“Son mujeres que arrastran una historia de victimización muy potente y no deberíamos mirar para otro lado”-Entrevista Ismael Loinaz Calvo, profesor en la UB y miembro del Grupo de Estudios Avanzados en Violencia (UB) y del grupo CriminaRisk (UMH)

9 Abr 2021

Las cárceles españolas albergan a 3.468 mujeres que están privadas de libertad. Apenas representan un 7,3% del total de la población penitenciaria, que se sitúa en 47.374 personas. Una circunstancia que «convierte la realidad penitenciaria en esencialmente masculina”, y que se impone también, de manera directa y/o indirecta, a la hora de abordar la atención psicológica que esas mujeres pudieran necesitar. Los problemas, los retos y las necesidades que existen a la hora de trabajar con ellas, tanto desde el punto de vista de la evaluación como del tratamiento, serán el eje sobre el que Ismael Loinaz Calvo, doctor en Psicología y licenciado en Criminología, desarrollará su conferencia Abordaje psicológico de la mujer delincuenteen el CNP2021.

Ismael Loinaz es Profesor en la Universidad de Barcelona y miembro del Grupo de Estudios Avanzados en Violencia (UB) y del grupo CriminaRisk (UMH). En la siguiente entrevista, nos hablará en detalle sobre todo lo anterior.

Ismael Loinaz Calvo

ENTREVISTA

A modo de introducción, ¿podría explicarnos por qué resulta tan complicado abordar este tema en España?

Hay dos razones. Una parte de la culpa la tenemos desde el ámbito académico porque es cierto que alcanzar muestras significativas y, sabemos que esto en psicología es una necesidad – la significación de la muestra-, trabajar con una población que es reducida estadísticamente limita mucho nuestra capacidad a la hora de validar pruebas, a la hora de hacer grupos de control, incluso a la hora de hacer un programa de tratamiento grupal si no tienes muchos sujetos que cumplan la misma categoría delictiva o diagnóstica te dificulta muchísimo hacer ese trabajo. Entonces siempre es más fácil investigar con hombres que investigar con mujeres. Y luego también, por cuestiones un poquito más políticas – sociales, pues siempre la mentalidad la tenemos en el hombre delincuente pero incluso a nivel de salud mental siempre es cierto que la atención que prestamos a lo que es la cuestión de género, o las diferencias de género o esta diversidad de diagnóstico o tratamiento o valoración psicológica, el gran peso cae siempre en los hombres. No sé por qué, si por tradición o prevalencias.

A marzo de 2021, se contabilizan 3.468 mujeres en las cárceles españolas frente a los 43.906 de hombres. ¿Es este un porcentaje alto?

(A nivel internacional lo es – España supera las cifras de países como Francia, con un 3,6% de mujeres reclusas en sus prisiones; Italia, con un 4,3%; o Reino Unido, con un 4.9%).

Como muestra, comparado con los hombres, son ínfimas. Sin embargo, comparado con otros países del propio continente europeo y a nivel mundial, España está en el top, en el ranking superior de población femenina condenada a prisión, no ya detenida ni con sentencia, sino que estén internas. Ahora está surgiendo con mucho interés, incluso desde las propias instituciones penitenciarias, la necesidad de poner el foco sobre ellas, crear equipos, protocolos y tratamientos que ya tiendan a sus necesidades concretas y no coger el modelo masculino y aplicarlo por defecto a ver si funciona con los hombres sino decir a ver qué necesidades tienen, qué hace falta. Cuando ya aplico una herramienta que pueda estar validada, ¿voy a tener puntos de referencia para las mujeres? Por ejemplo, en impulsividad, en ira, en conductas violentas; ¿qué hago? ¿las comparó con otros hombres? Igual si las comparamos con hombres nos sale que no tienen ningún problema, pero si las comparamos entre ellas o con muestras femeninas o de la comunidad, podríamos tener otros indicadores de interés desde el punto de vista psicológico. Efectivamente es una necesidad. Por lo tanto, y teniendo en cuenta que somos un país de los que tiene más mujeres en la cárcel, tenemos que poner ese esfuerzo sobre la mesa.

¿Podría decirnos cuáles son esas necesidades que tienen las mujeres delincuentes?

Un punto central y que es un reto actualmente es el tema de la victimización. Es decir, cada vez que nos aproximarnos al tema vemos unas prevalencias de mujeres que tienen historias de victimización, no solo en la pareja…En España siempre estamos pensando en violencia de pareja por el tema de la ley, violencia de género y demás. Pero tienen unas largas historias de abusos sexuales en la infancia, maltratos físicos por parte de los padres, abusos repetidos por distintas parejas y todo esto es una mochila que ellas llevan, una mochila que arrastran desde la infancia, una mochila que tienen en la edad adulta y es un problema que tenemos ahora mismo en las prisiones. Ellas entran como delincuentes y obviamente se les tiene que hacer una atención social o psicológica centrada en su delito, pero son personas o son mujeres que arrastran una historia de victimización muy potente y no deberíamos mirar para otro lado. Igualmente van a ser delincuentes, pero la parte de la victimización es uno de los retos más potentes que tenemos. Y luego ya entraríamos en otras cuestiones que ya se van un poco del tema psicológico que son las propias estructuras, como están pensadas para hombres y muchas veces no atienden a sus necesidades. Cuestiones muy simples como horas de gimnasio o recursos o programas disponibles o el tamaño de la biblioteca. Un montón de cuestiones que a ellas también les carga psicológicamente cuando están dentro.

Como experto, ¿hay diferencias sustanciales entre tratar a un hombre delincuente y a una mujer delincuente?

La investigación dice es que no. Que hay factores que sí son propios de las mujeres y de hecho hay herramientas para valorar cuestiones vinculadas al riesgo que toman en consideración factores que están presentes cuando evaluamos a hombres, por ejemplo cuestiones vinculadas con la maternidad, cuestiones vinculadas con trayectorias de prostitución, temas de conexiones familiares, por ejemplo, el que no haya habido un buen ambiente familiar, una buena relación con los progenitores, en los hombres se le suele dar poca relevancia muchas veces cuando son adultos y en mujeres se le da mucha relevancia. Y la variable que comentamos antes de victimización. En hombres está igualmente presente pero la investigación lo que nos dice es que en las mujeres tiene mucho mayor impacto. Es algo que van arrastrando y cuando llegan a prisión, ellas tienen esa mochila.

Entonces, a priori, no es que sea más complicado, sino que sabemos menos. Es decir, los programas para delincuentes, agresores de parejas, sexuales, delitos violentos de hombres tienen muchos años de tradición, sabemos mucho, sobre si funcionan o no, cuánto reinciden, qué aspectos son mejorables, qué herramientas funcionan bien o mal…Con mujeres, vamos un poquito todavía a ciegas.

Y luego, el trabajo de la muestra es un gran hándicap. Aquí es muy complicado crear grupos, hacer experimentos porque al final no tienes tanta variabilidad y de hecho esta es una de las cuestiones que las mujeres en prisión se suelen quejar bastante y es que van todas juntas. Para hombres tenemos módulos separados, agresores sexuales, de pareja, delitos violentos, delitos generales, y las mujeres están todas juntas desde la que tiene unas multas impagadas hasta la que ha cometido cuatro asesinatos y eso al final a ellas les genera mucha tensión también dentro de prisión.

A la escasez de programas y tratamientos, estudios internacionales recogen que ellas abandonan pronto estos tratamientos…

Aquí no lo sabemos. Lo que sí es cierto es que cuesta muchísimo mantenerlas o vincularlas. Es decir, los hombres parecen como que tienen mucho más claro el eje, el sendero, la vía que tienen que seguir en prisión. Hay muchos que se niegan, pero la mayoría permanecen, entienden que lo tienen que hacer para progresar en los distintos grados penitenciarios y con la mujer, sí que es cierto que a veces, la implicación desde el punto de vista psicológico, lo que es la intervención penitenciaria, es menor.

Se nota diferencia cuando tú hablas con un hombre delincuente, en ellos está más interiorizado el concepto violencia- sanción- delito- pena. La imagen social en ellas está mucho más vinculada o pensando en la familia. Para ellas el delito está como en un cajón oculto, puedes rascar pero ellas piensan en la familia, lo que se ha quedado fuera, los hijos que están “abandonados”, si van a poder pagarles cuando salgan, si tienen algún problema con algún exmarido o expareja va a andar por ahí…Entonces en ellas es como que la parte delictiva se les queda escondida en un cajoncito y nosotros en prisión pensamos en ellas como delincuentes, que lo son, pero hay que atender bastante más a esa esfera más social o de problemas ajenos al delito y por eso posiblemente muchas tienen menos motivación por esos tratamientos que lo que tienen los hombres de los que se suele decir que tienen muy poca preocupación por esa familia que está fuera o sus hijos que han dejado, etc. En las mujeres es otro lastre que llevan en la mochila.

En las prisiones españoles, ¿cómo es la intervención con mujeres? ¿El tratamiento es avanzado o hace falta estudiarlo más?

Hace falta estudiarlo más, seguro. Se está avanzando mucho pero que tengamos un programa para mujeres delincuentes violentas o un programa específico, es decir, que sepamos que funciona en ellas, que tengamos datos de eficiencia, de eficacia, de abandono que antes preguntabas, no tenemos casi nada.

Se están adaptando los programas de delitos violentos en general, partiendo un poco del modelo masculino, pero ese análisis que podríamos tener muchas veces de muestras masculinas, de cuánto reinciden, cuánto funciona…no lo tenemos con las mujeres.

Eso es un problema y luego con hombres tendemos a saber que hay cosas que funcionan y cosas que no a nivel de evaluación psicológica o de relación terapéutica, cosas de ese estilo, y con mujeres vamos un poquito a ciegas.

Para terminar, ¿puede ayudar la Psicología a evitar que una mujer vuelva a delinquir?

Esa es la clave. Además, la línea que vincula el tema delincuencia femenina con victimización está centrada en la prevención. Sí conseguimos demostrar que chicas que son victimizadas de jóvenes, que su trayectoria delictiva ha estado vinculada a esa victimización, a esas experiencias tempranas, y podemos actuar en esa edad temprana, no esperar a que sean unas mujeres de veinte a treinta años y terminen en prisión, estaremos hablando de prevención y eso implica detección, conexión entre variables y crear servicios. Es en esa franja temporal en las que ocurren las victimizaciones donde entramos nosotros. Qué servicios podemos crear para detectar. Qué servicios podemos crear para abordar, tratar la experiencia traumática, es decir, la experiencia traumática no es que estemos pensando sólo en tratar el TEPT, estamos pensando en que el TEPT deriva en problemas relacionales, el TEPT puede derivar en consumo de drogas, ansiedad, depresión y un montón de problemas qué es lo que haría esta conexión final con la trayectoria delictiva y que luego las veamos de adultas en prisión.

Con lo cual la respuesta es sí. Desde el punto de vista psicológico abordar y evaluar estas necesidades tempranas sería la clave.

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