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12 Abr 2006

El cotilleo es algo más que cháchara. Según indica una reciente investigación publicada en el número del mes de abril de la revista de la Asociación Americana de Psicología (APA), APA Monitor, nos ayuda a desenvolvernos en nuestro complejo mundo social.

 

Indica el artículo que, Sarah Wert, psicóloga e investigadora asociada de la Yale Univerity, ha llevado a cabo un estudio en el que muestra cómo factores tales como el estado de ánimo de las personas o el prestigio social, afectan a la manera de cotillear, así como el valor que el cotilleo tiene a la hora de acercar o alejar a las personas. Wert indica en el artículo «como psicóloga social, siempre me ha interesado la moralidad y las decisiones éticas/morales, y el cotilleo es algo sobre lo que la gente«.

 

Wert indica en el artículo «como psicóloga social, siempre me ha interesado la moralidad y las decisiones éticas/morales, y el cotilleo es algo sobre lo que la gente«.

Esta psicóloga lleva estudiando el popular pasatiempos humano desde hace aproximadamente una década. Una de las conclusiones a las que ha llegado es que el chismorreo no siempre es utilizado para dañar a otras personas, sino que tiene también una función de nexo entre los grupos sociales y sirve como vehículo para el aprendizaje de las reglas del mundo social.

El artículo explica que algunos psicólogos se atreven a decir que esta necesidad de las personas de «charlar unos con otros» puede haber sido el estímulo que permitió a la humanidad a desarrollar el lenguaje.

En cualquier caso, apunta el artículo, si deseamos estudiar el cotilleo lo primero que debemos hacer es tratar de definirlo.

Eric Foster, psicólogo e investigador del Institute for Survey Research de la Temple University, define comúnmente el cotilleo como cualquier conversación entre dos o más personas acerca de otra persona que no está presente.

Algunos autores, indica el APA Monitor, limitan más la definición del término. El profesor de Psicología de la University of Surrey, Nicholas Emler, acota la definición indicando que el cotilleo debe incluir información acerca de alguien que es conocido por todos los que cotillean; hablar de una celebridad sería un tipo de pseudocotilleo.

Wert, por su parte, sugiere que el cotilleo debe incluir una opinión o dimensión evaluadora, pudiéndose medir mediante del tono o algún otro aspecto de la conversación.

Otros autores aportan definiciones mucho más amplias, pero en lo que sí coinciden todos es en diferenciar rumor de cotilleo. Para Foster, el cotilleo es hablar sobre otras personas, asumiendo que uno se está basado en hechos. Mientras que el rumor puede tratar sobre sucesos o personas y es más especulativo.

Como quiera que sea, indica la revista que lo cierto es que el cotilleo es algo frecuente y extendido en todas partes, pero su estudio entraña mucha dificultad, ya que se trata de una actividad privada. Según palabras de Emler: «el cotilleo implica ser indiscreto acerca de cosas que sabes sobre otros, por lo que normalmente tienes cuidado sobre lo que dices en un entorno público«.

Para el estudio del cotilleo el artículo enumera varios métodos, cada uno de los cuales presenta ventajas e inconvenientes.

            

Como quiera que sea, indica la revista que lo cierto es que el cotilleo es algo frecuente y extendido en todas partes, pero su estudio entraña mucha dificultad, ya que se trata de una actividad privada. Según palabras de Emler: «el cotilleo implica ser indiscreto acerca de cosas que sabes sobre otros, por lo que normalmente tienes cuidado sobre lo que dices en un entorno público«.

Para el estudio del cotilleo el artículo enumera varios métodos, cada uno de los cuales presenta ventajas e inconvenientes. Dunbar, por ejemplo, escuchaba a escondidas y codificaba conversaciones en sitios públicos. El método es discreto y tiene una buena validez ecológica, sin embargo no permite acumular información contextual y de fondo sobre los que habla. Además, lo que la gente dice en público puede diferir de lo que dicen en sus hogares u otros lugares privados. Emler pedía a las personas que escribieran en un diario sus temas de conversación. La dificultad aquí tenia que ver con que para la gente registrar sus conversaciones en detalle una vez concluidas es complicado. También se han utilizado cuestionarios, sin embargo, estos cuestionarios dependen del recuerdo de las personas, con las consecuentes distorsiones que pueden conllevar. Wert, en cambio, ha trasladado el cotilleo propiamente dicho al laboratorio, pidiendo a parejas que chismorreasen mientras ella grababa y codificaba esas conversaciones.

El artículo concluye indicando que el estudio del cotilleo está comenzando a cobrar importancia, ya que se trata no sólo de cháchara, sino que es clave para desenvolvernos en el mundo social

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