Con la pandemia se han incrementado y agravado los problemas psicológicos en niños y adolescentes, según advierte la Fundación ANAR

21 Jul 2021

La pandemia de la COVID-19 ha afectado a todos/as los niños, las niñas y los/as adolescentes, surgiendo sentimientos de miedo, angustia, estrés y tristeza, y a su vez, conviviendo con sentimientos de incertidumbre y desbordamiento de los propios adultos ante esta situación. Esto ha conllevado una mayor indefensión de los y las menores ante situaciones de violencia, maltrato o abuso.

Así lo afirma FUNDACIÓN ANAR en su Informe anual 2020: el Teléfono/Chat ANAR en tiempos de COVID-19, un estudio que recoge y analiza por primera vez, de forma integral, el modo en que la pandemia ha alterado todas las problemáticas que afectan a menores de edad, agravando muchas de ellas.

Entre las principales conclusiones del estudio destacan las siguientes:

  • De 166.433 llamadas de petición de ayuda atendidas en 2020, 11.761 fueron casos graves. En palabras de la Fundación ANAR, la gravedad de los casos “se refleja en el elevado número de intervenciones de emergencia”: 2.277 a lo largo de todo 2020, con una media de 6 diarias.

Foto: Pixabay Fuente: pexels Fecha descarga: 20/07/2021

    Esto supone un incremento de los casos de urgencia alta (39,1%) y de máxima gravedad (55,6%). En este contexto, se evidencia una mayor duración de los problemas con el confinamiento y el aislamiento, llegando a un 51,5% aquellos casos que venían sucediendo desde hace más de un año.

  • Problemas psicológicos

    • Las consecuencias de la COVID-19 han generado en niños/as y adolescentes una gran frustración fruto de la indefensión y desesperación que, de acuerdo con ANAR, explicarían el por qué se ha observado un incremento de casos de ideación suicida y tentativas de suicidio entre los y las adolescentes, y ha aumentado el uso de mecanismos de autorregulación emocional con el propósito de reducir su ansiedad, principalmente autolesiones y mecanismos de compensación propios de los trastornos de alimentación.

    • Se detecta un impacto de la COVID-19 en los siguientes problemas psicológicos, que se agravan a lo largo de los meses en todas las fases de la pandemia (prepandemia -del 1 de enero al 13 de marzo, confinamiento estricto -del 14 de marzo al 26 de abril-, primeras salidas -del 27 de abril al 20 de junio-, nueva normalidad -del 21 de junio al 20 de septiembre-, y vuelta al cole -del 21 de septiembre al 31 de diciembre):

      • 1. Ideas de suicidio: se registran niveles más preocupantes durante el confinamiento, manteniéndose en cotas muy elevadas durante todas las etapas, y detectándose actualmente unos niveles muy altos.

      • 2. Mayor uso de mecanismos de autorregulación, especialmente en la vuelta al cole.

      • 3. Se registra un incremento constante de casos de trastornos de la alimentación, como una expresión de un comportamiento de reducción de ansiedad, agravado en las primeras salidas.

    • Toda la situación derivada de la pandemia (prohibición de salir de casa, las restricciones, la sensación de pérdida de libertad, el fallecimiento de seres queridos, el miedo a la muerte, la tensión que produce compartir un espacio reducido, sin colegio, etc.), ha resultado “notoriamente perjudicial para el bienestar psicológico de niños, niñas y adolescentes”, traduciéndose en un incremento en:

      • 1. Ansiedad: se observa durante toda la pandemia, siendo más elevado durante el confinamiento y reduciéndose de forma paulatina a medida que avanza el año.

      • 2. Baja autoestima: afecta especialmente durante el confinamiento suavizando su incremento con las primeras salidas estabilizándose con la nueva normalidad.

      • 3. Depresión/tristeza: destaca en el confinamiento y con la vuelta al cole.

    • Si bien al inicio, en el confinamiento, hubo una mejora temporal en los problemas de conducta, en el resto de las etapas se erigen como el principal motivo de consulta psicológica, “manteniéndose como un problema muy grave en la actualidad”.

    • Con la vuelta al cole, comienzan a evidenciarse las consecuencias de lo sufrido durante el período de pandemia, detectándose sentimientos de miedo, pérdida y frustración, y elevándose el número de consultas por duelo.

  • Violencia contra los y las menores de edad

    • Se ha registrado un incremento paulatino de casos de violencia contra niños, niñas y adolescentes desde el inicio del confinamiento, alcanzando el pico máximo antes de la vuelta al cole (54,9%), para estabilizarse después.

    • ▪ Se registra un aumento de la violencia en el interior de los hogares:

      • 1. Maltrato físico: valores más altos durante las primeras salidas.

      • 2. Maltrato psicológico: mayor durante el confinamiento.

      • 3. Expulsiones del hogar: se elevan los casos con las primeras salidas.

      • 4. Abandono: se registra un aumento en la nueva normalidad, “momento en que los adultos comienzan a retomar su actividad laboral presencial, sin que los niños/as y adolescentes hayan iniciado su vuelta al colegio presencial”.

  • Problemas derivados de la tecnología:

    • Durante el confinamiento, Internet es el centro de la vida social, lo que ha conllevado un incremento notable en los casos de ciberacoso.

    • Con las primeras salidas se observa un aumento de consultas de violencia sexual en entornos tecnológicos: grooming y pornografía/prostitución infantil (problemas preocupantes durante la nueva normalidad)

  • Otros motivos:

    • Aumenta el número de consultas relativas a ayudas sociales y pobreza infantil, “alcanzando la diferencia más aguda en el confinamiento”.

    • Durante el confinamiento y las primeras salidas destacan los problemas relacionados con la separación, custodia y régimen de visitas.

    • Con el cierre de los colegios disminuyeron los problemas escolares; sin embargo, con la llegada de la nueva normalidad, han vuelto a aparecer “con mayor auge” las dificultades de relación.

Dado lo anterior, el informe establece una serie de recomendaciones dirigidas a los poderes públicos, las familias y los/as menores de edad, con el fin de visibilizar las graves consecuencias de la pandemia y se tomen las medidas necesarias para hacer frente a las necesidades derivadas de la crisis del COVID-19, “que está afectando a miles de niños/as, adolescentes y sus familias”.

A este respecto, Fundación ANAR insta a que las Administraciones Públicas adopten las medidas necesarias (Educativas, Sanitarias, en materia de Servicios Sociales,…) para el desarrollo/cumplimiento de la recién entrada en vigor Ley Orgánica 8/2021 de 4 de Junio, de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, entre ellas, la elaboración de la estrategia para la erradicación de la violencia sobre la Infancia y Adolescencia, el desarrollo de acciones de prevención de la violencia en el ámbito familiar, la actualización y regulación de los protocolos ya existentes en materia de riesgo y protección Infantil, una mayor coordinación de los Centros de Servicios Sociales y los Servicios de Inspección Educativa para la gestión de situaciones de desprotección -siendo aquí fundamental la figura del Coordinador de Bienestar tal y como viene recogida en la Ley antes mencionada-, la elaboración en el ámbito sanitario de protocolos específicos de actuación que faciliten la promoción del buen trato y la prevención y detección precoz de la violencia en menores, garantizar la actuación coordinada entre los distintos profesionales y administraciones públicas estableciendo un canal de comunicación directo entre profesionales de diferentes ámbitos (educativo, sanitario, social, jurídico) en aras de evitar la revictimización del/de la menor víctima de violencia, o la potenciación desde los centros educativos de la figura del Orientador/a Escolar garantizando una ratio de un orientador por 250 alumnos/as.

Precisamente, esta última medida ha venido siendo planteada por el Consejo General de la Psicología, apostando por la incorporación de la figura del/de la Psicólogo/a Educativo/a en los centros escolares (sin menoscabo de otros profesionales), como profesional cualificado/a para dar respuesta a los problemas de índole psicológica que pueden surgir en la Comunidad Educativa, una figura que, a la luz de los datos de este informe, ahora más que nunca, resulta esencial en el sistema educativo.

Se puede acceder al informe desde la página Web de la Fundación, o bien directamente a través del siguiente enlace:

Informe anual ANAR 2020: el Teléfono/Chat ANAR en tiempos de COVID-19 

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