LA PERSONA MAYOR MALTRATADA – ENTREVISTA A E.PEIDRO

26 Jun 2006

Con motivo del Día Mundial Contra el Maltrato y Abusos a las Personas Mayores, celebrado el pasado 15 de junio, la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) y el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia publicaron una declaración en contra del maltrato y abuso sufrido por este colectivo, en el que se denunciaba la situación de discriminación en la que se encuentran las personas mayores. En el mismo documento se enfatizaba la necesidad de formación e información de los profesionales como un «arma eficaz para luchar contra el maltrato de los mayores».

Infocop Online entrevista para sus lectores a Enrique Peidro, miembro del Comité Ejecutivo de CEOMA y Coordinador de la Comisión de Pensiones y Asuntos Sociales de dicha entidad. En esta entrevista Peidro, persona que trabaja en defensa de los derechos de este colectivo, nos da su punto de vista acerca de la situación actual de la atención a personas mayores, el papel que la Psicología juega al respecto y las implicaciones que puede tener la Ley de Dependencia que ahora está en trámite parlamentario.

ENTREVISTA

¿Considera usted que existe un número adecuado de psicólogos en los centros de atención a ancianos para atender las necesidades psicológicas de estas personas? ¿Cree usted que los aspectos psicológicos y emocionales están bien atendidos?

Desgraciadamente, hay una falta de psicólogos muy importante. Carencias profesionales hay bastante, ya que de entrada, suelen faltar geriatras para atender las necesidades físicas y psicólogos para atender la psicológicas, que son de suma importancia en este colectivo.

Desde CEOMA hemos propuesto que en los centros de atención primaria a anciano haya un fisioterapeuta y un psicólogo de manera permanente y en plantilla, porque las personas mayores necesitan mucho soporte psicológico. Por desgracia, no en pocas ocasiones, estas personas se encuentran desanimadas y necesitan la ayuda psicológica para seguir adelante. Cuando los ancianos se encuentran acosados por las enfermedades y las diversas circunstancias en que se pueden encuentran (soledad, falta de atención familiar, etc.), por desgracia, en muchos casos la depresión es uno de los cuadros más frecuentes.

 

En este sentido, necesitamos equipos de profesionales que se dediquen a atender los posibles desequilibrios emocionales que en la mayoría de los casos se dan, y en las residencias de ancianos, mucho más. Desgraciadamente, en estos centros es habitual encontrar historias o experiencias negativas: desde la enfermedad, pasando por la carencia de afectos o por quejas tales como que «la familia no me escribe o no me llama» o «no vienen a verme», etc. Por todo esto, los ancianos y ancianas necesitan mucho soporte psicológico para poder soportar esas circunstancias en las que viven.

En cuanto a los aspectos psicológicos, están muy lejos de ser atendidos de una manera adecuada. No están cubiertos, en absoluto. Voy a exponer el caso de mi madre; ella tiene noventa años y se encuentra en una residencia porque vive muy lejos de mí, soy hijo único y no la puedo atender. Efectivamente, en la residencia privada donde ella se encuentra, tiene un buen tratamiento con respecto a su salud física, pero no para la psicológica. Insisto en este punto porque la salud psíquica «no existe», y no hay que perder de vista que estamos hablando de una residencia de calidad. Si en una residencia cara y privada esto no se contempla… No se tiene en cuenta ni en las privadas ni en las públicas.

Desde su punto de vista ¿cuál sería la conformación de un equipo idóneo para atender a estas personas en los centros de atención a ancianos?

Los tres puntales decisivos para poder llevar a cabo una buena intervención con la ancianidad, tal y como corresponde por justicia, serían el geriatra, el psicólogo y el fisioterapeuta.

¿Qué cosas se pueden hacer para insistir en la necesidad de los psicólogos en estos equipos?

 

Lo único que se puede hacer es que los medios de comunicación asuman este problema de manera directa, ya que aquello que no aparece en la prensa, la radio y/o la televisión, no existe. Si los medios masivos de comunicación no encauzan de manera adecuada un problema, éste no existe.

Esto es reconocido por los mismo periodistas y nosotros lo sabemos por nuestra propia experiencia. En octubre del año pasado, hicimos un congreso sobre la discriminación por la edad y en ese contexto pudimos comprobar que periodistas de mucho prestigio reconocían que, efectivamente, cuando se dan noticias sobre ancianos, éstas se transmiten totalmente tergiversadas.

Esto significa que todos los que estamos inmersos en este mundo debemos hacer una campaña para hacer llegar a las instancias oficiales las demandas que se consideren oportunas. En última instancia, quien tiene la palabra son las administraciones públicas, ya que para las residencias privadas esto no es más que una cuestión de negocio, ni más ni menos.

En un centro privado se puede ofertar muchos servicios. Una residencia privada, en la que se pague 2.000 – 1.500 euros por persona y mes, se pueden ofertar muchos servicios como jacuzzi, etc., pero la pregunta aquí sería, «¿cuentan ustedes con psicólogos?». En este sentido, igualmente en el sector privado hay que insistir en que una de las necesidades básicas y fundamentales es la atención psicológica.

Por otra parte, desde la administración pública las cosas son muy complicadas, ya que las cosas van muy despacio. Ahora con la Ley de Dependencia en las manos nos vamos a tener que preguntar por la conformación de los equipos de profesionales. ¿Estos equipos van a estar formados por médicos de asistencia primaria? Porque, si no hay ni geriatras ni psicólogos, ¿quién va a evaluar y decidir la graduación de esta dependencia?. Hay que tener muy en cuenta que no sólo existen dependencias físicas, sino también psíquicas y éste es el campo donde, naturalmente, deben intervenir los psicólogos; no obstante, este tema no está contemplado.

Es lamentable, pero esto no está previsto y no aparece por ninguna parte en este proyecto de ley, al menos hasta ahora. Es posible que en el desarrollo del reglamento referido a esta ley pueda aparecer algo al respecto y por eso nosotros estamos insistiendo en ello.

Ahora el proyecto está en trámite parlamentario, pero a continuación serán el Ministerio de Sanidad y el de Trabajo y Asuntos Sociales los que determinen, junto con las Comunidades Autónomas, la conformación de estos equipos. En este sentido, me pregunto ¿por quiénes y cómo deben estar conformados los equipos sanitarios de atención a las personas mayores…?

En la declaración publicada por CEOMA se habla de que existen muchas formas de maltrato, no tan fácilmente detectables, de las que son víctimas estas personas y se insiste en la necesidad de prevención, detección y erradicación de las mismas. ¿Considera que este terreno es competencia del psicólogo?

Sin duda alguna, esto sería competencia claramente del psicólogo, ya que el geriatra puede detectar todo el conjunto de enfermedades de la persona, toda la dimensión más puramente médica, pero cuando entramos en el mundo psíquico, éste debe estar en manos de otros profesionales especializado y ésos son, sin lugar a duda, los psicólogos.

Yo entiendo que la Psicología tiene un papel trascendental en el tratamiento en general de la ancianidad y digo ancianidad para distinguir ese saco común, en el que se incluyen a todas las personas a partir de 65 años. Hay un subgrupo muy importante y definido de ancianidad, que son aquellas personas que tienen, por su edad avanzada, un deterioro físico y psíquico importante. Como ya he apuntado, los aspectos psicológicos de este colectivo específico son decisivos y tienen tanta importancia como los físicos.

Por último, me gustaría añadir que desde CEOMA haremos todo lo posible para que, de entrada, en esa Ley de Dependencia que está en trámite parlamentario tengan la cabida que se merecen los psicólogos y los geriatras en los tratamientos destinados a la población objeto de esta ley. Considero que algunos profesionales también están discriminados en la sociedad, como es el caso de los psicólogos y los geriatras en este campo. No obstante, nosotros, como personas mayores que somos, estamos especialmente interesados en que los psicólogos ocupen el lugar que les corresponde en la sociedad. 

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