PERCEPCIÓN DE OBSTÁCULOS Y BURNOUT EN LA PROFESIÓN DOCENTE

20 Feb 2006

En el volumen 21 del año 2005 de la revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, aparece un artículo publicado bajo el título «Burnout como consecuencia de una crisis de eficacia: un estudio longitudinal en profesores de secundaria». En el siguiente artículo se ofrecen aspectos destacados de esta investigación.

Susana Llorens Gumbau1 es la primera doctora europea en Psicología del Trabajo y las Organizaciones por la Universidad Jaume I de Castellón, donde es profesora ayudante de esta rama de la Psicología. Además de PDI.TC (Personal Docente e Investigador a Tiempo Completo) es miembro del equipo «WONT Prevención Psicosocial».

En el año 1995 recibe el Premio Extraordinario de Doctorado en Ciencias Sociales, del Comportamiento y de la Educación por esta universidad.

Es miembro de la European Association on Work and Organizational Psychology (EAWOP) y de la International Association of Applied Psychology (IAAP).

Susana Llorens Gumbau

El rol del profesor constituye uno de los pilares fundamentales de la educación en la sociedad actual. Esta profesión es una de las más retadoras, pero a la vez una de las más estresantes. Las familias e instituciones esperan del profesor que eduque, que forme, que oriente a personas, pero a la vez que ejerza la función de los padres en muchas de las ocasiones. Esta responsabilidad, junto con las elevadas demandas que se exigen al profesor, lo convierten en una profesión de alto riesgo (García-Martínez, 2000). No es de extrañar, pues, que una gran mayoría de profesores sufran lo que se considera uno de los problemas psicosociales más acuciantes en el mundo laboral: el burnout o síndrome de ‘estar quemado’ por el trabajo.

El burnout expresa un estado en que el profesor se siente como una ‘vela que se apaga’, como ‘una batería que se acaba’, o como ‘un fuego que se extingue’. Los profesores que sufren burnout manifiestan consecuencias negativas tanto para ellos mismos como para el centro en el que desarrollan su labor. El profesor ‘quemado’ manifiesta un agotamiento (una disminución de energía debido a las excesivas demandas por parte de los estudiantes y sus familiares y por los demás profesores del centro), malestar psicológico, sensación de que no son competentes en el desempeño de su labor docente, disminución de la motivación por el trabajo y el desarrollo de indiferencia y actitudes distantes hacia el trabajo y hacia los propios estudiantes (Salanova, Llorens, García, Burriel, Bresó, y Schaufeli (2005). Estos síntomas, pueden desembocar en problemas de ansiedad y depresión, así como en absentismo laboral, disminución del desempeño, bajas laborales y en una falta de calidad de la enseñanza y del aprendizaje de los estudiantes (Martínez, Grau y Salanova, 2002).

Según los resultados llevados a cabo por nuestro equipo de investigación WONT Prevenció Psicosocial de la Universitat Jaume I de Castellón (www.wont.uji.es) son las profesoras las que manifiestan encontrarse más agotadas, se sienten menos eficaces y muestran mayores síntomas depresivos. Por otro lado, los profesores entre 43-57 años son los que tienden a mostrar más actitudes cínicas hacia el trabajo y tienden a ‘despersonalizar’ a compañeros y a los propios estudiantes, se sienten menos competentes a nivel profesional, con más síntomas depresivos y menos satisfechos a nivel laboral. Además, son los profesores que imparten grupos mixtos de Enseñanza Secundaria y Enseñanza Obligatoria los que muestran mayores niveles de agotamiento y cinismo; siendo los que imparten ESO los que muestran mayores niveles de ansiedad (García, Llorens, Salanova, y Cifre, 2004; Salanova, Llorens, y García, 2003).

 

Pero, ¿qué ‘quema’ al docente?. De forma coloquial podemos decir que el burnout se produce cuando existe un desajuste entre las demandas propias del puesto de docente (ej., la cantidad de trabajo les ‘sobrepasa’ ya sea por falta de tiempo o de exceso de tareas; sobrecarga emocional; falta de claridad de funciones y tareas) y los recursos (ej., falta de autonomía, falta de apoyo social, falta de coordinación entre compañeros) que el profesor posee para afrontarlas.

Una de las fuentes del burnout docente que más interés está suscitando en la investigación actual es la presencia de obstáculos organizacionales. Así, el desarrollo del síndrome de burnout en los profesionales docentes puede aparecer como consecuencia de la percepción por parte del profesor de una serie de obstáculos (García y Llorens, 2003). Pero ¿qué se entiende por obstáculo? Los obstáculos se refieren a aquellos factores organizacionales del contexto de trabajo que tienen capacidad para restringir el desempeño, requieren que las personas ejerzan un esfuerzo adicional (físico o psicológico) para superarlos y se asocian a ciertos costes físicos y psicológicos asociados (por ejemplo, el desarrollo del burnout) (Brown y Mitchel, 1993). Generalmente, podemos distinguir dos tipos de obstáculos responsables de la aparición del burnout en el docente. Los primeros son los obstáculos sociales, que hacen referencia a aquellos aspectos referidos a los problemas derivados del trato con alumnos, padres y compañeros del centro (por ejemplo, la indisciplina de los alumnos, desinterés y falta de motivación y actitudes negativas de los padres hacia el aprendizaje de los hijos). Por otro lado, se distinguen los obstáculos técnicos, entre los que se destacan los problemas con los recursos tecnológicos del centro, problemas en el material didáctico y fallos o averías en la infraestructura o instalaciones del centro. Nuestros estudios revelan que aquellos profesores que perciben la existencia de mayores obstáculos para la realización de sus tareas como docente, son los que muestran mayores niveles de ansiedad, síntomas depresivos y burnout (Grau, Llorens, García, y Burriel, 2003). De manera específica, suelen ser los profesores que imparten docencia en centros públicos los que perciben más obstáculos técnicos que los docentes de centros privados. Además, suelen ser los profesores que imparten ESO los que más obstáculos sociales perciben comparados con aquellos que imparten Enseñanza no obligatoria (Bachilleratos o Ciclos Formativos) (García y Llorens, 2003; Salanova y otros, 2003).

De esta manera, aquellos profesores que perciben mayores obstáculos en el centro docente, son los que tienen más posibilidades de tener episodios de «crisis de eficacia profesional» que con el paso del tiempo provocarán la aparición del síndrome de burnout (Llorens, García, y Salanova, 2005). Todo esto indica que existen ciertos aspectos organizacionales que quedan fuera del control del propio profesor, que realmente inciden de manera importante en la creencia que tienen los profesores sobre su capacidad para desempeñar adecuadamente su rol docente. Sin embargo, este historial de malestar psicológico no acaba aquí, sino que estos niveles de burnout hacen que el profesor acabe percibiendo mayores obstáculos en el futuro y comience de nuevo todo el proceso. Así pues, los resultados muestran que la percepción de obstáculos conlleva una disminución de las creencias de eficacia, que a su vez es el responsable de la aparición del burnout con el paso del tiempo, el cual provocaría la percepción de más obstáculos por parte del profesor y así sucesivamente, generándose lo que se conoce como «espirales negativas o de pérdidas» (Llorens y otros, 2005; Martínez, Grau, Llorens, Cifre, y García, 2005).

¿Qué se puede hacer para reducir el burnout docente? Desde nuestro punto de vista es necesario empezar o continuar con la evaluación de riesgos psicosociales en este colectivo específico. También resulta necesario continuar con la realización de acciones informativas y divulgativas de concienciación y sensibilización en materia de cultura preventiva así como la elaboración de programas preventivos y de intervención mediante la realización de talleres de trabajo («workshops«) para la prevención del estrés laboral y del burnout. Este ha sido nuestro granito de arena y esperamos que permita generar nuevas perspectivas de investigación en materia de prevención de riesgos y salud psicosocial en el docente, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de una profesión que merece un reconocimiento por su indiscutible papel en la sociedad. Pero, como ha podido apreciarse es muy importante que los profesores se sientan eficaces y que crean que «pueden hacerlo«.

Ver Referencias Bibliográficas del artículo

1 La autora quiere agradecer la colaboración realizada por Marisa Salanova y Mónica García

 

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