Un estudio pone de relieve la importancia de la atención psicológica a personas mayores con enfermedades crónicas

27 Jul 2021

A pesar del impacto psicológico y social de la cronicidad en las personas mayores, parece que la atención psicológica es un recurso limitado en el sistema sanitario público, dado que las personas mayores no suelen ser derivadas por sus profesionales de referencia a este servicio. Esta situación podría deberse bien a la saturación de las consultas de Psicología como resultado de la baja ratio de profesionales, o a la estigmatización de la figura del psicólogo/a que causa vergüenza a las posibles usuarias.

Esta es una de las conclusiones del nuevo informe publicado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) -entidad que agrupa y representa a más de 1.400 entidades de ámbito regional o provincial de personas con enfermedad crónica o síntomas cronificados-, a través del cual aborda la situación e impacto actual de la cronicidad y/o la discapacidad asociada en las personas mayores que las padecen.

Foto: Pixabay Fuente: pexels Fecha descarga: 26/03/2021

El objetivo del documento es profundizar en el impacto que produce la enfermedad crónica en la persona mayor y en su familia desde la perspectiva de la persona afectada, sus familiares, los y las profesionales sanitarios y sociales y las organizaciones de pacientes, con el fin de erigirse como un modelo para definir las variables de análisis de un estudio cuantitativo a desarrollar en 2021.

Las principales conclusiones derivadas del análisis de cada una de las dimensiones relacionadas con la patología crónica en la población de personas mayores de 65 años -tales como la atención sanitaria y social de las personas mayores afectadas por una o varias patologías crónicas, el impacto psicológico y social o la soledad en este grupo de población-, son las siguientes:

  • Necesidad de Atención sanitaria de la persona mayor con enfermedad crónica. La situación de crisis sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19 ha “desbancado” la prioridad de poner la cronicidad en el centro del sistema sanitario, poniendo en riesgo la aplicación de la Estrategia de Cronicidad. Para abordar correctamente la patología crónica en las personas mayores, los/as profesionales sanitarios/as plantean la necesidad de tratar de forma global la pluripatología que se da mayormente en este colectivo – sin centrarse en el manejo de cada patología de forma individualizada-, atendiéndola desde una perspectiva biopsicosocial teniendo en cuenta sus diferentes problemáticas de salud, emocionales y sociales. El documento lamenta que, en la práctica, los y las profesionales sanitarios “parecen centrarse en tratar los aspectos meramente clínicos sin prestar la misma atención a la situación sociales y al estado emocional y al deterioro cognitivo ocasionados por las patologías”.

  • Importancia de Atención social de la persona mayor con enfermedad crónica. El servicio de teleasistencia, el servicio de ayuda domiciliaria (SAD) y respiro familiar, los hogares para personas mayores, los centros de día y las residencias y viviendas para tercera edad, son recursos que los servicios sociales -en el marco de la Ley de Dependencia- ponen a disposición de las personas mayores con enfermedad(es) crónica(s); sin embargo, estos servicios generalmente no son accesibles a la mayoría de las personas mayores, por lo que la familia se erige como el apoyo fundamental para este colectivo. Hay dificultades para acceder a los servicios y prestaciones sociales que provocan situaciones “de gran fragilidad” que afectan especialmente a las personas que necesitan diálisis, las personas con Alzheimer, las que padecen una discapacidad física y a quienes requieren estancias hospitalarias fuera de su entorno habitual de residencia y sus familiares. En la misma línea, con la pandemia de la COVID-19 se han mantenido cerrados ciertos dispositivos que favorecen las relaciones sociales de las personas mayores, impactando este hecho de forma considerable en su calidad de vida.

  • Coordinación sociosanitaria: una de las barreras fundamentales detectadas es la falta de coordinación y de comunicación entre los sistemas sanitario y social. A pesar de que la coordinación sociosanitaria se contempla en todos los planes y protocolos de intervención sociosanitaria, como la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el Sistema Nacional de Salud (SNS), ésta no se implementa.

  • Impacto psicológico y social de la cronicidad en las personas mayores: la ansiedad, la depresión y el estrés son los trastornos que más afectan a las personas mayores que viven en situación de cronicidad, especialmente en el momento del diagnóstico de la enfermedad. Se señalan como fuentes de apoyo emocional y social, a la familia, las amistades y las organizaciones de pacientes (en el caso de quienes se encuentras asociadas a estas). De acuerdo con los datos, los determinantes del impacto emocional son la duración de la enfermedad, la discapacidad, el déficit de recursos sociosanitarios, la estigmatización social de determinados problemas de salud, el género y la soledad de quienes viven en soledad sin apoyo de familiares ni otros recursos.

    El manejo de una enfermedad crónica precisa de un acompañamiento emocional a lo largo de la enfermedad; sin embargo, el informe lamenta que, pese a la evidencia del impacto psicológico y social de la cronicidad, la atención psicológica es un recurso limitado en el SNS, puesto que los profesionales de referencia no suelen derivar a las personas mayores a este servicio. A este respecto, las entidades de pacientes reivindican también la trascendencia de atender las necesidades emocionales de las personas que realizan los cuidados informales, teniendo en cuenta la importante carga emocional y de trabajo que soportan. Asimismo, a consecuencia del envejecimiento poblacional, estas personas suelen ser con frecuencia, mayores de 65 años que cuidan de ancianos/a de más edad como parejas, padres, suegros/as, etc.).

    De acuerdo con los autores del estudio, este hecho podría deberse bien a la saturación de las consultas de Psicología como resultado de la baja ratio de profesionales y que produce que en muchos casos se recurra a la atención psicológica privada, o a la estigmatización de la figura del psicólogo/a que causa vergüenza a las/os posibles usuarias/os.

    Dado lo anterior, el informe propone la universalización de la atención psicológica en el sistema público de salud y la incorporación de las necesidades particulares de las personas mayores y sus familiares en el diseño de los protocolos de intervención psicológica.

  • El problema de la soledad en mayores: esta soledad puede ser física y/o emocional, derivada de la falta de relaciones sociales, apego o rechazo de las personas allegadas. La soledad no deseada suele darse cuando la unidad familiar se reduce por el fallecimiento de la pareja y la persona afectada se queda sola teniendo que adaptarse a la nueva situación en condiciones complejas, siendo este tipo de soledad la que mayor impacto genera.

    Los obstáculos para acceder a los recursos sociosanitarios, la falta de recursos económicos, así como residir en un entorno rural, pueden favorecer la soledad física y emocional en este colectivo.

Atendiendo a los resultados, el informe expone las siguientes recomendaciones para la atención del impacto emocional y la soledad en las personas mayores:

Universalizar el servicio de atención psicológica en el sistema público de salud para el colectivo de personas mayores de 65 años que viven con enfermedades crónicas.

– Incorporar las necesidades particulares de las personas mayores y sus familiares en el diseño de los protocolos de intervención psicológica.

Desarrollar estrategias de prevención de los trastornos mentales o emocionales asociados a la cronicidad, teniendo en cuenta que, en la actualidad, el sistema sanitario y social no realiza este tipo de abordaje de los problemas psicológicos, al enfocarse en el propio trastorno una vez se ha manifestado.

– Fomentar la inversión en investigación en salud mental en aras de evaluar el impacto psicológico de las enfermedades crónicas a través de fondos dotados por las Administraciones Públicas.

– Crear unidades de convivencia para la tercera edad alternativas al modelo actual de residencias o geriátricos, de modo que las personas mayores puedan optar a envejecer en su medio habitual y a contar con los apoyos necesarios que les permitan mantener una relativa autonomía y sentirse útiles.

– Desarrollar campañas de sensibilización dirigidas a profesionales sanitarios sobre el impacto emocional que produce la enfermedad crónica en las personas mayores con el fin de favorecer las derivaciones a la especialidad de Psicología/Psiquiatría o a los servicios sociales cuando identifiquen una necesidad psicológica y social.

– Diseñar intervenciones dirigidas a favorecer la integración de las personas mayores crónicas en su comunidad, enfocadas a fomentar sus capacidades, en aras de prevenir su aislamiento y soledad. Partiendo del hecho de que durante la pandemia en general y el estado de alarma en particular, no se han tenido en cuenta las preferencias de las personas mayores en la planificación de restricciones, estas acciones deben diseñarse desde la perspectiva de los intereses y necesidades de las propias personas afectadas, abandonando el enfoque asistencial y proteccionista de las políticas actuales.

– Implementar programas formativos sobre el manejo de los problemas de salud mental en la tercera edad dirigidos desde Atención Primaria. Una de las propuestas recogidas en el documento es la de dotar a la Atención Primaria de mayores recursos para atender no solo las necesidades sanitarias de los pacientes mayores, sino también las emocionales. En esta línea, si bien este informe sugiere la integración de la figura del trabajador/a social en los equipos de atención sanitaria para facilitar la identificación de los recursos o intervenciones necesarias en cada caso, una medida que ha venido defendiendo el Consejo General de la Psicología en los últimos años, y que conllevaría una mejora en la detección y manejo de los problemas de salud mental sería la implementación del psicólogo clínico en este primer nivel asistencial de la salud, más aún, teniendo en cuenta la importancia de la atención psicológica en la atención a personas mayores con enfermedades crónicas.

Se puede acceder directamente al documento a través del siguiente enlace:

Estudio del impacto de la discapacidad y/o la enfermedad crónica en las personas mayores y sus familias

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