EL SÍNDROME DEL EMPERADOR: ¿QUÉ ES Y CÓMO TRATARLO?

19 Dic 2008

El pasado 9 de diciembre se celebraron en Santiago de Compostela las Jornadas Menores en Conflicto: A tirania dos fillas y das fillos, organizadas por la Xunta de Galicia. En ellas participaron Miguel Clemente (profesor de la Universidad de A Coruña y director de la Unidad de Investigación en Psicología Jurídica y Protección del Menor) y Vicente Garrido (profesor de la Universidad de Valencia), para analizar el grave problema del maltrato psicológico y/o físico de los menores hacia su familia. Dada la importancia de este cuadro, debido a su prevalencia, que está en constante aumento, y a sus consecuencias, Infocop Online se ha hecho eco de la noticia publicada en diferentes medios gallegos como La Voz de Galicia (http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2008/12/10/0003_7383029.htm) o El Progreso de Galicia (http://elprogreso.galiciae.com/nova/21725.html).

Los trastornos del comportamiento en los menores cada vez son más frecuentes, y, en concreto, el maltrato hacia los padres, conocido como el síndrome del emperador o del pequeño dictador o tirano. El perfil del «pequeño tirano», en palabras de ambos expertos, suele ser el de un varón de unos 9-17 años, hijo único, y de clase media–alta. Este problema se caracteriza por un comportamiento agresivo (verbal o físico), y/o conductas desafiantes o provocadoras de ira en los padres y de violación de las normas y límites familiares; asimismo suelen presentar un alto nivel de egocentrismo, junto con una baja tolerancia a la frustración, empatía y autoestima.

 

Ante la alarma social que ha despertado este síndrome, Miguel Clemente y Pablo Espinosa, en coordinación con la Xunta de Galicia, han desarrollado el primer programa de tratamiento sistematizado para estos menores y sus familias. El protocolo de intervención consta de 12 sesiones cuyo objetivo general es aprender a corregir el propio comportamiento, reducir el egocentrismo y desarrollar una mayor empatía. Para ello, han trabajado con una metodología terapéutica basada en el juego, que denominan «Juego de Billar», a través de la cual se van planteando diferentes dilemas y problemas sociales para ampliar su perspectiva psicosocial desde diferentes puntos de vista, reducir dicho egocentrismo y aumentar la empatía. En paralelo, el programa incluye también apoyo psicológico a las familias, de forma que los padres aprenden pautas para contribuir al manejo de dicho comportamiento, así como se les demuestra la importancia que tiene que sean ellos los que continúen la educación de los hijos y no las instituciones. Tras un año de trabajo, los resultados han sido eminentemente positivos, puesto que se ha reducido en un 400% la reincidencia, y, a su vez, se ha aumentado la conducta prosocial.

 

En relación a este grave problema, si bien es cierto que la ausencia de límites o un estilo educativo basado en atender todas sus peticiones son factores que pueden facilitar su aparición, es de vital importancia corregir la idea errónea de que la culpa es de los propios padres, tal y como afirma Vicente Garrido, no sólo porque puede generar obstáculos en el tratamiento, sino porque este tipo de violencia suele ser selectiva y no una constante de la personalidad, es decir, los menores pueden tener este comportamiento en la familia, y una conducta impecable en la escuela. No obstante, quizá la conclusión más importante, por las posibles repercusiones futuras, es la similitud existente en la mayoría de los casos (80%) con la violencia machista, puesto que suele ir dirigida hacia las madres, y se ha constatado un patrón similar de aislamiento y culpabilidad, según defendió Vicente Garrido en su exposición.

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