LOS PSICÓLOGOS ANTE LA NUEVA LEY DE PREVENCIÓN DEL TABAQUISMO

9 Ago 2005

La nueva Ley de Prevención del Tabaquismo

Próximamente el Parlamento español aprobará la Ley Reguladora de la Venta, el Suministro, el Consumo y la Publicidad de los Productos del tabaco, conocida abreviadamente como Ley de Prevención del Tabaquismo. El objetivo que subyace a esta Ley, como la misma indica en su preámbulo, es evitar el inicio en el hábito tabáquico, particularmente entre los jóvenes, garantizar el derecho de los no fumadores a respirar aire no contaminado por el humo del tabaco y hacer más fácil el abandono de este hábito a las personas que lo deseen. En el momento actual, en España, tenemos las normas más permisivas sobre el consumo de tabaco de toda la Unión Europea, los precios más bajos del mercado, y el mayor incumplimiento de las normas ahora en vigor. Dado que somos un país miembro de la Unión Europea, y que España ha firmado, junto a casi ya 200 países, el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco, era lógico que se elaborase una Ley para incluir en una sola norma lo que ya está en vigor sobre el control del tabaquismo y ponernos al día en los acuerdos internacionales firmados y en otros de transposición de directivas comunitarias.

La Ley tiene varios aspectos claves, como la prohibición de fumar en los centros de trabajo, hospitales, centros docentes, la administración; la prohibición de vender tabaco a menores de 18 años; importantes restricciones al consumo de tabaco en establecimientos de restauración; prohibición de la publicidad en todo tipo de medios y soportes; e incidencia en la perspectiva de género, (en España las adolescentes de 14 a 18 años fuman 10 puntos más que sus compañeros varones, hecho nuevo en nuestra historia, y fuente futura de gran número de enfermedades en las mujeres); asunción de la necesidad de potenciar el abandono del tabaco y su correspondiente tratamiento, entre los más importantes. Para darnos una idea de lo que estamos hablando, la administración, por fin, ha tomado conciencia del problema y esto se ve reflejado no sólo en proponer esta Ley sino también en los presupuestos. Así, en los últimos doce meses el Ministerio de Sanidad y Consumo ha destinado 12 millones de euros al tema del tabaco, dinero que ha sido transferido casi íntegramente a las comunidades autónomas. Todo ello indica que, por fin, se comienzan a poner recursos nada desdeñables para las distintas acciones, medidas e iniciativas para controlar el tabaquismo.

Los psicólogos, el consumo de tabaco y el tabaquismo

Los psicólogos formamos parte de una profesión con poco más de 100 años de historia que en nuestro país se reduce sólo a 25. Estamos, por tanto, aún en la adultez temprana. Y esto se ve reflejado en el tema del tabaco. Los psicólogos y psicólogas, a diferencia de otros colectivos profesionales del campo de la salud españoles (ej., neumólogos, cardiólogos, médicos de atención primaria), todavía fumamos mucho. Y, globalmente, muchos colegas todavía no se han tomado del todo en serio el tema del tabaquismo, aunque por suerte cada vez son más los que van asumiendo la relevancia del tema y se van implicando, de una u otra manera.

La creación de Unidades de Tabaquismo, las ya creadas y las que se crearán en los próximos años, son un ejemplo de que este tema ya ha entrado en España en su etapa de madurez y si no estamos nosotros ahí cubrirán nuestro hueco otros profesionales a los que les interesa el tema.

No viene mal recordar que el consumo de tabaco es la primera causa evitable de muerte. En España en estos momentos mueren prematuramente por fumar cigarrillos 50.000 personas cada año. Una cifra a todas luces excesiva, que se podría reducir drásticamente. Nosotros, si somos coherentes con lo que decimos de que somos profesionales de la salud, o queremos serlo, tenemos que poner en marcha nuestros conocimientos para reducir esta sangría de vidas humanas que produce el tabaco, día a día, mes a mes, año tras año.

Tampoco viene mal recordar que de las personas que precisan tratamiento para dejar de fumar, que suelen ser las que acuden a las clínicas o unidades especializadas de tabaquismo, centros de drogodependencias, etc., el 40% de los que demandan ayuda tienen asociados otros trastornos psicopatológicos, como trastornos depresivos, de ansiedad, dependencia del alcohol, etc. Somos, en este sentido, uno de los profesionales mejor cualificados para hacer el abordaje o tratamiento más adecuado de estos casos. Un ejemplo de lo que estamos diciendo se ve reflejado cada día más en que muchas unidades de tabaquismo, de tipo médico o dentro de la institución sanitaria pública, ven pronto la necesidad de contar con un psicólogo y así lo suelen contratar aunque no siempre con el tipo de contratación más adecuada a su nivel profesional (el sistema de becas cada vez se impone más en este tipo de casos), y no dejando claro que lo que en muchos casos realmente funciona es el tratamiento psicológico, no los fármacos que se combinan con la psicoterapia.

El tratamiento psicológico del tabaquismo, ¿el mejor tratamiento para los fumadores?

Hoy sabemos, y desde una perspectiva científica los datos son contundentes, utilizando las guías clínicas de referencia internacionales, que existen varios abordajes para dejar de fumar eficaces como son el consejo médico, el tratamiento psicológico, el tratamiento farmacológico y los manuales de autoayuda. Por ello, en el caso del tabaquismo, tenemos claramente demostrado que nuestra intervención, y con sólo nuestra intervención, la eficacia es alta, de las más altas que se pueden obtener. Y, además, nuestros tratamientos son, cuando se aplican en grupo, los más económicos de los que se aplican a nivel clínico.

La intervención psicológica en el tabaquismo se está viendo mermada por la contundente promoción de productos farmacológicos para dejar de fumar, que incluso se anuncian en televisión, así como por el deseo que tienen muchos fumadores de dejar de fumar en una sola sesión, con una sola pastilla, con un procedimiento mágico, etc., cuando realmente estamos hablando de una adicción que cuesta mucho dejar, asociada a otros múltiples problemas físicos y psicopatológicos y, cuyo tratamiento es mucho más complejo del que a primera vista pudiésemos pensar. Algunos fumadores pueden dejar de fumar por su cuenta, muchos, pero hay un porcentaje que precisa ayuda (cientos de miles en cada país) y un tratamiento clínico especializado.

En España, por suerte, cada vez hay mas psicólogos tratando fumadores en distintos dispositivos o centros. Quizás la mayor limitación de lo que una parte están haciendo es que los enmarcan en un modelo fundamentalmente farmacológico, donde lo psicológico se expone como secundario a nivel público aunque a nivel práctico es lo principal. La presión de los laboratorios farmacéuticos y la financiación de estudios, unidades, psicólogos, etc., por parte de éstos, están en la base de esto. Pero aquí mismo, en España, disponemos de estudios bien controlados con tratamiento psicológico que han demostrado su alta eficacia sin ninguna duda. Así tendremos que seguir haciéndolo aún con mas ahínco en el futuro. Por suerte, sabemos lo que hay que hacer para tratar a los fumadores y cómo hacerlo efectivamente porque como profesión llevamos 50 años haciéndolo eficazmente.

Una limitación de la implantación de nuestros tratamientos psicológicos eficaces para los fumadores la encontramos en las trabas que tiene el sistema nacional de salud para contratar a nuevos profesionales psicólogos, a psicólogos clínicos. Es una contradicción enorme que hoy las personas enfermen fundamentalmente por estilos de vida y que luego no se potencien las intervenciones y tratamientos para reducir esos estilos de vida ni a los profesionales cualificados para hacerlo.

En una línea semejante, se está hablando continuamente de la financiación de los tratamientos farmacológicos como si los tratamientos psicológicos no existiesen. La medicalización del sistema sanitario, los intereses de la industria farmacéutica de colocar sus productos, la creencia por parte de los profesionales médicos de que tienen procedimientos eficaces farmacológicos y que éstos deben primar por encima de todo, aunque éste sea una pastilla y se obvie lo demás de la adicción, y el beneficio que subyacería para muchos profesionales del campo médico la financiación universal de los tratamientos farmacológicos (asistencia a congresos, financiación de estudios, etc.), están en la base de todo ello. Nosotros, los psicólogos, tenemos que hacer ver la eficacia de nuestros tratamientos y que la financiación, si se hace, se haga para aquellos tratamientos que hayan demostrado su eficacia (como han demostrado ser los psicológicos) y que sean coste-eficientes (como también lo son)

Papel del psicólogo en la prevención del tabaquismo

El tratamiento es muy importante para las personas que tienen un trastorno, como es el caso que estamos tratando, la dependencia de la nicotina, pero aún es más importante prevenir que nuevas personas no lleguen a tener esa dependencia, a que no lleguen a fumar. Esto está claro cuando hablamos de la conducta de fumar.

La mayoría de los programas preventivos eficaces han sido realizados por psicólogos, al menos los de última generación que funcionan adecuadamente (programas psicosociales, basados en la evidencia, etc.) En España los psicólogos somos los líderes en el campo de la prevención del tabaquismo, del alcoholismo y de las drogodependencias. Así debe seguir siendo por los programas eficaces que aplicamos.

Desde programas municipales en drogodependencias, técnicos de prevención de los ayuntamientos, etc., los psicólogos venimos trabajando en el campo preventivo de las adicciones, y especialmente de las drogodependencias. En el caso del tabaco, nuestro papel es claro así como la necesidad de redoblar nuestros esfuerzos y exponer y hacer público lo que hacemos. Evaluar adecuadamente los programas preventivos y utilizar los que funcionan mejor, no sólo hará que nuestro trabajo sea satisfactorio sino, aún más importante, que muchas personas no comiencen a fumar y, no mueran prematuramente en los años sucesivos.

Los psicólogos defendemos una vida saludable, el bienestar de las personas, y estamos comprometidos en preservar la salud de las personas, para ayudarles a que no fumen o dejen de fumar

De todo lo dicho, es claro que los psicólogos y psicólogas tenemos mucho trabajo por hacer en el tabaquismo, tanto en los aspectos preventivos como en los de tratamiento, aspecto este último donde la comorbilidad es de una relevancia central. La psicología conoce bien lo que es una adicción, tiene una completa explicación psicológica para la misma y tratamientos teóricamente derivados o basados en la clínica con un alto nivel de eficacia. El tratamiento farmacológico del tabaquismo es insuficiente por si sólo en muchos casos, y esto es claro en el contexto clínico; siempre precisa del tratamiento psicológico. En cambio éste, no precisa del tratamiento farmacológico.

Algo semejante a lo anterior podemos decir de la prevención del tabaquismo, del alcoholismo y de otras drogas, como ya hemos indicado anteriormente.

Queda ser más militantes en lo que hacemos, en lo que obtenemos y en que se conozca mejor la potencia terapéutica de nuestras intervenciones. No tenemos ningún laboratorio farmacéutico potente que diga que lo que hacemos es eficaz, pero debemos encontrar el modo de transmitir a nuestros colegas, si aún lo dudan, a la población en general, y a los responsables sanitarios de la administración central y autonómica, que el tratamiento psicológico del tabaquismo es el tratamiento más eficaz del que disponemos actualmente para tratar a los fumadores en contextos clínicos. Y que este tratamiento eficaz no lo puede utilizar cualquiera, sino un profesional entrenado al efecto para ello (nótese el abuso en algunos medios, publicaciones y otros profesionales del término «apoyo psicológico», donde entienden por apoyo psicológico un conjunto de procedimientos que aplica un profesional que no es psicólogo, como si la psicología fuese una ciencia o herramienta tan sencilla que se aprende en un curso de 10 horas o en un manual de 200 páginas)

Estamos ante una gran oportunidad para la psicología y para los psicólogos, para la ampliación de nuestra perspectiva profesional, para tener más posibilidades de que se creen puestos de psicólogos en las Unidades de Tabaquismo. Nos corresponde a todos hacer esto realidad. Esta Ley debiera estar en la base de ello.

Elisardo Becoña Iglesias

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