LA “LEY ANTITABACO”:¿ CÓMO ME “DESENGANCHO”?

19 Oct 2005

El «Proyecto de Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco», aprobado por unanimidad recientemente por la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso, admite en su último Informe que el tabaquismo «es la primera causa aislada de mortalidad y morbilidad evitable». Indica, asimismo, que «el consumo de tabaco constituye uno de los principales problemas para la salud pública».

Los modelos explicativos sobre adicciones indican que el consumo habitual de tabaco constituye una adicción con las mismas características que otras adicciones como el alcoholismo, para las que existen tratamientos con eficacia probada financiados por las Autoridades Sanitarias. Algunos estudios muestran que el 76% de fumadores se ha planteado en algún momento de su vida abandonar este hábito y, sin embargo, continúan siendo fumadores.

Si tenemos en cuenta estos y otros datos, que apuntan siempre la dificultad de los consumidores habituales de tabaco para afrontar el abandono de esta adicción por sí mismos; si consideramos que en España medio millón de fumadores son adolescentes con edades comprendidas entre los 11 y los 18 años; si sumamos las 56.000 muertes que se producen anualmente en España a causa del tabaco; y añadimos, finalmente, que, a pesar de que existen programas y unidades dirigidos al tratamiento de esta adicción, los recursos con que se cuenta en la actualidad se revelan insuficientes para dar respuesta al previsible aumento de la demanda del tratamiento por tabaquismo, ¿cómo se explica que el Proyecto de Ley recientemente aprobado no previera inicialmente la financiación de tratamientos de deshabituación del tabaco? Según indicaba la portavoz socialista de sanidad, Isabel Pozuelo, en un artículo aparecido en La Opinión de Tenerife, la explicación a esta omisión se encontraba en que «no hay evidencia científica sobre su eficacia». Ante las enmiendas presentadas por Ezquerra Republicana-ERC, por los grupos parlamentarios Catalán-CiU, Popular e IV-IU-ICV se ha incluido finalmente en este Proyecto de Ley un capítulo dedicado a las «medidas de prevención del tabaquismo, de promoción de la salud y de facilitación de la deshabituación tabáquica».

Como profesionales de la salud, con amplia experiencia en investigación e intervención en el ámbito de las adicciones, no podemos por menos que sorprendernos ante semejante declaración, y con los datos en la mano, que demuestran una eficacia de los tratamientos psicológicos multicomponente dirigidos al abordaje del tabaquismo que se eleva hasta un 54% (siendo, tal y como indica un informe del Ministerio de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III, los tratamientos grupales los más eficaces frente a otros tratamientos, incluidos los farmacológicos), los psicólogos estamos en posición de afirmar que este tipo de declaraciones carecen de fundamento alguno.

¿Debemos resignarnos a aceptar que los tratamientos antitabaco se conviertan en un «artículo de lujo» sólo al alcance de quienes puedan financiárselo? A la luz de la respuesta de las Autoridades Sanitarias, ¿qué comportamiento reactivo cabe esperar de los fumadores frente a estas normativas?, y lo que es más importante, ¿qué implicaciones podría tener asumir este tipo de declaraciones de cara al tratamiento de otras adicciones? El tabaquismo es un problema de salud, una adicción, para la cual los psicólogos hemos elaborado modelos explicativos de corte biopsicosocial, a partir de los cuales se han derivado tratamientos psicológicos de probada eficacia, que se revelan, además, como los más efectivos frente a otros tratamientos. Podemos sentirnos orgullosos de ser un colectivo pionero en el abordaje de las adicciones con resultados muy positivos, y desde ahí queremos constatar que el tabaquismo, como adicción, requiere que se establezcan las medidas públicas necesarias para su abordaje y que se creen los dispositivos adecuados que permitan implantar programas para enfrentarla y superarla.

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