LOS NIÑOS QUE RECIBAN MUCHOS REGALOS TENDRÁN UNA TOLERANCIA MUY BAJA A LA FRUSTRACIÓN

27 Dic 2005

Tal y como aparece en un reciente artículo aparecido en www.lavanguardia.es, hacia los seis años de edad los niños comienzan una nueva etapa en la que comienzan a razonar; su pensamiento sufre una transformación y pasa de estar caracterizado por la intuición y la subjetividad a basarse en la lógica, haciendo de los porqués parte primordial de su día a día. Este hecho unido al contacto con amigos y hermanos mayores hace que esos seis años supongan un momento clave que conlleva «dejar de creer en Papa Noel o los Reyes Magos».

 

En cuanto al papel de recompensa que ejercen los regalos sobre los niños, los cuatro niños que intervienen en dicho artículo tienen claro que los regalos llegan si «se portan bien», pero sobre todo si no se han «portado mal». A este respecto, Maria Rosa Buxarrais, profesora de Pedagogía e investigadora del Grup de Recerca en Educació Moral de la Universidad de Barcelona, «se porten bien o mal, los niños saben que (…) no les dejarán sin regalos».

«La mayor parte de la sociedad no hace nada si no tiene una recompensa y educamos a los niños en eso; pero no es bueno. Tendríamos que desligar el buen comportamiento del premio de los juguetes. Y recordar que tan sólo regalamos para conmemorar unas fechas de larga tradición en nuestra cultura»

Según un estudio de la Unión de Consumidores en colaboración con la Asociación Nacional de Estudios Psicológicos y Sociales, la mayoría de los padres creen que sus hijos tienen «más juguetes y regalos de lo conveniente». Los psicólogos están de acuerdo con esta afirmación y creen que es negativo para una buena educación. Así, Cristina Ramírez, profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Barcelona opina «los niños que reciben más de tres regalos son niños hiperregalados y los estudios dicen que más del 80% de los niños españoles recibirá más de cinco». La psicóloga añade «regalamos indiscriminadamente porque en realidad estamos comprando el silencio de nuestros hijos; ni tan sólo jugamos con ellos. Es tan malo que no reciban nada como que lo reciban todo. No podrán asimilar ni entender las normas ni los límites y tendrán una tolerancia muy baja a la frustración. Además acabarán apreciando a las personas por lo que les dan y no por lo que son, valorarán más el tener que el ser. Hay que educar a los niños en el consumo, no en el consumismo».

A pesar de todo esto, a la mayoría de los padres y madres les compensa regalar a sus hijos por ver sus caras de ilusión y felicidad. Eso sí, les cuesta muy caro. Según un estudio elaborado por la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios, «las familias españolas se gastarán 200 euros de media en la compra de regalos y juguetes».

Según relata el filósofo francés André Comte-Sponville en su libro La felicidad, desesperadamente, «la mayoría, ya de pequeños, deseamos lo que no tenemos o bien tenemos lo que desde ese instante ya no deseamos».

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