VARIABLES TEMPERAMENTALES Y DE PERSONALIDAD EN LA SINTOMATOLOGÍA DEPRESIVA INFANTIL Y ADOLESCENTE

6 Mar 2007

Miguel Ángel Carrasco Ortiz y Mª Victoria del Barrio Gándara

Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

Existe una importante tradición teórica que ha relacionado emoción, temperamento y personalidad, cuyos antecedentes más próximos los podemos encontrar en la obra de Eysenck y Gray. Aunque algunos autores han considerado como semejantes temperamento y personalidad, un gran número de investigadores coinciden en establecer el temperamento como la parte nuclear y germinal de la personalidad. A diferencia de ésta, constituye el conjunto de diferencias individuales estables, de carácter emocional y heredado y presente desde el inicio de la vida (Buss, 1989a; Rothbart, 1989a,b; Strelau, 1996; Thomas, Chess y Birch, 1968, 1989; 1994).

 

Además de esta distinción tradicionalmente establecida, trabajos más recientes se han dedicado a analizar más puntualmente las características diferenciales del temperamento respecto de la personalidad y concluyen que temperamento y personalidad se presentan de forma más integrada tanto conceptual como empíricamente (Nigg, 2006).

Hasta la fecha, no existe un claro consenso sobre cómo el temperamento evoluciona hacia la personalidad y cuáles son los mecanismos que los relacionan. Más allá de la polémica conceptual entre estos dos constructos, es bastante aceptado por buena parte de los autores que el temperamento constituye el punto de partida en el sistema reactivo del niño y, por tanto, puede ser entendido como el precursor de su futura personalidad.

Diversas características temperamentales se han relacionado con una tendencia significativamente mayor a desarrollar sintomatología depresiva. La emocionalidad negativa, el tipo de aproximación, la falta de control emocional y regulación de la atención han mostrado tener una fuerte relación con las emociones negativas. Podríamos decir que los niños que desde los primeros momentos de su vida manifiestan dificultades de adaptación a los cambios, se muestran retraídos y presentan dificultades para el control de la atención, han mostrado una mayor proclividad a desarrollar sintomatología depresiva. Sobre este núcleo inicial, las características de personalidad que se han relacionado con la depresión infantil son: niveles elevados de neuroticismo y baja introversión, bajas puntuaciones en agradabilidad y apertura o altas puntuaciones en conciencia.

El objetivo de nuestro trabajo es estudiar la sintomatología depresiva en relación con la personalidad y las características temperamentales del niño. La mayoría de los trabajos han estudiado el temperamento y la personalidad por separado como elementos implicados en esta sintomatología, pero no conjuntamente. Está dentro de nuestro interés dilucidar su relevancia conjunta en relación con la depresión infanto-juvenil.

Se estudió una muestra aleatoria y representativa de 535 niños y adolescentes (51,2 % varones) de entre 8 y 15 años de edad mediante tres instrumentos de evaluación: uno sobre temperamento (DOTS-R; Windle et al., l986), completado por los padres; y otros dos, uno sobre personalidad (BFQ-N; Barbaranelli, Caprara y Rabasca, 1998) y otro sobre depresión (CDI; Kovacs, l992) autoinformados por el niño.

 

Los resultados muestran que tanto las características temperamentales como las de personalidad mantienen relaciones significativas con la sintomatología depresiva. En relación con el temperamento, los niños más difíciles muestran más síntomas depresivos y, específicamente, las características temperamentales relativas a la flexibilidad (dificultad para adaptarse a situaciones nuevas) y la persistencia (distraibilidad y dificultades en el mantenimiento de la atención) se relacionan significativamente con los síntomas depresivos.

Sin embargo, el valor explicativo de estas variables es escaso, ofreciendo un mayor valor predictivo el temperamento considerado en su conjunto, más que alguna de sus características vistas de forma aislada. Es el temperamento difícil en su globalidad (ej., arritmicidad, retraimiento a personas, objetos o situaciones desconocidas, inflexibilidad, pobre adaptación a los cambios, humor negativo, alta distraibilidad y baja persistencia) lo que parece explicar en mayor medida las conductas depresivas.

En cuanto a las características de personalidad, el resultado es que los niños muy conscientes, extravertidos, abiertos, agradables o estables presentan menor sintomatología depresiva, que los niños poco conscientes, introvertidos, poco conformes, cerrados o inestables. De todas estas características, la inestabilidad emocional es la dimensión más notablemente relacionada con la sintomatología depresiva como han encontrado otras investigaciones.

El resultado más novedoso que cabe destacar entre los explorados en este trabajo, es el relativo al valor predictivo del temperamento frente a los factores de personalidad: las características de personalidad predijeron la depresión en mayor medida que el temperamento. Especialmente la inestabilidad emocional predice prioritariamente la depresión; mientras que el temperamento contribuye escasamente, aunque lo hace en mayor medida cuando es considerado como una dimensión global de dificultad temperamental, que incluye la totalidad de las características mencionadas anteriormente.

Podríamos concluir que los niños temperamentalmente difíciles y personalmente inestables son más vulnerables al desarrollo de sintomatología depresiva. Cabe hipotetizar a partir de estos datos para estudios futuros, que la dificultad temperamental al inicio de la vida podría culminar en el desarrollo de una estructura de personalidad inestable, que sirve de plataforma para la aparición de un mayor desajuste emocional.

El artículo original puede encontrarse en la revista Psicothema: Carrasco Ortiz, M. A, del Barrio Gándara, Mª. V. (2007). Variables de personalidad y temperamento en la sintomatología depresiva de niños y adolescentes, Psicothema, Vol. 19 (1), 43-48.

 

Sobre el autor y autora:

Miguel Ángel Carrasco Ortiz es Profesor Contratado Doctor de Evaluación Psicológica en la Facultad de Psicología de la UNED y Coordinador del Servicio de Psicología Clínica de esta misma universidad. Junto con su dedicación a la docencia en el área de la evaluación psicológica y a la clínica infantil y adulta, su actividad investigadora se ha centrado en el estudio de las emociones infantiles, especialmente de la depresión y la agresión infantil.

Mª Victoria del Barrio Gándara es Profesora Titular de Evaluación Psicológica en la Facultad de Psicología de la UNED. Investigadora en psicopatología infantil, especialmente en trastornos emocionales, del Barrio es autora de numerosos libros y artículos sobre emociones (depresión, ansiedad, agresividad, etc.) publicados en revistas nacionales e internacionales. Cuenta con una dilatada experiencia en Psicología aplicada y ha sido Directora de APA de la UNED. Igualmente pertenece al comité de organizaciones internacionales científicas como la EAPA y IAAP.

 

 

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS