REGALOS DE NAVIDAD: UN OBJETO SÓLO ES UN JUGUETE SI APOYA Y POTENCIA EL JUEGO DEL NIÑO

3 Ene 2006

Indican los expertos que elegir un juguete acorde con la edad evolutiva del niño es fundamental para no equivocarse cuando se hace un regalo. Es importante que los padres, o cualquiera que quiera hacer un regalo, lo haga de manera responsable. Entre tanta variedad de juguetes para los niños, han de estar atentos a las inclinaciones que tengan sus hijos según la edad y no dejarse arrastrar por el «boom» de la televisión. Deben guiar, de alguna manera, los gustos de los niños.

Entre los juguetes que más se regalan, según los datos recogidos en un informe elaborado por una conocida cadena de hipermercados, se encuentran los puzzles (72%), los videojuegos (38%) y las videoconsolas (31%). Por detrás se sitúan los juegos deportivos y los de manualidades.

 

Josetxu Linaza, es Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha respondido a Infocop On-Line acerca de algunos puntos relacionados con la compra de juguetes para los niños.

¿Por qué es importante que los juguetes se adecuen al momento evolutivo del niño?

Porque un objeto sólo merece el calificativo de juguete si apoya y potencia el juego del niño. Jugar es una actividad fundamental en el desarrollo de los seres humanos. Tanto es así, que somos la única especie que continuamos haciéndolo a lo largo de toda nuestra vida. Y una característica del juego es que nos proporciona placer. Nos hace disfrutar de la actividad que realizamos jugando. Es evidente que gustos y capacidades van cambiando a lo largo del desarrollo. Un juguete es un regalo. Cuando queremos acertar al hacer un regalo a alguien nos preocupamos por saber qué le gusta, le observamos, preguntamos con discreción, comparamos entre productos parecidos, etc. Los niños merecen, por lo menos, el mismo interés para acertar con sus regalos.

¿Cómo pueden los padres averiguar si un juguete o juego se adapta a las necesidades del niño en función de su tramo de edad?

Una posible respuesta tiene que ver con los cambios que experimentamos los seres humanos en nuestra forma de relacionarnos con el mundo y con los demás. En los dos primeros años de vida el juego ejercita todos los esquemas sensorio-motores que vamos logrando: seguir con la mirada, escuchar, golpear, insertar, derribar, etc. y todas sus combinaciones. Los juguetes proporcionan intensidad Y SEGURIDAD a las múltiples exploraciones que los niños realizan de cuanto les rodea.

A partir del segundo año somos capaces de construir mundos ficticios y los juguetes son útiles en la medida que potencian y proporcionan realismo a esas ficciones: muñecas, animales, coches, cocinas, ordenadores, etc.

A partir de los 6 ó 7 años comenzamos a entender y practicar los juegos regulados por normas previas, los deportes, los juegos de mesa, etc. La compañía, jugar con otro, añade una dimensión nueva a los diferentes tipos de juegos.

Pero, dentro de estas grandes categorías, cada jugador es un mundo. Todo niño necesita una alimentación equilibrada y todo niño necesita jugar. Pero la introducción a los diferentes tipos de comida requiere un complejo arte, por parte de los adultos, en el que apreciamos la sorpresa por la novedad y el apego a los sabores conocidos. Los juguetes ofrecen también posibilidades infinitas que se descubren con su uso, no con la contemplación pasiva de sus propiedades físicas. El mejor modo de averiguar las posibilidades de un juguete es la observación participante: jugar con ellos y descubrir lo que les fascina.

¿Existen juguetes o juegos especialmente indicados para favorecer la creatividad y el desarrollo del niño y adolescente? ¿Podría indicarnos algunos?

La creatividad es un concepto complejo cuyas características podemos observar en las más diversas actividades humanas. También, por supuesto, en el juego. Cuando dos niños desarrollan un guión de un juego de ficción son, con frecuencia, enormemente creativos: modifican el significado de los escenarios, los personajes que participan, los conflictos en los que se ven involucrados y las diferentes soluciones, etc. Los mismos materiales pueden ser utilizados para metas y objetivos muy distintos. Las piezas que permiten construcciones geométricas también pueden convertirse en los más diversos elementos de una ficción.

Los adolescentes suelen ser más exigentes con su propia creatividad y, si al niño de 8 ó 10 años le basta con la «apariencia» de una grúa, al de 12 ó 14 sólo le divierte lo que hace si la grúa funciona «de verdad». La creatividad del adolescente se acerca así a la propia creatividad del adulto en su trabajo: que sea original pero que se adapte al fin que se había propuesto al iniciar la tarea.

¿Cómo pueden los padres ayudar al niño a afrontar la posible decepción que se genera cuando no recibe los juguetes o juegos que estaba esperando? ¿Cómo pueden ellos mismos hacer frente a esa decepción?

Si observar la cara de satisfacción de quien recibe nuestro regalo nos inunda de gozo, fracasar en la elección nos duele. Y, ante los fracasos, la mejor estrategia es tratar de aprender de ellos. Lo peor es no reconocerlos y pretender que el niño disimule su decepción por complacernos. En muchos casos puede subsanarse cambiando el regalo y permitiéndole participar activamente en la nueva elección. Y lo más positivo es reconocernos ante ellos como limitados para adivinar sus gustos. Puede ser el principio de una mejor comunicación. ¿Hay mejor regalo?.

La publicidad constante en los medios de comunicación puede generar en los niños un consumismo acusado. Los padres no siempre pueden hacer frente al gasto económico de lo que los niños exigen, ¿existe alguna estrategia adecuada que permita a los padres favorecer que los niños se hagan consumidores más responsables?

La publicidad pretende generarnos a todos, niños y adultos, el convencimiento de que nuestra felicidad se encuentra en el producto que nos tratan de vender. Y, sin duda, hacen muy bien su trabajo. El nuestro está en examinar las propuestas con distancia y actitud crítica para evitar la decepción que comentábamos antes. Pero los niños tienen menos capacidad de distanciamiento y de crítica que los adultos (aunque el objetivo de la publicidad sea lograr que nos comportemos como niños, deslumbrados por las falsas promesas y las apariencias). Una buena estrategia es irles introduciendo a la administración de los recursos, siempre limitados. La práctica de las «pagas» tiene como objetivo que puedan valorar y priorizar lo que quieren, siempre más limitado que lo que pueden.

¿Cómo está interviniendo la Psicología para fomentar el conocimiento de estos aspectos y estrategias de afrontamiento?

La Psicología, o más bien «las psicologías» por la diversidad de enfoques y metodologías que caracterizan a esta disciplina, interviene en la definición de procesos que son muy complejos y en la eficaz intervención de intereses que, como vemos, son con frecuencia contrapuestos. Las psicologías permiten a los publicistas detectar necesidades y contribuir a generar otras nuevas con enorme acierto. Pero también contribuye a entender cómo los seres humanos construimos y hacemos uso de nuestra capacidad racional para fijarnos nuestras propias metas y evitar convertir en propias las que, ciertamente, no lo son.

Quizá uno de los aspectos más sobresalientes de las últimas décadas es el reconocimiento de la limitación del modelo psicológico «individualista». Los seres humanos estamos «hechos» de múltiples y complejas interacciones con otros seres humanos. Nuestras capacidades individuales, objetivo de las más diversas medidas psicológicas, las desarrollamos y utilizamos en contextos sociales, en relaciones con otros seres humanos.

Al mismo tiempo, nuestra fe en la «racionalidad» puede hacernos olvidar que emociones y sentimientos constituyen poderosos mecanismos de regulación social, que compartimos con otros mamíferos y que, aunque su importancia sea tan evidente en los primeros años de nuestras vidas, siguen ocupando un papel importante a lo largo de todas ellas.

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