinión aborda la GPC en relación a la actuación con mujeres maltratadas por su pareja son los siguientes. En primer lugar, la propuesta de realizar un cribado sistemático en todas las mujeres que tengan o hayan tenido pareja, pudiendo detectar no sólo la existencia de maltrato en el presente sino también en el pasado.

Si se confirma la existencia de maltrato, la GPC establece una serie de recomendaciones básicas de cómo debe ser la respuesta inicial del colectivo de profesionales de salud mental. Incluye una prueba específica a administrar en el contexto de una relación terapéutica, un guión de entrevista y hace especial hincapié en el análisis del maltrato psicológico, proponiendo herramientas como un listado de estrategias de abuso, control y coerción, o una escala de detección y evaluación de abuso y malos tratos. Me parece acertado que la GPC retome la riqueza de las descripciones sobre las formas específicas y los diversos grados de abuso psicológico de las primeras investigaciones sobre mujeres maltratadas en sus relaciones de pareja.

Un tercer punto importante es la descripción de la psicopatología derivada del maltrato, esto es, de las consecuencias psicológicas que la violencia produce. El trastorno por estrés postraumático (TEPT) es el trastorno psicopatológico más frecuentemente derivado del maltrato y refleja bien sus efectos en cuanto a sintomatología. En este sentido, la GPC recoge las recomendaciones para el tratamiento del TEPT desde el CSM y el CAD, señalando que, para que los/as profesionales puedan situarse psicoterapéuticamente, es necesario entender la relación de causalidad entre las estrategias de abuso, coerción o dominación del maltratador, el ciclo de la violencia y las consecuencias psicológicas en las mujeres maltratadas, como describen los síndromes descritos en la literatura sobre violencia de género (síndrome de Estocolmo, de Sluzki, de persuasión coercitiva…). Me parece especialmente valiosa la descripción del trastorno por estrés postraumático complejo. En este apartado, se considera imperativo que los/as profesionales pregunten y analicen el posible riesgo de agresión y homicidio, el riesgo de suicidio y el riesgo que pueden sufrir los menores o personas vulnerables cercanas, y aporta información sobre los indicadores de peligro extremo, las situaciones vitales que pueden incrementarlo y los indicadores de suicidio.

La revisión de las contribuciones más relevantes de la investigación sobre los modelos de tratamiento del abuso psicológico en la pareja es un cuarto tema que aporta la GPC, y la propuesta del modelo de informe clínico, que recoge todos los anteriores apartados también resulta un tema muy significativo.

En el apartado de respuesta sanitaria y social, la GPC considera, en todos los casos, informar y facilitar el acceso a los recursos disponibles de atención especializada en violencia de género.

Y por último, y para que todos los anteriores puntos sean posibles, se señala como fundamental la formación y sensibilización de los/as profesionales.

Quizá el tema que hecho en falta es algún capitulo sobre revisión de la evidencia de la que se dispone sobre la actuación con menores expuestos/as a la violencia de género.

¿Qué papel juegan los profesionales de la psicología en este campo de intervención? ¿Considera que al trabajo del psicólogo se le ha dado el papel que merece en la GPC?

Considero que los profesionales de la psicología tenemos un papel fundamental en la detección y atención a víctimas de la violencia de género, así como en la sensibilización y prevención de la misma dentro de los equipos interdisciplinares y especializados. Me parece que los aspectos psicológicos de la violencia de género en la relación de pareja, el trauma y la recuperación psicológica aparecen de manera clara y contundente en la GPC y el trabajo que podemos realizar está muy bien reflejado.

A su modo de ver, ¿piensa que el abordaje de este problema cuenta con un soporte asistencial suficiente en nuestro país? ¿Qué mejoras serían necesarias?

Ya sabemos que la violencia de género no es un problema que afecte exclusivamente al ámbito privado sino que se trata de un problema generalizado en el espacio y en el tiempo: afecta al ámbito social. Es un problema de nuestra sociedad al que debe darse una respuesta social. La lucha contra la violencia que padecen las mujeres, está hoy en el debate político y forma parte de los objetivos de gobierno en todos los países de nuestro entorno. Desde este espacio se es consciente de que la erradicación de la violencia de género depende de la aplicación de políticas activas de intervenciones a corto, medio y largo plazo, encaminadas a prevenir dicha violencia, atender a las víctimas y sancionar las conductas agresoras. Tanto desde el ámbito nacional como del regional y del municipal, las medidas puestas en marcha para erradicar la violencia de género son multidisciplinares e integradoras y, en este sentido, creo que el soporte asistencial es suficiente. Existen colectivos específicos de mujeres víctimas de violencia de género especialmente vulnerables como son las mujeres inmigrantes, las mujeres con trastornos mentales de gravedad y las mujeres con discapacidad, que precisan intervenciones igualmente específicas.

También me gustaría señalar que las investigaciones nos dicen que las mujeres jóvenes son un grupo especialmente vulnerable para sufrir violencia de género en sus relaciones de pareja y que debemos trabajar en este aspecto. Y por supuesto, la atención a los hijos e hijas víctimas de la violencia de género es un área de intervención, en mi opinión, completamente por desarrollar.

Para finalizar, ¿le gustaría realizar algún comentario más?

Me gustaría transmitir mi felicitación al equipo multidisciplinar de los distintos dispositivos de salud mental de la Región de Murcia por su iniciativa y trabajo. Espero que su GPC pueda servirnos de ejemplo a profesionales de toda España, trabajemos o no en dispositivos de salud mental o drogodependencias.

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