Nueva guía del NICE sobre violencia y abuso doméstico

26 Mar 2014

Los profesionales sanitarios y de servicios sociales deben recibir formación específica en violencia de género dentro de sus planes de estudios de grado, de tal manera que puedan reconocer los signos de violencia y asegurar que las mujeres reciben un apoyo y ayuda adecuados. Así lo establece Instituto Nacional de Excelencia para la Salud y los Cuidados (National Institute for Health and Care Excellence, NICE), en su nueva guía de práctica clínica sobre Violencia y abuso doméstico: cómo los servicios de salud, servicios sociales y las organizaciones con las que trabajan pueden responder de manera eficaz (Domestic violence and abuse: how health services, social care and the organizations they work with can respond effectively).

Esta última guía del NICE supone importantes mejoras, al incluir, por primera vez, una revisión completa de toda la evidencia científica en torno a la violencia de género y al incidir en la importancia de la formación especializada de los profesionales que atienden a este colectivo. A este respecto, el NICE señala que la violencia de género es un problema demasiado frecuente en la actualidad como para no estar incluida dentro de los requisitos de formación básica de los estudios de grado de todos los profesionales de la salud.

Asimismo, el NICE insiste en la necesidad de realizar un trabajo coordinado entre los diferentes servicios que atienden a estas mujeres (atención primaria, atención especializada, servicios sociales, fuerzas de seguridad, etc.) y asegurar una atención integral, a través de profesionales específicamente entrenados.

Junto a estas recomendaciones, el NICE también subraya otros puntos clave a tener en cuenta en la atención a este colectivo, como:

  • Crear un ambiente que facilite la comunicación de la violencia de género.

  • Asegurar que el personal entrenado indague sobre la posibilidad de abuso o violencia de género.
  • Adoptar protocolos y métodos detallados para el intercambio de información entre los profesionales implicados.
  • Establecer un soporte de ayuda estructurado y ajustado a las necesidades de las personas afectadas.

  • Facilitar el acceso a los servicios a aquellas personas que presentan dificultades para recibir ayuda.
  • Identificar y derivar, en caso necesario, a los niños y jóvenes que hayan sido víctimas o testigos de violencia de género.
  • Suministrar servicios especializados para niños y adolescentes víctimas de violencia de género.
  • Ofrecer asesoramiento, apoyo y consejo de expertos como parte de un programa de ayuda comprehensivo.
  • Proporcionar a las personas que sufren violencia de género, y que presentan algún trastorno mental, tratamientos basados en la evidencia para su problema de salud mental.
  • Evaluar e implementar intervenciones estructuradas a las personas que perpetran la violencia de género.

Según declaraciones de Gene Feder, profesor de la Universidad de Bristol y presidente del grupo de trabajo de esta guía de práctica clínica, en la nota de prensa elaborada por el NICE: “Tenemos que hacer visible la magnitud del problema. Las mujeres que son víctimas de violencia de género presentan un riesgo tres veces superior de depresión, cuatro veces superior de ansiedad y siete veces mayor de trastorno por estrés post-traumático. La tendencia habitual es atender a los problemas de salud física, y no prestar atención al abuso subyacente”.

Las personas interesadas pueden consultar la guía de práctica clínica del NICE en el siguiente enlace:

Domestic violence and abuse: how health services, social care and the organizations they work with can respond effectively

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