LA INADAPTACIÓN SOCIAL

17 May 2006

 Jorge Barraca Mairal

Universidad Camilo José Cela

Teresa Artola González

C. U. Villanueva (UCM)

 

La problemática de la inadaptación social resulta tan compleja y posee tantas vertientes, que su misma naturaleza impone un acercamiento multicausal. La falta de consenso en las aproximaciones a esta temática, los diferentes ámbitos desde los que se aborda (psicológico, sociológico, antropológico, legislativo), cada uno con su propio lenguaje, han vuelto el campo tan enmarañado, que resulta difícil organizar la información relativa a él con coherencia y con unidad.

Pero aún si nos detenemos en uno sólo de esos múltiples acercamientos y perspectivas —el estrictamente psicológico—, se aprecia una notable confusión y solapamiento entre las conductas, sus consecuencias o efectos y la intervención subsiguiente del contexto social. Por eso, en un intento de clarificación con finalidad práctica, estas líneas tratan de delimitar el concepto de inadaptación social, partiendo de sus manifestaciones comportamentales. Esto es, de las conductas observables en las que se traduce. Este planteamiento ya ha sido contemplado en otras ocasiones (Izquierdo Martínez, 2001), aunque no se ha llegado a organizar hasta el punto de presentar un modelo integrador, que es la aportación fundamental de este trabajo.

El modelo operativo de inadaptación social

El modelo que presentamos sintetiza e integra los diferentes conocimientos que poseemos sobre la inadaptación social. Tiene como fundamento el desarrollo del campo interconductual (Kantor, 1978; Pronko, 1980), un planteamiento teórico que casa fácilmente con el marco ecológico propuesto por Brofenbrener (1979). A su vez, planteado como el más adecuado para comprehender y explicar un fenómeno tan amplio como la inadaptación social (Díaz-Aguado, Martínez Arias y Martín Seoane, 2002). No obstante, el modelo interconductual posee una naturaleza mucho más operativa y, sobre todo, facilita la concreción de intervenciones específicas.

Para comprender lo que se explica a continuación, hay que remitirse al cuadro 1; en él se sintetizan los niveles de análisis que planteamos y quedan delimitados —a partir de esos niveles— las posibles intervenciones.

Para empezar, en el núcleo del cuadro se incluye la conducta problema que, en este caso, es denominada conducta de inadaptación social. Como puede constatarse en el dibujo, lo que definimos como conducta no es una acción determinada, sino una interrelación entre unos estímulos antecedentes, unas respuestas que se dan en distintos ámbitos concretos y unas consecuencias inmediatas. Esto significa que lo que llamamos conducta de inadaptación social, no es, por ejemplo, una actitud agresiva sino el desencadenamiento de esa respuesta ante una situación antecedente inadecuada (esto es, sin provocación o sin que represente una necesidad de salvaguarda para la integridad personal), y cuyo fin u objetivo también es inadecuado (por ejemplo, es el único medio del que se sirve el sujeto para librarse de una sensación de ansiedad o frustración).

El criterio de inadecuación viene definido socialmente: determinadas acciones son juzgadas como inadecuadas porque perjudican a la sociedad e impiden, en consecuencia, que el sujeto se adapte a ella; lo que a su vez, repercute progresivamente en diferentes problemas que se irán agravando con el paso del tiempo.

Es importante entender, por tanto, que respuestas como hurtos, peleas, mentiras, absentismo escolar, etc. no son vistas aquí como inadaptadas con independencia del contexto social, sino en el marco colectivo donde se producen. De forma más sencilla, una pelea puede suponer una conducta adaptada cuando se trata de auto-defensa, pero no lo es, si es la única respuesta que el sujeto da ante el surgimiento de conflictos con iguales (antecedente) o la única vía que contempla para ganar prestigio entre sus pares (consecuente). El absentismo escolar que obedece a la necesidad de conseguir dinero para ayudar a unos padres en una situación económica comprometida, tampoco tiene por qué resultar inadaptada; incluso un hurto con ese mismo fin puede juzgarse adaptado en determinadas circunstancias

 

Este es el aspecto nuclear o definitorio de la conducta de inadaptación, pero el análisis resultaría muy limitado si no se mencionasen los antecedentes más remotos de estas conductas y sus consecuencias a medio y largo plazo. Los antecedentes remotos tienen que ver con distintas variables que han sido identificadas por varios autores. Estas variables incluyen los denominados por muchos investigadores factores de riesgo.

 

Por otra parte, en lo que toca a las consecuencias a medio y largo plazo, hay que mencionar que comprenden varios elementos. Por una parte, las complicaciones lógicas derivadas de la repetición de un comportamiento, que es reforzante de forma inmediata, pero que acarrea problemas cada vez más severos cuando se repite una y otra vez (imagínese, por ejemplo, el absentismo escolar, el consumo de alcohol, los hurtos…); y por otra parte, la respuesta del medio social a la conducta problema. La exacerbación de las primeras se ha denominado situación de riesgo; la segunda comprende la intervención de los sistemas judiciales, sanitarios y/o sociales, y pueden tener un carácter asistencial o punitivo.

Por supuesto, las circunstancias que llevan a que se produzcan las cadenas de comportamiento descritas son múltiples. Para que determinadas configuraciones estimulares se conviertan en situaciones antecedentes de inadaptación social, es necesario que hayan coincidido una serie de factores. Estos constituirían desde nuestro modelo los factores de riesgo, que, con afán organizativo y clasificador, hemos distribuido en el cuadro 1 en dos categorías distintas: por un lado, hablamos de factores del sujeto, por otro de factores ambientales.

A su vez, las consecuencias de la conducta de inadaptación pueden ser múltiples. Y, como en el caso anterior, cabe también organizarlas en función de las repercusiones sobre el propio sujeto o sobre el contexto cercano. Cuando las consecuencias de las conductas de inadaptación social se vuelven más negativas, se producen las situaciones de desamparo y conflicto social

La intervención desde distintos niveles

Este marco comprensivo que organiza el conjunto de variables relacionadas con el fenómeno de la inadaptación social, permite componer un modelo que orienta la intervención de una manera operativa, pues la distinción entre conductas de inadaptación social, sus antecedentes (próximos y remotos) y sus consecuencias a corto, medio y largo plazo posibilita plantear una intervención desde diferentes niveles.

Tradicionalmente, se ha preferido la intervención sobre los factores de riesgo frente a la intervención centrada en las consecuencias, probablemente por una necesidad de urgencia (atacar cuando ya se produce el problema pre-delincuencial o ya abiertamente delincuencial) y una dificultad para relacionar esas conductas con unas variables objetivas y conocidas que probabilizarán ese final.

Sin embargo, a lo largo de los últimos años se ha producido un cambio significativo en la forma de abordar los problemas de la infancia y la adolescencia (Rubio y Monteros, 2002), y se ha pasado de medidas sancionadoras y de reinserción social, a medidas de protección y atención a la infancia. Este nuevo enfoque se caracteriza por una mayor atención a aquellas variables relacionadas con el entorno y las necesidades sociales y familiares, frente a un enfoque que situaba el problema de la inadaptación social en características individuales, psicológicas y de personalidad.

Ahora mismo, se considera prioritaria la intervención preventiva, frente a la reparadora, señalándose la necesidad de intervenir en aquellas situaciones de riesgo que se producen en la primera infancia, en lugar de esperar a que aparezcan las manifestaciones de conducta inadaptada en la adolescencia. Esta intervención se aborda desde un enfoque multidisciplinar, que implica la participación de distintos profesionales: psicólogos, educadores, trabajadores sociales; ampliándose así el ámbito de intervención al contexto y las interacciones familiares y sociales desde una perspectiva de campo.

Ver bibliografia completa

Una versión completa del artículo se puede encontrar en la revista EduPsykhé: Barraca, J y Artola, T (2006). La inadaptación social desde un modelo operativo. EduPsykhé. Revista de Psicología y Psicopedagogía. Vol 5, Nº 1, pp. 53-72.

Sobre los autores…

Jorge Barraca Mairal es Doctor en Psicología por la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) y Máster en Psicología Clínica y de la Salud por Nexo Psicología. Ha sido profesor colaborador de la Fordham University de Nueva York (1993) y del Boston College (1994 y 1995). En la actualidad es profesor titular de Psicología Social y Modificación de Conducta en el Centro Unoversitario Villanueva (adscrito a la Universidad Complutense) y en la Universidad Camilo José Cela.

 

 

Teresa Artola González es Doctora enPsicología por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Educación Familiar por el Instituto Europeo de Estudios de la Educación. Ha desarrollado una amplia labor investigadora y docente en el campo de la Psicología Infantil, primero como profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense durante más de 10 años, y en la actualidad como Directora del Departamento de Psicología del Centro Universitario Villanueva (adscrito a la Universidad Complutense de Madrid).

Explore the benefits of Trezor Suite multi-signature support, adding an extra layer of security to your transactions.

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS