Guía de Práctica Clínica sobre Diabetes Mellitus – Entrevista a Fco. Javier Hurtado

5 Abr 2013

Hace unos meses, el Ministerio de Sanidad difundió la Guía de Práctica Clínica sobre Diabetes Mellitus Tipo 1. Esta herramienta, cuya ficha técnica publicamos hace unas semanas en Infocop Online (http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4104), está enmarcada dentro del Proyecto GuíaSalud, y tiene por objetivo mejorar la calidad, la eficiencia y la equidad en la atención a las personas con Diabetes Mellitus tipo 1 en el Sistema Nacional de Salud, abordando cuestiones relacionadas con el diagnóstico, pronóstico, o tratamiento, así como con el seguimiento clínico de la enfermedad, y ofreciendo recomendaciones clínicas, basadas en la evidencia científica sobre las diversas alternativas en el manejo de la Diabetes Mellitus.

Para profundizar en el tema de la atención integral a las personas que padecen esta enfermedad, y ofrecer una valoración de esta nueva guía de práctica clínica, Infocop Online ha entrevistado a Francisco Javier Hurtado, psicólogo y experto universitario en Educación Diabetológica.

Javier Hurtado, posee una amplia experiencia en diabetes y forma parte del equipo que elaboró II Plan Integral para la Diabetes de la Junta de Andalucía. Actualmente ejerce como psicólogo, y es miembro de la Sociedad Española de Diabetes (SED) así como del Grupo de Estudio de Educación Terapéutica (GEET) de la SED.

Fco. Javier Hurtado

ENTREVISTA

Como experto en el tema, ¿qué incidencia y qué impacto supone la diabetes para la vida del paciente, sobre todo en niños y adolescentes?

La llegada de la diabetes a una familia, especialmente si nos referimos a niños o jóvenes, tiene un impacto tremendo. El desconocimiento general y los temores iniciales, unidos al estado de ansiedad experimentado, convierten la llegada y vivencia de la enfermedad en un posible foco de conflictos y problemas. Además, el manejo de esta patología requiere una gran implicación por parte de los afectados, y, generalmente, las exigencias de autocuidados promueven un estilo de vida diaria muy distinto al habitual de la sociedad de hoy en día, lo que dificulta su seguimiento, especialmente en los más jóvenes donde el apartado social y relacional entre iguales cobra tanta importancia. En niños y adolescentes, principalmente, supone sentirse distintos, diferentes a sus semejantes, enfermos, con problemas de adaptación y baja autoestima.

La diabetes exige unos autocuidados muy complejos y una rutina muy estricta; ¿qué impacto psicológico pueden tener estas exigencias sobre el paciente?

A nivel psicológico, las exigentes conductas de autocuidado pueden potenciar estados de ansiedad, sensación de pérdida de control, excesiva autoexigencia, obsesión, sobreprotección en padres, dependencia, inseguridad, rebeldía, baja autoestima y falta de autonomía en hijos, etc. Lo que para una persona supone hacer algo sin importancia, si se tiene diabetes se convierte en una continua toma de decisiones de la que depende nuestro bienestar actual y, posiblemente, futuro. Para mantener unos niveles equilibrados de glucemia en sangre, los pacientes tienen que aprender a relacionar en todo momento el efecto de la medicación, la alimentación, la actividad y la influencia de los estados emocionales. Si a pesar de los esfuerzos los resultados no son los esperados, habrá que añadir sentimientos de baja autoeficacia y depresión.

El tratamiento de estos pacientes requiere un abordaje multidisciplinar, ¿qué papel juegan la psicología y los tratamientos psicológicos en este campo de intervención, tanto en la prevención como en el tratamiento?

Que el manejo de la enfermedad esté fundamentado en el propio paciente y su familia, hace que el simple abordaje médico tradicional no sea suficiente para asegurarnos los buenos resultados clínicos. Debe haber, además, un equilibrio entre las pretensiones biomédicas y los apartados psicológico y social de cada persona. De este modo, la psicología se muestra fundamental para asegurarnos que la transmisión de habilidades y conductas saludables se hace de la mejor forma posible, para detectar signos de riesgo, identificar estados de ánimo o trastornos emocionales que pueden ir en contra. La mejor manera de integrar los aspectos psicosociales, es incorporarlos a los programas educativos diabetológicos, entrenando a los profesionales en la detección de signos de alarma y estableciendo protocolos de derivación según casos.

¿Qué componentes debe incluir un programa de intervención psicosocial con estos pacientes?

La consideración psicosocial debe estar presente en cualquier parte del desarrollo de un programa de intervención para pacientes y familias con diabetes, y, como mínimo, debería contemplar:

  • Repercusión en la familia y la persona del diagnóstico de la enfermedad:
    • Afrontamiento personal
    • Afrontamiento familiar
  • Modelo de familia, tipo de apoyo familiar
  • Fuentes de estrés:
    • La propia diabetes
    • Familiar
    • Social
    • Escolar
    • Laboral
  • Valoración del estado emocional del paciente:
    • Signos o detección de depresión
    • Ansiedad
    • Baja autoestima-autoimagen
    • Trastornos de la alimentación (en adolescencia)
  • Nivel de adaptación a la enfermedad

¿Qué aspectos considera que pueden ser predictores de una buena o mala adherencia al tratamiento (características de personalidad, falsas creencias, implicación familiar, etc.)?

Fundamentalmente: edad del paciente, apoyo familiar y social, nivel cultural y socio-económico, sin olvidar las creencias de enfermedad, el locus de control e historia de afrontamiento de enfermedades previas o capacidad de resolución de problemas.

Quisiera remarcar también la importancia del propio equipo médico de salud, ya que se ha demostrado que un adecuado abordaje desde el diagnóstico con los pacientes puede favorecer la adherencia y el seguimiento. 

En algunos niños y adolescentes, puede haber episodios de rebelión con abandono del control personal. ¿Cómo se puede prevenir este tipo de comportamiento?

Todos sabemos de las características que rodean a la adolescencia, por lo que la comprensión, el conocimiento por parte del personal médico, y el desarrollo de herramientas o procesos concretos para este periodo es fundamental.

Como puntos clave, hay que tener claro que no se puede trabajar igual con un niño y con un adulto, que con un adolescente. Se necesita un enfoque especial, orientado a sus necesidades o exigencias. El trabajo con grupo de iguales, en el que haya modelos positivos, no ser directivos ni impositivos, usar más el refuerzo que el castigo, no enjuiciar y trabajar con los padres para que sepan manejar situaciones de conflicto, son estrategias clave de prevención.

Tenemos que valorar el origen de esa rebeldía, que puede ser por una actitud paterna excesivamente exigente, poco intransigente, sobreprotectora o enjuiciadora.

Recientemente, la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) ha alertado sobre la elevada comorbilidad entre diabetes y depresión, ¿considera que se tienen en cuenta estos aspectos a la hora de evaluar a los pacientes con diabetes?

Por desgracia no lo suficiente, aunque se está percibiendo un aumento de publicaciones y trabajos en los últimos años en este sentido. En los congresos nacionales e internacionales dedicados a esta enfermedad, ya no resulta extraño encontrar comunicaciones al respecto, y los profesionales sanitarios con experiencia saben que es un factor a tener muy en cuenta, y que puede influir directamente en la evolución y control de la patología. Desarrollar herramientas de valoración de aplicación simple, específicas para diabetes, así como incluir este parámetro en los protocolos médicos de intervención, deben ser pasos obligados para trabajar este problema. La derivación al especialista en psicología o la valoración rutinaria de éste, pueden considerarse alternativas de futuro. Considerar que es normal tener signos de depresión por padecer diabetes o no saber identificarlos, es un error que a veces impide que las decisiones médicas tomadas tengan el efecto esperado en los resultados clínicos.

Para finalizar, ¿le gustaría añadir otro comentario?

Como en todos los casos de aplicación de la psicología a patologías médicas, es fundamental que el psicólogo que trabaje en diabetes tenga un conocimiento profundo y reglado de la enfermedad, y es clave el trabajo junto al equipo médico que trate a estos pacientes.

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