La importancia de la Psicología en el abordaje de la enfermedad renal crónica, recomendaciones de la APA

20 Sep 2016

Cuando se recibe diálisis como tratamiento de una enfermedad renal, suele ser común que la persona se centre en la salud física. Si bien ésta es importante, también lo es el bienestar mental y emocional. Tener en cuenta la salud emocional, aceptando ayuda cuando es necesario, puede ayudar a tener una vida gratificante.

Así lo afirma la APA (American Psychologists Association-Asociación Americana de Psicología) en un artículo publicado en su página Web, a través del cual aborda el papel que juegan las emociones en la enfermedad renal crónica, así como la importancia de la Psicología tanto en el diagnóstico como durante el tratamiento dialítico.

Tal y como señala la Asociación, ante la prescripción de diálisis los pacientes suelen pasar por una montaña rusa de emociones: a menudo, la primera reacción es de “shock” y rechazo, con una sensación de aturdimiento e irrealidad. También pueden experimentar sentimientos de ira, tristeza, preocupación y culpa. Algunas personas pueden evocar constantemente al pasado, preguntándose si podrían haber actuado de algún otro modo.

No obstante, la APA precisa que las emociones no siempre son negativas. Por ejemplo, aquellas personas que saben que probablemente van a recibir diálisis, pueden sentir algo de alivio cuando comienzan con el tratamiento. Asimismo, en el caso de los pacientes que esperan por un trasplante de riñón, pueden pasar por un amplio y variado abanico de emociones: esperanza, ansiedad, miedo, etc.

A pesar de lo anterior, la Asociación recuerda que, independientemente de las emociones que se estén experimentando, esta “montaña rusa emocional” es común a todas las personas. Por ende, a medida que se va instaurando una rutina de tratamiento, se va apreciando, simultáneamente, una mejora en el bienestar. A este respecto, la APA establece una serie de pasos o acciones que pueden hacerse de cara a manejar la tristeza, la preocupación y el estrés, y que recogemos a continuación:

Mantener las actividades diarias que resultan placenteras: no permitir que el hecho de recibir un tratamiento dialítico impida realizar actividades que nos gustan. Siempre que sea posible, es aconsejable mantener las aficiones e intereses previos a la diálisis, adaptándolos, en caso necesario, a su horario de tratamiento o estado de salud. Es recomendable también socializar con amigos y, si es factible, seguir trabajando. Las personas que ponen un punto y seguido a su vida a pesar de un tratamiento de esta naturaleza, tienden a ser más felices y saludables.

Autoinformarse: Recopilar información y hacer las preguntas necesarias puede ayudar a entender el tratamiento con diálisis, así como los cambios de estilo de vida que conlleva. Es útil elaborar una lista con todas las dudas y preguntas que puedan surgir, para llevarla a las consultas con el médico. Conocer todos los detalles necesarios puede ayudar a mantener un sentido de control sobre la propia salud.

Mantener una red social de apoyo: Buscar el apoyo del cónyuge o pareja, familia y amigos. Es importante abrirse a ellos y explicar lo que se está experimentando y sintiendo, y qué se necesita, sin tener miedo de pedir ayuda: los seres queridos probablemente quieren ayudar, pero puede que no sepan cómo, a menos que se les diga.

Buscar apoyo adicional: Es aconsejable consultar con el médico acerca de la posibilidad de unirse a un grupo de apoyo a personas con enfermedad renal, para poder contactar con otras personas que están pasando por la misma situación.

Respirar profundamente: Los ejercicios de relajación pueden ayudar a aliviar el estrés. Igualmente, algunos estudios han demostrado los efectos beneficiosos del ejercicio sobre el estado del ánimo de las personas sometidas a diálisis. En este sentido, es aconsejable consultar con el médico acerca de qué formas de ejercicio son seguras y apropiadas para cada paciente en particular.

Retribuir: Ayudar a otros o realizar tareas de voluntariado puede ayudar a la persona, recordándole que tiene habilidades inestimables que ofrecer, incluso aunque ya no pueda trabajar o implicarse en responsabilidades como solía hacer antes del tratamiento.

Buscar ayuda profesional: Cuando se tiene una enfermedad crónica, es fácil caer en los patrones de pensamiento negativo. A este respecto, la APA recuerda la labor de los profesionales de la salud mental, entre ellos, los psicólogos, que pueden ayudar a tomar el control de esos pensamientos negativos y adaptarse a los desafíos únicos de la diálisis.

La diálisis salva vidas, pero también cambia la vida de las personas que la reciben. Comenzar un tratamiento de esta índole implica ciertos cambios y requiere diversos ajustes, por lo que es normal que durante este proceso surjan sentimientos de tristeza de naturaleza adaptativa. Sin embargo, cuando perduran más allá del período de adaptación, y ante la presencia de otros síntomas como preocupación excesiva y continua por diferentes aspectos de la enfermedad, sentimientos de desesperanza, problemas de sueño, aislamiento social o pérdida de interés por actividades de las que antes se disfrutaba, etc., la APA aconseja acudir a un profesional de la salud mental para valorar una posible depresión. En relación con esta recomendación, pone de relieve los beneficios de las opciones no farmacológicas, principalmente el ejercicio físico y la terapia cognitivo-conductual, que han mostrado su eficacia en el abordaje de la depresión en personas con enfermedad renal crónica.

Fuente: APA

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