Los españoles vivimos más, pero peor – Informe Global Burden of Diseases 2010

22 Mar 2013

Una investigación revela el aumento de la esperanza de vida en España, pero advierte del impacto que supone para la salud de los españoles la creciente prevalencia de las demencias tipo Alzheimer, la depresión y los problemas musculoesqueléticos.

Estos son algunos de los datos proporcionados en el informe Global Burden of Diseases, Injuries and Risk Factors Study 2010 (Carga Mundial de Enfermedades, Traumatismos y Factores de RiesgoGBD 2010),  publicado en la revista The Lancet. Se trata de la investigación de mayor alcance sobre este tema, en la que se han evaluado más de 290 causas diferentes de enfermedad prematura y discapacidad, en un total de 187 países. Asimismo, el estudio ha analizado el peso de diferentes factores de riesgo para la salud, tales como consumo de tabaco, alcohol o una dieta inadecuada.

A escala mundial, el informe revela interesantes cambios en las tendencias de salud. Se constata que la población mundial ha envejecido y que “los niños tienen más probabilidades de llegar a adultos pero con salud pobre, y de tener más problemas por un exceso de comida no saludable, que por una carencia de comida”. Si hace tan sólo dos décadas el mayor contribuyente a la carga de la enfermedad en el mundo solía ser la mortalidad prematura, actualmente la carga de la enfermedad está causada por las enfermedades crónicas, los trastornos mentales y los trastornos musculoesqueléticos, de tal manera que, tal y como señalan los autores del informe, “lo que nos enferma no es necesariamente lo que nos mata”.

España supone un claro ejemplo de esta tendencia mundial, donde los grandes progresos realizados en la prevención de las muertes infantiles y en el aumento de los años de vida de los ciudadanos han hecho volcar el peso de la carga de la enfermedad sobre las causas de discapacidad, en vez de sobre las causas de muerte prematura.

Los datos referidos a nuestro país nos sitúan entre los más longevos del mundo, con una esperanza de vida media de 81,4 años en 2010 (lo que supone un incremento de 4,4 años respecto a la esperanza de vida registrada en 1990). Sin embargo, este aumento de la esperanza de vida va acompañado de un coste importante para la salud de los españoles, cuya media de años de vida asociados a un nivel óptimo de salud se sitúa en los 70,9 años.

Entre las causas de muerte prematura en España, y comparando los datos obtenidos en 2010 con los obtenidos hace 20 años, las enfermedades crónicas, como los trastornos cardiovasculares, el infarto, el cáncer de pulmón y el cáncer de colon, siguen liderando la lista. No obstante, se ha producido un notable aumento de la incidencia y prevalencia de las demencias tipo Alzheimer (pasando del puesto 24 al puesto número 6 en tan sólo dos décadas). Tal y como señala el informe, la reciente inclusión de las demencias tipo Alzheimer en la lista de amenazas para la salud de los españoles es un reflejo del vertiginoso envejecimiento que está experimentando la población española.

Asimismo, los trastornos musculoesqueléticos, como la lumbalgia y el dolor de cuello, junto con los trastornos mentales, principalmente el trastorno depresivo mayor, suponen actualmente las principales causas de años asociados a discapacidad en nuestro país.

Los datos muestran, además, que una dieta inadecuada, el exceso de peso, el tabaquismo, la elevada presión arterial, los altos niveles de glucosa en sangre, el sedentarismo y el consumo de alcohol son los factores de riesgo que inciden en mayor medida sobre la pérdida de años de vida saludables entre los españoles.

En otras palabras, si bien España puede presumir de situarse entre los países de mayor esperanza de vida, los datos revelan que este aumento no implica necesariamente una mejor calidad: “se evita la muerte prematura, se vive más tiempo, pero se vive más enfermo”. Cada vez hay un número mayor de discapacidades que limitan la movilidad, la visión, la capacidad auditiva y la capacidad de pensar con claridad, añade el texto. Igualmente, los autores del informe alertan del impacto negativo “directo” que tendrán los actuales recortes en sanidad sobre la salud de la población española en un “futuro cercano”, por lo que se espera que la esperanza de vida se resienta en los próximos años.

Tal y como afirma Christopher Murray, uno de los responsables del estudio, en la nota de prensa dirigida a los medios: “nos estamos dando cuenta de que muy pocas personas están viviendo con una salud perfecta y que, con la edad, cada vez padecemos más problemas de salud” (…) “a nivel individual, esto significa que deberíamos volver a calibrar o que será la vida para nosotros cuando tengamos 70 u 80 años. Esto también tiene profundas implicaciones para los sistemas de salud y para el establecimiento de prioridades en el sistema sanitario”. De hecho, continúa el texto, “en estos momentos, en que las economías del mundo están con dificultades, es crucial para los sistemas de salud (…) conocer la mejor manera de asignar los recursos”.

Precisamente la necesidad urgente de adaptar los sistemas de salud a los desafíos actuales que presenta la sociedad, esto es, el aumento de las enfermedades crónicas y los trastornos mentales, es una advertencia que vienen haciendo desde hace unos años numerosos organismos de referencia internacional, como la OMS o la Comisión Europea (más información en: La cronificación de los problemas de salud y el papel de la psicología). A este respecto, cada vez más países están implantando sustanciales reformas sanitarias, apostando por modelos de atención integrada de la salud mental y física en Atención Primaria, que priorizan la prevención y promoción de la salud, así como la intervención temprana en salud mental, mediante la incorporación de psicólogos en este nivel asistencial.

El éxito de estos nuevos modelos de atención está apoyado en la pertinencia de los tratamientos psicológicos para el manejo de estos problemas. En el ámbito de la prevención, la psicología de la salud, como ciencia de la conducta, ha desarrollado programas de probada eficacia para promover comportamientos y estilos de vida saludables, así como para cambiar comportamientos de riesgo para la salud, imprescindibles para la prevención de las enfermedades crónicas. En el ámbito de la intervención, los tratamientos psicológicos son el tratamiento de elección para el abordaje de los trastornos mentales comunes, como ansiedad y depresión, (tal y como defienden las guías de práctica clínica basadas en los estudios de mayor rigurosidad, como las del NICE), así como un componente esencial en el manejo de las enfermedades crónicas, dado que estas personas presentan un riesgo de 2 a 3 veces superior de padecer ansiedad o depresión respecto a la población general, – siendo determinante el tratamiento de los aspectos psicológicos en la evolución de la sintomatología física de estos pacientes- (más información en: Los beneficios de facilitar el acceso a los tratamientos psicológicos).

Más información en:

http://www.healthmetricsandevaluation.org/GBD.

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