MUJERES Y HOMBRES: SOMOS MÁS PARECIDOS DE LO QUE PENSAMOS

3 Feb 2006

La página web Psychology Matters – Psychological Applications in Daily Life, dependiente de la American Psychological Association (APA), ha publicado un artículo titulado Think Again: Men and Women Share Cognitive Skills. Esta página web integra investigaciones psicológicas que demuestran la aplicación y valor de la ciencia psicológica en nuestra vida diaria.

Infocop On-Line se ha interesado por el tema y ofrece un resumen del artículo a continuación.

 

  

 La investigación desmonta mitos sobre las diferencias cognitivas

 

Lo que la investigación muestra

¿Son los chicos mejores en matemáticas? ¿Son las chicas mejores en lengua? El hecho de que menor número de mujeres que de hombres trabajen como científicos e ingenieros, ¿se debe a una cuestión de aptitudes o a la cultura?. Los psicólogos han encontrado evidencia que demuestra que los chicos y chicas o los hombres y mujeres difieren muy poco (hablamos de diferencias que afectarían a la escuela o el trabajo) en cómo y cómo de bien, piensan.

En la Universidad de Wisconsin, Janet Shibley Hyde ha compilado durante 10 años estudios meta-analíticos realizados sobre este tema. Usando esta aproximación, que aúna hallazgos de investigación de diferentes estudios, Hyde ha conseguido fusionar cientos de resultados en una única y simple conclusión: entre los sexos existen más parecidos que diferencias sexos.

En un informe realizado en el 2005, Hyde reunió meta-análisis relacionados con diferencias entre sexos no sólo en cuanto a aspectos cognitivos sino también en cuanto a aspectos relacionados con el estilo comunicativo, sociales o de personalidad, conducta motora y razonamiento moral. La mitad de los estudios, mostraban que las diferencias de sexo eran pequeñas; un tercio que eran prácticamente inexistentes; es decir, el 78% de las diferencias de sexo eran pequeñas o se aproximaban a cero. Y lo que es más importante, es que la mayoría de los análisis trataban diferencias que daban por supuestas y fiables, como por ejemplo, diferencias en matemáticas o habilidad verbal.

A finales del 2005, Elizabeth Spelke, de la Universidad de Harvard, revisó 111 estudios. La mayoría de estudios de esta revisión, sugerían que las habilidades de hombres y mujeres para las matemáticas y las ciencias tiene una base genética localizada en los sistemas cognitivos que emergen en la infancia temprana, pero en líneas generales da a hombres y mujeres una aptitud igual para las matemáticas y las ciencias. De hecho, se encontró que los niños y niñas de 6 meses de edad ejecutaban tareas de suma y resta exactamente igual (¡los bebés pueden realizar estas tareas pero no con lápiz y papel!).

Toda esta evidencia se ha ido acumulando con los años. En 1990, Hyde y sus colegas publicaron un meta-analysis de 100 estudios sobre la ejecución en matemáticas, que ponían en entredicho hallazgos anteriores. Resumiendo los datos recopilados entre 1967 y 1987 sobre más de tres millones de participantes, el grupo de investigación no encontró grandes diferencias globales entre niños y niñas en lo que a la ejecución en matemáticas se refiere. Las chicas se mostraron ligeramente superiores en cálculo hasta los catorce años (elementary and middle school); sólo en el instituto (high school) los chicos mostraron una ligera ventaja en cuanto a solución de problemas, quizás porque eligieron más el área de ciencias, que incide en la solución de problemas. Los chicos y chicas entendieron los conceptos matemáticos igualmente bien y cualquier diferencia de género disminuyó con el transcurso de los años, contradiciendo la idea de que exista un factor biológico o fijado diferenciador.

En lo que a habilidad verbal respecta, en 1988, Hyde y dos de sus colegas informaron que los datos de 165 estudios revelaron una superioridad femenina demasiado pequeña para darle importancia, al contrario de afirmaciones previas que decían que «las chicas son mejores verbalmente hablando«. Y más aún, las no encontraron evidencia acerca de diferencias individuales sustanciales en ningún componente del procesamiento verbal. Tampoco se observaron cambios con la edad.

Lo que significa la investigación

La investigación muestra no que los hombres y las mujeres, cognitivamente hablando, sean diferentes sino que son iguales; sugiere que los factores sociales y culturales influyen en las diferencias en la ejecución percibida o real. Por ejemplo, en 1990, Hyde et al. concluyeron que hay poca evidencia que indique que los chicos son mejores en matemáticas, en cambio se muestran unos patrones complejos en la ejecución de las matemáticas que descarta una generalización fácil. Este grupo de investigación afirmó que para explicar porqué unas pocas mujeres escogen cursos de matemáticas en la universidad y trabajan en profesiones relacionadas con ellas, «debemos atender a otros factores, como unos sistemas de creencias internalizados sobre las matemáticas, factores externos como la discriminación sexual en educación y en el trabajo y el currículo de matemáticas previo al acceso a la universidad».

En aquellos aspectos en donde los tests han mostrado diferencias entre los sexos, el grupo creen que el contexto social juega un papel importante. Spelke considera que las diferencias desarrolladas tardíamente en lo que a elección de carrera se refiere no se deben a unas habilidades diferenciadas sino a factores culturales, como unas ligeras pero dominantes expectativas de género que se interiorizan durante la época el instituto y la universidad.

En un estudio de 1999, Steven Spencer y sus colegas informaron que la ejecución en un test matemáticas se veía afectada, sólo con indicarle a las mujeres que el test suele mostrar diferencias en la ejecución según el sexo. Este fenómeno de «la amenaza del estereotipo» ocurre cuando la gente cree que será evaluada en base a estereotipos sociales de su grupo en particular. En el estudio, los investigadores administraban un test de matemáticas a hombres y mujeres después de decirle a la mitad de las mujeres que el test había mostrado diferencias de sexo y al resto que no se había encontrado ninguna diferencia. Las mujeres que esperaban diferencias individuales lo hicieron significativamente peor que los hombres. Aquellas a las que se les dijo que no había diferencias entre sexos lo hicieron igual que los hombres. Y lo que es más, el experimento se llevó a cabo con mujeres que tenían un nivel superior de ejecución en matemáticas.

Ya que «la amenaza del estereotipo» afectó a las mujeres aún cuando los investigadores dijeron que el test no mostraba diferencias de sexo, Spencer et al. creen que las personas pueden estar sensibilizadas incluso cuando un estereotipo es mencionado en un contexto inicial.

Cómo usar la Investigación

Si se entiende que los hombres y las mujeres son iguales, es posible que las cosas cambien en los colegios, las universidades, la industria y el lugar de trabajo en general. Tal y como Hyde y sus colegas vieron en 1990, «donde existen diferencias de sexo es en áreas críticas. La resolución de problemas es esencial para el éxito en muchos campos relacionados con las matemáticas, como la Ingeniería o la Física«. Creen que mucho antes de iniciar el instituto, a los niños se les debería enseñar habilidades de resolución de problemas esenciales junto con cálculo. También hacen alusión a que los chicos tienen más acceso a experiencias de resolución de problemas fuera de la clase de matemáticas. Los investigadores también señalan la parte cuantitativa del Test de Aptitud Escolar (Scholastic Aptitude Test –SAT-), que podría estar camuflando las habilidades de resolución de problemas a favor de los chicos; las puntuaciones obtenidas son usadas en las admisiones a la universidad y en decisiones relativas a la concesión de becas. A Hyde le preocupan los costes que pueden suponer estereotipos de género poco sólidos, científicamente hablando, para los individuos y para la sociedad en general.

  Referencias Bibliográficas

Hyde, J. S., & Linn, M. C. (1988). Gender differences in verbal ability: A meta- analysis. Psychological Bulletin, 104, 53-69.

Hyde, J.S., Fennema, E., & Lamon, S. (1990). Gender differences in mathematics performance: A meta-analysis. Psychological Bulletin, 107, 139-155.

Hyde, J.S. (2005). The gender similarities hypothesis. American Psychologist, 60(6), 581-592.

Spelke, Elizabeth S. (2005). Sex differences in intrinsic aptitude for mathematics and science?: A critical review. American Psychologist, 60(9), 950-958.

Spencer, S.J., Steele, C.M., & Quinn, D.M. (1999). Stereotype threat and women’s math performance. Journal of Experimental Social Psychology, 35, 4-28.

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