Problemas de conducta en Educación Infantil, según el Child Mind Institute

9 May 2018

La mayor parte de los niños en edad escolar que son tratados por problemas de comportamiento, suelen exhibir conductas disruptivas en clase, ignorando o desafiando al profesorado, siendo agresivos con otros compañeros, etc. Sin embargo, en muchos de estos casos, algunas conductas problemáticas estaban presentes desde Educación Infantil (por ej., problemas de impulsividad y de regulación del comportamiento, exceso de rabietas, etc.).

Así lo afirma el Instituto de la Mente Infantil (Child Mind Institute) en un artículo publicado en su página Web bajo el título Problem Behavior in Preschoolers (Problemas de Conducta en Educación Infantil), con el que pretende dar a conocer qué tipo de conductas merecen especial atención, así como las medidas que pueden emprender los padres para su abordaje.

Tal y como señala el Instituto, entre los 3 y 5 años, las intervenciones dirigidas a reducir y/o eliminar los problemas de conducta se centran en los padres, enseñándoles pautas para manejar el comportamiento del niño de un modo más eficaz y restablecer de forma positiva las relaciones familiares. Los programas de intervención con padres que han evidenciado resultados óptimos son los siguientes:

  • Terapia de Interacción Padre-Hijo (PCIT-Parent-Child Interaction Therapy): el PCIT es una terapia breve que trata problemas de conducta en niños de 2 a 7 años, con una duración aproximada de 14 a 17 sesiones semanales. Su objetivo es crear o re-establecer una interacción entre padres e hijos saludable y asertiva, con un estilo de comunicación claro y marcando límites en la educación. Durante la sesión, mientras los padres juegan con su hijo, van recibiendo entrenamiento en vivo por parte de los terapeutas, que se encuentran en una sala de observación tras un espejo unidireccional.

  • Entrenamiento a padres y padres en el manejo de conductas (PMT-Parents Management Training): a este programa suelen acudir únicamente los padres, aunque en ocasiones se les puede pedir a los niños (de 3 a 13 años) que participen en alguna sesión. El terapeuta modela y enseña las habilidades para abordar de manera más eficaz los comportamientos desafiantes, y realizan un “Role Playing” con los padres. Tras la sesión, los padres deben practicar estas habilidades en casa.

  • Programa de crianza positiva (Positive Parenting Program-Triple P): el Triple P está diseñado para tratar los problemas de comportamiento infantil desde la infancia hasta la adolescencia, y promover relaciones positivas entre padres e hijos. Su objetivo es proporcionar a los padres la información y habilidades que necesitan para aumentar su autoconfianza y autosuficiencia en la el manejo de la conducta de sus hijos e hijas.

¿Cuándo deberían realizar los padres este tipo de intervenciones?

La evidencia muestra que hasta los 7 años, los niños suelen ser “más receptivos” a las terapias orientadas a la mejora de sus conductas problemáticas. Cuanto más tiempo se mantengan las conductas negativas, más difícil y estresante será para los padres el poder cambiarlas. Por ello, es esencial que la intervención sea lo más temprana posible.

El artículo tranquiliza a los padres ante la preocupación de que se les pueda considerar “padres helicóptero” (progenitores hiperprotectores que “sobrevuelan” de forma constante sobre la vida de sus hijos), señalando que el entrenamiento en pautas ayuda a los niños que son disruptivos o presentan falta de control de impulsos a adquirir habilidades que no habían aprendido previamente, aprendiendo así a controlar sus impulsos y responder de forma adecuada y positiva en cada situación, evitando en última instancia la temida etiqueta de “niños «problemáticos».

Todos los niños de entre 2 y 3 años suelen tener rabietas, y con frecuencia utilizan la palabra “no”. El Instituto considera esencial buscar ayuda en el caso de que las conductas difíciles se vuelvan habituales (cuando “no” es la única respuesta por parte de los pequeños y se acompaña usualmente de rabietas constantes); en estos casos, los padres pueden verse obligados a ajustar su estilo de vida, evitando acudir a muchos lugares (por ej., al supermercado) por temor a que la salida termine en llantos o gritos, pudiendo estas situaciones generar una gran estrés en el ámbito familiar.

Otro problema mencionado en el artículo es la “desobediencia pasiva”: cuando los padres dan una consigna varias veces y los niños no hacen lo que se les pide a pesar de haberlo escuchado o contestan con frases del tipo: “un minuto”, “ahora voy”.

¿Cuál es el objetivo del entrenamiento para padres?

El artículo finaliza poniendo de relieve que, si bien los distintos programas varían en los enfoques utilizados, todos tienen en común el objetivo de enseñar a los padres el modo de interactuar con sus hijos e hijas de una manera positiva y apropiada para su desarrollo, estableciendo expectativas razonables y comunicando estas expectativas de forma que sea más probable que sus hijos los escuchen.

Fuente: Child Mind Institute

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS