HIJOS QUE AGREDEN A SUS PADRES: INTERVENCIÓN GRUPAL – JULIA MASIP

13 Ene 2006

Júlia Masip Serra, es psicóloga social además de psicoterapeuta familiar. Desde 1988 trabaja en Servicios Sociales de Atención Primaria y actualmente en el Centro de Servicios Sociales del Guinardó, dependiente del Ayuntamiento de Barcelona.

 

      

Entre otras publicaciones, ha elaborado como coautora el cuento «Cenicienta tiene un mal sueño» y «Violencia doméstica, cuaderno para profesionales»., editados por el Ayuntamiento de Barcelona.

Recientemente ha publicado un artículo en la revista Psicopatología y salud mental del niño y el adolescente, titulado GRUPO DE MADRES Y PADRE FRENTE A LA DESOLACIÓN. A raíz de dicho trabajo, Infocop on line le ha solicitado un resumen del mismo.

Este trabajo fue realizado conjuntamente con el Educador del equipo Rafel Tubau, en el Centro de Servicios Sociales de la zona del Guinardó –Ayuntamiento de Barcelona-. A través del trabajo diario, interdisciplinar, detectamos, a finales de curso del 2002-03, varias familias con graves dificultades de relación. En concreto, todas ellas vivían situaciones de agresión por parte de los hijos-hijas hacia las madres- padres.

Demandas

La mayoría eran madres separadas, monoparentales, que pedían soporte y orientación a los-las educadores del equipo, ya que finalizaba el curso, venían vacaciones y la situación en casa era insostenible.

La demanda a la psicóloga del equipo, era por derivación de los otros profesionales del centro (educadores-as y/o asistentes sociales), con el objetivo de reparar el dolor y malestar que las diferentes situaciones de agresión producían a las madres afectadas y fortalecerlas para poder afrontar y conducir su familia.

Trabajo de equipo y análisis de las demandas

En la intervención social, la interdisciplinariedad forma parte no sólo de forma teórica; en la práctica diaria del trabajo de equipo, desde la intervención individual y familiar hasta la grupal y comunitaria. Por ello, al analizar las diferentes situaciones familiares y la gravedad de las agresiones de los hijos-as hacia sus madres, también hacia una pareja formada por madre y padre (golpes, amenazas, destrozos en el piso, hurtos…) detectamos que todas vivían situaciones muy similares. La intervención tenía que ser más amplia. Era un buen momento para aplicar la metodología grupal, ya que en anteriores situaciones de malestar con hijos-as adolescentes, los grupos paralelos de madres-padres e hijos-as, nos habían dado resultados muy positivos, mejorando las diferentes situaciones, buscando y compartiendo conjuntamente soluciones comunes.

Actualmente, desde nuestro centro, las demandas por situaciones de agresión en las familias de adolescentes y jóvenes, entre 15 y 20 años, son cada vez más frecuentes. La diversidad familiar, por situaciones de separaciones, rupturas, reconstituciones, tutelas… en fin, las nuevas formas de crecimiento actuales, en muchos casos conflictivas, donde los niños no son tenidos en cuenta mientras se suceden vivencias que para ellos pueden resultar traumáticas, presentándose en la adolescencia en forma de agresión como pauta de enfrentamiento aprendida frente a la exposición de sus sentimientos o sus sufrimientos poco atendidos.

Las familias, con más frecuencia las monoparentales, madres solas, muchas veces en fase todavía pendiente de resolución de los conflictos anteriores (sobretodo separaciones mal resueltas, con juicios todavía pendientes o denuncias permanentes) tienen que enfrentarse y resolver –además y ahora- el malestar de los hijos-as adolescentes y jóvenes.

Fueron seis familias las que integraron el grupo inicialmente, cuatro eran madres solas, los dos restantes estaban formadas por padre y madre, pero una de estas últimas por cuestiones de horario dejaron de venir a la segunda sesión, quedó solo un padre como figura masculina.

La problemática común de todas ellas era la separación no resuelta en todas las madres solas, recibían maltratos físicos, una de ellas con tres hijos de entre 17 y 19 años, destrozos del piso, maltratos psicológicos con insultos y amenazas las otras tres. La pareja de padre y madre, habían sufrido una separación temporal de seis años, durante los cuales formaron nuevas parejas de las que también se separaron, luego, ellos dos –padre y madre- se volvieron a unir, el hijo por el cual venían tenía un diagnóstico de trastorno de la personalidad, no estudiaba, no trabajaba, les traía todas las novias a casa, salía y entraba cuando quería y sufrían por sus continuos enfrentamientos con el padre en los que la madre tenía que mediar.

Todas las familias trabajaban, con formación y situación económica media, con vivienda de propiedad, soportes sociales, amistades y familia extensa, sin problemas de salud física, en definitiva, dentro de la atención desde Servicios Sociales catalogadas de aparente normalidad.

Solo había una hija, de 15 años, a la cual la madre le tenía mucho miedo, con continuas amenazas y coacciones para poder conseguir lo que quería, salía con un grupo de amigos-as, mayores que ella, agresivos, y hasta altas horas de la madrugada. La madre ya no sabía qué hacer, tenía miedo de que la pegara.

El grupo

Fueron pocas sesiones, cinco, por cuestión de tiempo (junio-julio) justo antes de las vacaciones de verano, pero pensamos que eran necesarias por la presión de las crisis familiares que se daban en ese período precisamente.

Todas ellas muy participativas, de una alta cohesión grupal, donde el sentimiento de acompañamiento y escucha fue muy compartido, recibiendo y aportando alternativas positivas. El soporte profesional consistía en conducir, contener, aprender a analizar y reflexionar conjuntamente, revisar las situaciones traumáticas vividas por los hijos y ponerse en su lugar, introducir límites y responsabilidades propias y hacia los hijos, realizar ejercicios dentro del grupo y tareas fuera para optimizar el trabajo conjunto.

Para los profesionales, la intervención grupal es una herramienta alternativa cuando se nos presentan situaciones en las que coinciden diversas familias en un momento determinado y con problemáticas comunes. Sabemos que la intervención individual y familiar es más lenta y ante el periodo vacacional a veces se pierden o se producen crisis graves en las que tenemos que recurrir a fiscalía con las consecuentes perdidas afectivas y de gran sufrimiento familiar. El grupo aporta elementos de cura, de contagio en alternativas positivas a veces fuera de control, compartiendo situaciones donde nuestra intervención va dirigida a detectar, analizar, diagnosticar y cambiar dinámicas afectivas y disfuncionales cuando la problemática del maltrato aumenta. Ahondar en ella, descubrirla y expresarla ayuda a recobrar y reparar el desarrollo y crecimiento intrafamiliar. Los profesionales en el análisis, durante los espacios de trabajo previos al grupo y posteriores, profundizamos en la problemática, a la vez que creamos y aportamos a través de la intervención grupal nuevas herramientas a nuestro trabajo psico-social.

Evaluando los resultados

Cinco meses después, la mayoría de las familias habían mejorado su situación, los límites habían funcionado: La madre de la única chica la envió de campamentos sin móvil…,la madre de un chico que se fugó pudo contener la situación y cuando volvió puso condiciones, otra madre que recibía maltrato físico denunció a fiscalía su situación, donde sentenciaron un cambio de custodia hacia el padre y tratamiento psicológico para los hijos agresores, la pareja de madre y padre vieron sus diferencias y dificultades de aceptación hacia su hijo que se tranquilizó. De las otras no sabemos nada más desde el servicio.

Para el equipo, a pesar del trabajo que comportan, los resultados a corto plazo de las intervenciones grupales gratifican la intensidad de la intervención (de un alto seguimiento en cuanto a preparación de sesiones, convocatorias, implicación de las familias…) ya que frenan las situaciones de pronóstico crítico y, sobretodo, dan salidas a ciertas dinámicas familiares, que desde una atención individualizada no tienen una respuesta paralela a su gravedad.

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS