La acogida de menores migrantes en España, nuevo informe

11 Feb 2022

Aun cuando existen mecanismos legales orientados a garantizar los derechos de la infancia, los menores migrantes se ven obligados a confrontar innumerables situaciones de desamparo.

Así lo advierte un informe llevado a cabo por la Fundación por Causa, a través del cual se abordan los grandes retos que supone la migración de menores en nuestro país, y la necesidad de emprender medidas para su protección y garantizar sus derechos.

Tal y como señala el documento, la migración de menores de edad en España es un fenómeno relativamente reciente. En los últimos años se ha registrado un incremento en las cifras de menores migrantes. De acuerdo con los datos, el principal origen de estos y estas menores es Marruecos (un 71% del total), seguido en proporciones más bajas de Guinea, Costa de Marfil y Argelia. La mayoría de ellos/as tiene entre 16 y 17 años, siendo muy cercanos/as a la mayoría de edad. Es un tipo de migración principalmente masculina (el número de niñas migrantes incluso se ha reducido en los últimos años: si en 2014 ellas representaban un 23% del total, en 2017 únicamente suponían el 10%) y atravesada por tres factores de vulnerabilidad trascendentales: son menores, están solos/as y son migrantes.

Foto: hitesh choudhary Fuente: pexels Fecha descarga: 18/10/2021

Concretamente, en el caso de las niñas, hay que sumar el factor de género como agravante de los anteriores y que hace que se las exponga a todo tipo de abusos y malos tratos tanto en los países de origen como en los de tránsito y de destino.

Los autores del informe estiman en función de los datos disponibles que la mayor parte de menores que migran solos en nuestro país reside en centros de acogida temporal por toda la geografía española. Desde el año 2015 se registra una tendencia creciente de ingresos en centros hasta alcanzar un pico en el año 2019, cayendo ligeramente el pasado 2020 debido a la situación de pandemia que limitó la movilidad de las personas. Las comunidades autónomas con mayor número de infancia migrante en movimiento son las de Andalucía (3.379 en el año 2019) y Cataluña (3.057 en el año 2019), seguidas de Madrid (454 en el año 2019).

De acuerdo con el texto, las causas que motivan la migración de menores de edad la diferencian en parte del resto de movimientos migratorios. Estas causas son multidimensionales, y muchas veces se mezclan entre ellas. De acuerdo con informes de UNICEF y Save The Children, la migración suele verse como una opción, existiendo un “imaginario mediático y social” en torno a la misma que genera una serie de expectativas materiales y vitales (como la educación o la oportunidad de entrar al mercado laboral) que creen que tan solo pueden cumplirse en Europa. Este fenómeno se ve idealizado mediante las redes sociales, que recogen experiencias positivas de gente cercana, alimentando un “deseo de aventura propio de edades tempranas”. De igual modo factores estructurales de sus países de origen (pobreza, desigualdad o violencia de cualquier tipo), una situación económica familiar precaria y la necesidad de colaborar con la economía doméstica, o el rechazo a un modo de vida familiar, pueden desencadenar la salida de un territorio. De forma específica, en el caso de las niñas, un factor detonante es una situación familiar conflictiva consecuencia de roles de género muy marcados.

A pesar de lo expuesto, según señala el informe, no es posible “cuantificar de forma precisa la magnitud del fenómeno”, dada la inexistencia de un registro único, detallado y fiable de la situación de estos y estas menores, y la falta de coordinación entre Administraciones. Las Comunidades Autónomas -cada una de ellas con sus propios criterios y diferentes recursos- son las que se encargan de la tutela de estos y estas menores. Asimismo, existe una discrepancia entre las leyes de extranjería y las de protección a la infancia (que se rigen por el interés superior del niño, según el cual el acogimiento familiar tendría que ser el modelo prioritario de tutela). A este respecto, en nuestro país, las cifras de este tipo de acogida son mínimas, optándose en la mayoría de casos por el internamiento en centros de menores.

Entre los factores que desincentivan a las familias a acoger a menores migrantes destaca la edad, dado que la mayoría de ellos están cerca de la mayoría de edad, y las familias acogedoras tienden a adoptar niños de edades más tempranas. De igual modo, la edad permite también a estos/as menores opinar sobre su proceso de acogimiento y los términos que se les ofrecen –el informe indica que en muchos casos no cuentan con información sobre las ventajas de este tipo de acogimiento para ellos –. En la misma línea, estos y estas menores tienen determinadas necesidades y particularidades como el idioma, la cultura o la religión, y “no todas las potenciales familias acogedoras tienen la capacidad o la posibilidad de cumplirlas y darles respuesta”. Otro factor que suele desincentivar a las familias es la complejidad del propio sistema de acogida de menores migrantes los plazos de cada uno de los trámites que conlleva, de modo que el acogimiento residencial en centros de menores es la única opción que queda.

El documento lamenta que las Administraciones Públicas no perciban como problema los problemas que tiene el sistema de acogida de menores migrantes ni se promueva este sistema de acogida en familias, por lo que, en palabras de sus autores, se perpetúan una serie de malas prácticas (tales como pruebas de determinación edad con márgenes de error de varios años, hacinamiento, sobresaturación de centros de menores, etc.) que “incrementan la probabilidad de que niños y niñas migrantes caigan en situaciones graves de exclusión social”.

Para acceder al informe completo, pincha el siguiente enlace:

Acogida de menores migrantes en España

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