CONSTRUCCIÓN DE UNA ESCALA DE DEPRESIÓN CON EL MODELO DE RASCH

8 Ene 2008

Natalia Cadavid, Ana R. Delgado y Gerardo Prieto

Universidad de Salamanca

El objetivo de este trabajo fue evaluar la calidad de un cuestionario compuesto por diferentes indicadores de depresión en población joven española (Cadavid, Delgado y Prieto, 2007). Se trataba de la primera puesta a prueba de un instrumento de auto-informe cuyos ítems se inspiraron en distintas fuentes: el Inventario de Beck para la depresión (BDI), el Cuestionario de ansiedad estado-rasgo (STAI), la Escala de afectividad positiva y negativa (PANAS), los criterios del DSM-IV y otros indicadores derivados de hipótesis de la Neuropsicología Afectiva, una de las disciplinas científicas de mayor interés para el desarrollo de la profesión de la Psicología. Las dos últimas fuentes se utilizaron para construir nuevos ítems que describieran aspectos de la depresión no cubiertos por las escalas mencionadas.

Aunque los profesionales de la Psicología no suelen centrar su interés en los aspectos metodológicos de las investigaciones, es imposible comentar este trabajo sin tomar en consideración el contexto en el que se llevó a cabo. En 2000, en el artículo titulado «Utilidad y representación en la psicometría actual», Gerardo Prieto y Ana R. Delgado, tras hacer referencia a la gran separación entre el mundo profesional y el académico, concluían: «A nuestro juicio el camino para modificar esta situación pasa por incrementar la formación en TRI, tanto en la docencia universitaria como en el ámbito profesional. Ahora bien, esta formación no debe enfatizar, como ocurre en la actualidad, los contenidos estadísticos, sino las aplicaciones sustantivas.» (Prieto y Delgado, 2000: 125).

 

Con esa filosofía, comenzaron a impartir en 2001 el curso de doctorado Modelos de medición objetiva en el programa de doctorado de Neuropsicología Clínica de la Universidad de Salamanca. En este contexto, ambos han dirigido investigaciones de alumnos con variados intereses profesionales, una de las cuales, llevada a cabo por Natalia Cadavid, es la que se comenta en este artículo.

Los auto-informes son uno de los medios más utilizados en la evaluación psicológica. En muchos casos son cuestionarios estandarizados, construidos a partir de la Teoría Clásica de los Tests, que se usan de manera rutinaria por los profesionales y las instituciones. Aparte del análisis de la fiabilidad a nivel de grupo, la metodología psicométrica utilizada para verificar su calidad se centra fundamentalmente en el análisis factorial de los ítems, en las correlaciones de las puntuaciones con otros cuestionarios de validez comprobada y en la utilidad clínica. Sin embargo, las aportaciones de los nuevos modelos a la revisión de estos instrumentos, que apenas trascienden a la esfera profesional, permitirían mejorar la dotación instrumental de los psicólogos en ámbitos aplicados.

El énfasis de los nuevos modelos (enmarcados dentro de un amplio paraguas: la Teoría de Respuesta al Ítem -TRI-) se pone en puntuar conjuntamente en el constructo medido a los sujetos y a los ítems. Entre las ventajas de este enfoque, destacaremos dos: la posibilidad de analizar el rango del constructo que mide un cuestionario (unos instrumentos pueden ser más útiles para evaluar preferentemente niveles de depresión severa, mientras que otros muestrean un rango más moderado) y la de contrastar la coherencia (validez) de las respuestas de una persona a los ítems: no sería esperable, por ejemplo, que un paciente que haya contestado «De acuerdo» a «He pensado en quitarme la vida», mostrara su desacuerdo con «Siento que el futuro es desesperanzador y las cosas no mejorarán».

 

El Modelo de Rasch, utilizado en algunos programas de evaluación a gran escala como el PISA, especifica que la probabilidad de estar de acuerdo con un enunciado («He pensado en quitarme la vida», por ejemplo), es una función de la diferencia entre la persona y el ítem en el constructo medido. Es decir, la probabilidad se incrementará cuanto mayor sea el grado de depresión de la persona. El modelo permite, en el caso de un ajuste razonable de los datos, construir escalas de intervalo, una propiedad requerida para evaluar adecuadamente el cambio que puede atribuirse a las intervenciones del profesional de la Psicología.

Pues bien, utilizando el Modelo de Rasch para poner a prueba la escala de depresión ya descrita, se pudo constatar que doce de los ítems funcionaban de manera diferente en varones y mujeres, por lo que no serían buenos indicadores para construir un cuestionario de sintomatología depresiva con validez generalizada. Algunos otros ítems, además, desajustaron debido a características asociadas al formato: por ejemplo, el cuadro clínico depresivo clásico estaría marcado por un sueño y un apetito reducidos, siendo éstos mejores predictores de sintomatología depresiva que sus opuestos.

En cuanto a los ítems que ajustaron adecuadamente, los derivados del BDI ocuparon un mayor rango. Estos ítems presentan la mejor distribución a lo largo del continuo de depresión y comparten ubicación en el continuo de depresión (zona superior) con los indicadores derivados de los postulados de la neurociencia afectiva y el DSM-IV.

Los ítems derivados del PANAS y STAI sirven para identificar sujetos con bajos niveles de depresión y, puesto que hay ítems del BDI que miden estos mismos niveles, los primeros no servirían para mejorar la medición.

Finalmente, se replicaron los datos epidemiológicos que resaltan la mayor prevalencia de depresión en mujeres.

Referencias

Cadavid, N., Delgado, A.R. y Prieto, G. (2007). Construcción de una escala de depresión con el modelo de Rasch. Psicothema, 19, 515-521.

Prieto, G. y Delgado, A.R. (2000). Utilidad y representación en la psicometría actual. Metodología de las Ciencias del Comportamiento, 2, 111-127.

El artículo en el que se basa este trabajo puede encontrarse en la revista Psicothema: Cadavid, N., Delgado, A. R. y Prieto, G. (2007). Construcción de una escala de depresión con el modelo de Rasch. Psicothema, Vol. 19 (3), 515-521.

Sobre las autoras y autor:

 

Natalia Cadavid

 

Ana R. Delgado

 

Gerardo Prieto

 

Natalia Cadavid Ruiz es psicóloga de la Universidad de los Andes (Colombia), con formación investigadora predoctoral en Neuropsicología Clínica por la Universidad de Salamanca, donde se encuentra realizando su tesis doctoral. Algunas de sus investigaciones realizadas son las siguientes: Aplicación del Modelo de Rasch al campo de la depresión (2004), Estudio de la influencia de la televisión en el desarrollo de la atención en niños españoles (2006), Estudio del funcionamiento ejecutivo en población colombiana (en curso).

Ana R. Delgado es Profesora titular de Metodología de las Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Salamanca desde 1997. Con anterioridad, ocupó otros puestos docentes, fue becaria del PFPI en dicha universidad y becaria postdoctoral Fleming en la Universidad de Sussex. Ha participado en investigaciones sobre temas diversos (todos los cuales se estudian hoy en el contexto de la Psicología Evolucionista) y su interés se centra en la metodología especial, indisoluble de lo sustantivo, y particularmente en la validez de constructo.

Gerardo Prieto Adánez es Catedrático de Metodología de las Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Salamanca desde 1987. Ha participado en investigaciones sobre temas sustantivos como las diferencias individuales y sexuales en la aptitud espacial y sobre temas metodológicos como la aplicación de modelos psicométricos a la construcción de tests, escalas y cuestionarios.

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