HUIR DE LA VIOLENCIA – 20 DE JUNIO DÍA MUNDIAL DEL REFUGIADO

20 Jun 2006

Se celebra hoy el Día Mundial del Refugiado

En España en el 2004, la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) recibió 5.553 solicitudes de asilo. Entre los motivos de estas solicitudes se destacan la persecución, las amenazas para la propia vida y la de seres cercanos, los secuestros, los atentados y la tortura física y psicológica, todos ellos encuadrados dentro de situaciones de conflicto por motivos sociales, religiosos o políticos.

 

Los países de origen de estos desplazados, son múltiples: Nigeria, Colombia, Rusia, Afganistán o Irán, sirven para ejemplificar zonas de conflicto que impulsan la salida forzosa de estas personas.

Las secuelas que generan estas vivencias son de tipo no solamente físico, sino, o quizás, especialmente, de tipo psicológico. Trastornos de ansiedad, trastornos del estado del ánimo, trastornos del sueño y posibilidad de desarrollar un trastorno por estrés postraumático (TEPT), son algunas de las consecuencias que pueden derivarse de las experiencias traumáticas a las que han estado expuestas estas personas, y que hacen que, finalmente, rompan su cotidianidad y huyan de manera forzosa de sus países de origen. Este tipo de trastornos y síntomas pueden llegar a ser altamente incapacitantes, hasta el punto de dificultar, e incluso impedir, la posible adaptación e integración plena al país de acogida.

El IRCT (International Rehabilitation Council for Torture Victims), localizado en Copenhague (Dinamarca), fue uno de los centros pioneros en la promoción de la atención y rehabilitación de las víctimas de tortura. Enmarcada dentro de un modelo de atención integral, apoyaban, a través de una red mundial, la atención psicológica especializada a estos pacientes que presentan, en numerosas ocasiones, síntomas relacionados con las situaciones traumáticas que han vivido. En España, en estrecha relación con las intervenciones que se habían venido realizando en Dinamarca, Araceli Luque, psicóloga especializada en el trabajo terapéutico con estos pacientes, coordina el proyecto de intervención psicológica con refugiados, desplazados y solicitantes de asilo que se ha diseñado y puesto en marcha bajo su supervisión. El proyecto está siendo desarrollado en 13 provincias por la Cruz Roja Española, y tiene por objetivo prevenir crisis psicológicas o patologías severas derivadas de las situaciones traumáticas que han enfrentado estas personas, así como promover la adaptación e integración de los solicitantes de asilo a través de la facilitación de apoyo psicológico. Esta organización no es la única que atiende las necesidades psicológicas de los solicitantes de asilo y refugiados, ACCEM o Médicos del Mundo, son ejemplos, así mismo, del necesario apoyo psicológico con estas personas.

La labor de los psicólogos en la intervención con trauma se ha convertido, desde hace tiempo, en una necesidad indiscutible. Un accidente de coche o una catástrofe natural, pueden generar una vivencia traumática que conduzca a desarrollar síntomas que requieran de atención psicológica especializada. Así lo consideraba el Alto Comisionado de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, Gregorio Peces-Barba, quien, en una noticia aparecida en El País, solicitaba que «se prolongue el tratamiento psicológico y las cantidades dedicadas a las consecuencias psicológicas de un atentado» y muestra su intención de «impulsar, por ejemplo en Madrid, donde hay un gran número de víctimas, que dos o tres hospitales ofrezcan un tratamiento permanente«. Las posibles secuelas psicológicas, coinciden en señalar los expertos, se agravan cuando, además, la experiencia traumática se relaciona con un acto de violencia intencional hacia la propia persona o las personas próximas.

Sin embargo, a pesar de que se conocen bien las consecuencias de estas vivencias, hemos aún de enfrentar grandes retos en el abordaje de las mismas: desde el diseño de estrategias de abordaje que se adapten a las necesidades culturales de las personas que huyen de sus países, hasta la incorporación de estos tratamientos psicológicos en el Sistema Nacional de Salud, lo que inevitablemente implica contar con psicólogos especializados en el trabajo con víctimas de violencia organizada.

 

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