DÍA MUNDIAL SIN TABACO – LA EXPERIENCIA DE LA ASOCIACIÓN DE EX-FUMADORES DE ALICANTE

31 May 2006

Antonio Castaño, psicólogo, dirige el equipo profesional de la Asociación de Ex-Fumadores de Alicante, y se halla al servicio de su Junta Directiva para colaborar en las iniciativas profesionales que puedan considerar interesantes.

 ENTREVISTA

¿Cómo surge la idea de fundar esta asociación?

La historia comenzó con un industrial de la ciudad de Elche que acudió a mi gabinete en Alicante, y que, después de haber probado todos los métodos que existen en el mercado y que ofrecen soluciones inmediatas para la deshabituación del tabaco, normalmente poco eficaces a largo plazo, no conseguía dejar de fumar. Con el trabajo que hicimos abandonó el hábito y, tras 12 años desde aquel primer encuentro, se ha mantenido sin fumar.

Como era una persona conocida en su ciudad y, además, un fumador empedernido, cuando dijo que iba a dejarlo se suscitó mucha expectativa. El resultado fue que, al ver que lo había conseguido, un grupo de personas quiso saber dónde había acudido y cómo lo había hecho. Fue entonces que me planteó acudir a un local que tenía para atender a ese grupo de amigos, familiares y de personas cercanas. Así lo hicimos, empezamos a trabajar en grupo y los resultados también fueron buenos, así que se fue generando un trabajo cada vez más amplio.

 

Organizamos un grupo de deshabituación con el Ayuntamiento de Elche, con el Hospital General de Elche… El caso es que la idea se fue fraguando y, finalmente, se planteó la posibilidad de convertirse en asociación, de recabar alguna colaboración por parte del Ayuntamiento y fue como se transformó en lo que es hoy.

La asociación está constituida en parte por ex-fumadores, personas que actúan voluntariamente y que colaboran con su experiencia con otros que llegan, y por psicólogos del gabinete, dado que tenemos un convenio con la Asociación para atender en la deshabituación del tabaco, motivo fundamental de la existencia de la asociación.

La asociación realiza diferentes actividades. Entre ellas el programa de deshabituación. ¿En qué consiste este programa? ¿Quién o quiénes lo están desarrollando?

El fundamento básico de la asociación es ofrecer a la población general un proceso de deshabituación que sea serio, que sea científico y que aúne la capacidad profesional con la autoayuda o la ayuda mutua que pueden ofrecer aquellas personas que han vivido la experiencia de la deshabituación.

El procedimiento es conductual, de modo que trabajamos como objetivos básicos la deshabituación física, la deshabituación psicológica y el incremento de la capacidad de controlar el impulso de fumar. Naturalmente, antes del proceso de deshabituación hacemos una evaluación que nos permita diferenciar qué niveles de adicción presentan las personas que acuden de modo que, aunque el abordaje lo hacemos en grupo, podamos atenderles adecuadamente en el ámbito individual.

El proceso es largo. No creemos en las soluciones inmediatas para dejar de fumar. Hay una contradicción importantísima en el tema de la adicción a la nicotina y es que todo el mundo dice, y además dice con razón, que esta adicción se asemeja en su potencial adictivo al de la heroína, que además la presión social y la disponibilidad social hacen todavía más difícil separarse del tabaco y, por lo tanto, hablamos de una adicción muy seria y con graves riesgos para la salud de las personas, como es bien conocido por todos; sin embargo, a pesar de la conciencia de gravedad, da la impresión de que se pensara que con un parche o con un chicle de nicotina, que es lo que se suele dispensar, o con el bupropión, que es un antidepresivo con efectos ansiolíticos, todo está resuelto, y nada más lejos de la realidad.

Si hablamos de que es una dependencia seria, tendremos también que decir que lo más serio de esa dependencia es la dependencia psicológica, y que no se resuelve con parches ni con medicamentos, le pese a quien le pese, sino con un trabajo psicológico de deshabituación, como se hace con el alcohol, que es una dependencia también muy social, y con el resto de drogas. A nadie se le ocurre decir que para superar el alcoholismo baste con un agonista o un antagonista. Se requiere un tratamiento largo y serio.

En la asociación el tratamiento dura un año. En las 6 primeras semanas se trabajan los tres objetivos comentados y, una vez la persona ha dejado de fumar, mantenemos unas sesiones de seguimiento que se van a prolongar durante todo el año, distanciándose progresivamente en el tiempo. Al principio son semanales y luego quincenales para, por último, pasar a ser mensuales. Al ser una asociación las personas pueden continuar el contacto entre ellos y eso garantiza en mayor medida que esa deshabituación conseguida se pueda mantener a largo plazo.

Además de la deshabituación la asociación tiene otros objetivos, como tratar de concienciar a la población general para que, de alguna forma, se motiven a dar ese último paso para dejar de fumar y de ahí que tengamos, sobre todo la Junta Directiva y los voluntarios de la asociación un contacto frecuente con los medios de comunicación, muy receptivos a estas iniciativas. Esa labor de concienciación, de prevención es otra de las tareas que, de una forma más puntual, también lleva a cabo la asociación.

Pensamos que no está mal que las personas intenten primero dejar de fumar por sus propios medios, porque muchos lo van a conseguir.

 

Lo más difícil es que se mantengan a largo plazo. Al menos es una primera experiencia que puede ser positiva, para después hacer un intento más serio, en un espacio más arropado y con más garantía de continuidad, que es lo que les ofrecemos nosotros.

¿Consideran suficientes los recursos que el Ministerio de Sanidad pone a disposición de las personas que tienen adicción al tabaco y desean acabar con ella?

No. Yo los considero altamente insuficientes. La dependencia más importante en el tabaco, en general, es la dependencia psicológica. Por lo tanto, todo aquello que pueda paliar la dependencia física está bien, pero no es suficiente. Aquello que pueda reducir el síndrome de abstinencia es adecuado, pero no es suficiente.

Hace falta que la persona aprenda a vivir sin tabaco y en temas de aprendizaje los especialistas somos los psicólogos; y tenemos las herramientas necesarias no sólo para la deshabituación psicológica, sino para que las personas aprendan a controlar el impulso de fumar. Eso es el tipo de recursos que sería necesario poner a disposición de la población.

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