La carga de los problemas de Salud Mental en Europa sigue siendo muy elevada, según un informe europeo

4 Ene 2019

“Se calcula que los costes totales de los problemas de salud mental, que incluyen los costes para los Sistemas de Salud y los programas de Seguridad Social, junto con una menor productividad laboral, representan más del 4% del PIB en los países de la UE, lo que equivale a más de 600 mil millones de euros año. Promover la salud mental y mejorar el acceso al tratamiento a aquellas personas con problemas de salud mental debe ser una prioridad”.

Con esta afirmación se presenta el último informe sobre el panorama de la salud en Europa (Health at a Glance: Europe 2018), publicado el pasado mes de noviembre de 2018, por la Comisión Europea y la OCDE (Organización para la cooperación y el desarrollo económico).

El informe presenta análisis comparativos del estado de salud de los ciudadanos de la Unión Europea y el rendimiento de los sistemas sanitarios de sus 28 Estados miembros, 5 países candidatos y 3 países de la AELC, con el fin de identificar los puntos fuertes y las oportunidades de mejora.

El documento se estructura en dos partes: la primera comprende dos capítulos temáticos, uno centrado en la necesidad de emprender esfuerzos para la promoción de una mejor salud mental y otro donde se esbozan posibles estrategias para reducir gastos innecesarios en la salud. En la segunda parte se presentan las tendencias más recientes en indicadores clave del estado de salud, los factores de riesgo y el gasto sanitario, junto con un análisis de los progresos realizados en la mejora de la eficacia, la accesibilidad y la resiliencia de los sistemas sanitarios europeos.

A continuación, resumimos las principales conclusiones del informe:

  • Más de una de cada seis personas en los países de la UE ha tenido un problema de salud mental en 2016, lo que equivale a alrededor de 84 millones de personas. Por otro lado, en 2015, las muertes de más de 84.000 personas en los países de la UE se atribuyeron a trastornos mentales y a suicidios.

  • Los costes económicos y sociales derivados de los trastornos mentales son considerables. El coste total de los problemas de salud mental se estima en más del 4% del PIB, es decir, más de 600.000 millones de euros, en los 28 países de la UE. El gasto directo en atención sanitaria se traduce en 190.000 millones de euros (o el 1,3% del PIB), otros 170.000 millones de euros (1,2% del PIB) se dedican a programas de seguridad social, mientras que 240.000 millones de euros (1,6% del PIB) representan los costes indirectos al mercado laboral debido al bajo nivel de empleo y productividad.

    En España, concretamente, los costes totales de los problemas de salud mental son de 45.058 millones de euros (4,17% del PIB), de los cuales 14.415 millones de euros (1,33% del PIB) y 12.318 millones de euros (1,14% del PIB), son costes directos en Sistemas de Salud y en programas de seguridad social, respectivamente.

  • Las pesadas cargas económicas y sociales de los trastornos mentales son evitables. Según el informe, muchos países europeos han establecido políticas y programas para combatir los problemas de salud mental a distintas edades. A razón de los datos, países como, por ejemplo, Bélgica, la República Checa, Finlandia, Francia, Hungría, Irlanda, Italia, los Países Bajos, Eslovenia, España, Portugal y el Reino Unido, tienen un plan específico o documento de políticas que aborda la promoción y prevención de la salud mental.

    Sin embargo, el informe manifiesta que se puede hacer mucho más para gestionar y fomentar la salud mental. Las cifras procedentes de distintos países sugieren que hasta una quinta parte del gasto sanitario es innecesario y podría reducirse o eliminarse sin menoscabar la calidad asistencial. Reducir este gasto innecesario, señalan los autores del informe, “no solo contribuye a la resiliencia de los sistemas sanitarios, sino que también ayuda a lograr y mantener el acceso universal a una atención eficaz”.

  • Con respecto a los hospitales, el documento afirma que una mejor gestión de las enfermedades crónicas en la comunidad evitaría muchos ingresos hospitalarios. De hecho, ingresos potencialmente evitables por afecciones como el asma y la diabetes consumen más de 37 millones de días de cama hospitalaria al año en toda la UE. Las cifras analizadas revelan que España se encuentra entre los países con mayores tasas de admisiones hospitalarias por enfermedades crónicas.

    Entre las conclusiones de este análisis, se observa que las altas que se retrasan innecesariamente también resultan costosas para los hospitales, dado que muchos pacientes que están listos para recibir el alta, ocupan camas que podrían utilizarse para los pacientes con mayores necesidades.

  • En relación con los productos farmacéuticos, los autores del informe consideran que para lograr sistemas sanitarios eficientes y sostenibles, es esencial reducir el desperdicio al mínimo y optimizar el valor derivado del gasto en medicamentos. A este respecto, ponen de relieve una combinación de instrumentos políticos para contribuir a dicho objetivo, a saber: 1) garantizar la rentabilidad en la selección y cobertura, la adquisición y el precio de los productos farmacéuticos a través de la evaluación de la tecnología sanitaria; 2) explotar el ahorro potencial de los medicamentos genéricos y biosimilares; 3) fomentar la prescripción racional; y 4) mejorar el cumplimiento terapéutico por parte de los pacientes.

  • A pesar del aumento en la esperanza de vida registrado a lo largo de la década de 2001 a 2011 en todos los países de la UE, se ha detectado una notable disminución en estas mejoras desde 2011 en muchos países, especialmente en Europa occidental, aumentando menos de medio año entre 2011 y 2016. En opinión de los autores del informe, esta desaceleración “parece haber sido impulsada por una disminución de la tasa de reducción de muertes por enfermedades cardiovasculares y por incrementos periódicos de las tasas de mortalidad entre las personas mayores debido, en parte, a fuertes temporadas de gripe durante algunos años”.

    Persisten grandes disparidades en la esperanza de vida, no solamente en función del género, sino también de la situación socioeconómica. Según el informe, por término medio en la UE, los hombres mayores de treinta años con bajo nivel educativo pueden vivir ocho años menos que las personas con título universitario (o equivalente), mientras que la “brecha educativa” entre las mujeres es más reducida, situándose en torno a cuatro años. Estas diferencias reflejan en gran medida las diferencias en la exposición a los factores de riesgo, aunque también indican disparidades en el acceso a la atención sanitaria.

  • Si bien se ha registrado una disminución en los índices de tabaquismo en niños y adultos en la mayoría de países de la UE, aún hoy día alrededor de una quinta parte de los adultos fuma diariamente, y esta cifra se sitúa en hasta uno de cada cuatro adultos en países con políticas de control del tabaco menos avanzadas.

  • Las políticas de control del alcohol han reducido el consumo general en varios países, aunque el elevado consumo de alcohol entre los adolescentes y los adultos sigue constituyendo un importante problema de salud pública. En los países de la UE, aproximadamente el 40% de los adolescentes revela que ha consumido alcohol en exceso al menos una vez durante el mes anterior, y más del 40% de los jóvenes de entre 20 y 29 años afirman también consumir alcohol en exceso de forma ocasional.

  • La prevalencia de la obesidad entre los adultos sigue aumentando en la mayoría de los países: al menos una de cada seis personas presenta obesidad. Como dato alarmante, España, junto con Chipre, Italia, Grecia y Malta, presenta las tasas más altas de obesidad en niños de 7-8 años.

  • En 2015, más de 1,2 millones de personas murieron en los países de la UE de enfermedades y lesiones que podrían haberse evitado mediante políticas de salud pública más sólidas o una asistencia sanitaria más rápida y eficaz.

  • Se estima que, en 2016, 790.000 personas murieron prematuramente en los países de la UE debido al consumo de tabaco, el consumo nocivo de alcohol, la mala alimentación y la falta de actividad física.

  • Las cifras muestran que se han logrado avances considerables en la gestión del cáncer mediante la aplicación de programas de detección basados en la población y la prestación de una asistencia sanitaria más rápida y eficaz. Si bien los índices de supervivencia para diversos tipos de cáncer nunca han sido tan altos, todavía hay un margen considerable de mejora en la gestión del cáncer en muchos países.

  • Las necesidades de asistencia sanitaria no satisfechas son una medida importante de accesibilidad. Los datos más recientes de la encuesta muestran que en la mayoría de países de la UE la proporción de población que indica necesidades asistenciales no satisfechas es generalmente baja y se ha reducido a lo largo de los últimos diez años. No obstante, la probabilidad de que los hogares con bajos ingresos informen de necesidades médicas no satisfechas, continúa siendo cinco veces superior a los hogares con ingresos altos, principalmente por motivos económicos.

  • Además de ser asequibles, los servicios sanitarios también deben ser accesibles cuando y donde se necesiten. Los datos indican un aumento en el número de médicos y de enfermeros en casi todos los países de la UE a lo largo de la última década, empero, se detecta una escasez de médicos generalistas, en particular en las zonas rurales y remotas. El informe se muestra tajante al señalar la necesidad de mejorar el acceso a la atención médica, apuntando a la cobertura sanitaria universal como objetivo clave de desarrollo sostenible y al acceso oportuno a una atención médica asequible, preventiva y curativa.

  • En opinión de los autores del informe, los sistemas sanitarios deben responder más eficazmente a las necesidades cambiantes de la asistencia sanitaria impulsadas por los cambios demográficos y aprovechar mejor el potencial de las nuevas tecnologías digitales, a fin de reforzar la prevención y la asistencia.

  • En 2017, el gasto sanitario representó el 9,6% del PIB de la UE en su conjunto, frente al 8,8% en 2008. Con el envejecimiento de la población, las necesidades de atención sanitaria aumentarán en el futuro, y se producirá, a su vez, un aumento de la demanda de cuidados de larga duración, cuyo gasto, se prevé que se incremente más rápido que el gasto en asistencia sanitaria.

    El documento considera que el envejecimiento de la población exige profundas transformaciones de los sistemas sanitarios, que abarcan desde el abordaje en los cuidados intensivos en los hospitales hasta una asistencia sanitaria más integrada y centrada en la comunidad. Esta transformación comenzó hace más de 10 años en muchos países de la UE, por ejemplo, reduciendo la capacidad hospitalaria y la duración media de las estancias y reforzando la asistencia comunitaria. No obstante, afirma, este proceso “aún exige un esfuerzo continuo a largo plazo”.

  • Las nuevas tecnologías digitales ofrecen grandes oportunidades para fomentar un envejecimiento saludable y una asistencia sanitaria más eficiente y centrada en las personas. Casi todos los países de la UE utilizan el historial médico electrónico y la prescripción electrónica, y cada vez más personas obtienen información sobre la salud y acceden a los servicios sanitarios a través de Internet, si bien se observan desigualdades en función de la edad y de los grupos socioeconómicos.

El informe completo se encuentra disponible en la página de la OECD, o bien directamente a través del siguiente enlace:

Health at a glance 2018

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