La salud en la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria, informe 2018

4 Abr 2019

La salud mental, la atención a la discapacidad y la atención de situaciones traumáticas están siendo eliminadas de los servicios vitales de atención, según advierte el informe “La salud en la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria”. En dicho informe, elaborado por Médicos del Mundo y Medicusmundi, se analiza detalladamente el estado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en relación con la salud, la Cobertura Sanitaria Universal, el 40 aniversario de la Declaración de Alma-Ata, la Agenda 2030 y la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en España entre otras muchas cuestiones.

En el ámbito de la salud mental y según los Objetivo de Desarrollo Sostenible, se ha establecido “de aquí a 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles (ENT) mediante su prevención y tratamiento, y promover la salud mental y el bienestar”.

No obstante, a este respecto los autores del informe recuerdan que las enfermedades no transmisibles más importantes, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y enfermedades respiratorias crónicas, provocaron la muerte de 32 millones de personas en 2016, por lo que constituye un imperativo invertir mayores esfuerzos para implementar acciones encaminadas a disminuir el consumo de tabaco, reducir el uso nocivo del alcohol, disminuir el porcentaje de personas que tiene una dieta poco saludable, reducir la inactividad física y promover el manejo adecuado de las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, así como la prevención y manejo del cáncer.

En relación con las enfermedades mentales, el informe recoge los datos aportados por la OMS que señalan que la mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años, pero la mayoría de los casos ni se detectan ni se tratan, así como los problemas existentes en cuanto a la evaluación fiable de la tasa de suicidios, que se encuentra subestimada. A pesar de este obstáculo, se estima que los suicidios constituyen el 50% de todas las muertes violentas en hombres y el 71% en mujeres, por lo que “la solución más relevante que se plantea es aplicar medidas coordinadas de prevención, que deben implicar a muchos más actores además del sanitario como son educación, trabajo, agricultura, comercio, justicia, derecho, defensa, política y medios de comunicación”.

Por otro lado, es necesario fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, sobre todo alcohol y tabaco, dado que son las responsables de la mayor reducción en años de vida saludables y supusieron un coste en el año 2015, de más de 250 millones de años de vida. Los autores del informe advierten que la cobertura de tratamientos para trastornos por abuso de sustancias sigue muy por debajo de la demanda, de manera que sólo el 45% de los países evaluados en 2012 eran capaces de proporcionar algún tipo de intervención, e incluso en estos países menos de una de cada 5 personas que lo necesitaba se benefició de dicha intervención.

Tal y como se establece en el informe, “para revertir estas situaciones se debe tener un abordaje integral de la salud, donde además de apostar por una cobertura sanitaria universal, se trabajen los determinantes sociales y comerciales de la salud, incluyendo los efectos en la salud de todas las políticas locales, nacionales y globales”. De acuerdo con las estimaciones realizadas, el número de personas a las que se destinará atención médica en 2019 aumentará un 8% con respecto a 2018, debido a los desplazamientos, la malnutrición o, la alta carga de dolencias debido a enfermedades transmisibles y prevenibles por vacunación, entre otros factores.

El informe advierte de la situación de especial vulnerabilidad en la que se encuentran las poblaciones desplazadas, que “se enfrentan a los desafíos más complejos a la hora de acceder a los servicios de salud”, así como los menores de 5 años y las mujeres en edad reproductiva. Otra de las tendencias preocupantes que se observa es el aumento de la violencia sexual y por motivos de género (que ha pasado de los 4.310 casos en 2016 a los 5.732 en 2017) sin el correspondiente aumento de los recursos y servicios adecuados, así como la retirada de servicios de atención a problemas transversales como el VIH/sida, la tuberculosis, la salud mental, las discapacidades y las enfermedades no transmisibles.

De esta manera, se deben impulsar acciones que refuercen la respuesta de los servicios de atención primaria, así como mejorar los programas de cooperación española, que “sigue a la cola de los donantes en acción humanitaria”.

El informe puede descargarse en el siguiente enlace:

La salud en la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria

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