La Psicología: una parte fundamental en el abordaje del dolor oncológico

21 Jul 2022

El concepto óptimo del manejo del dolor oncológico responde a un sistema multidisciplinar e integral. Resulta clave en estos pacientes la atención psicológica, por lo que los servicios de Psicología y Psiquiatría también están afectados en esta demanda, así como la educación sanitaria, que suele llevarse a cabo por parte de los profesionales de enfermería.

Así lo indica el manual sobre Diagnóstico y tratamiento del dolor asociado al cáncer, publicado por la SEOR (Sociedad Española de Oncología Radioterápica) y elaborado por profesionales de distintas especialidades sanitarias implicados en la terapéutica del dolor oncológico, un documento a través del cual se pretende difundir el conocimiento de sus autores a todos y todas los/as profesionales involucrados en el cuidado del paciente con dolor oncológico. El contenido de cada capítulo está diseñado de forma muy didáctica para su lectura y comprensión, pudiendo ser un manual de consulta de médicos en formación y diferentes especialistas interesados en este campo.

Tal y como señala el manual, el dolor es un síntoma complejo que afecta a diversos ámbitos de la vida, incluyendo aspectos físicos, de la actividad diaria, del estado emocional y psicológico, así como de la vida social.

Foto: pavel danilyuk Fuente: pexels Fecha descarga: 07/04/2022

De todos los síntomas del cáncer, el dolor es el que más impacto emocional produce en el paciente y en su familia. A la experiencia propiamente nociceptiva, se añade el factor emocional que condiciona la percepción del dolor. El enorme impacto emocional provocado por el cáncer está predeterminado esencialmente por la incertidumbre y la impredictibilidad del curso de la enfermedad, el distrés afectivo y las afectaciones sobre la autonomía y la controlabilidad. Las personas que sufren dolor manifiestan con frecuencia que “sufren cuando creen que no puede ser aliviado, cuando su significado es funesto o cuando lo perciben como una amenaza”.

De acuerdo con los datos, la prevalencia de dolor oncológico es superior al 60%, con mayor presencia en los casos avanzados; sin embargo, se estima que un tercio de los pacientes con dolor oncológico no reciben el tratamiento adecuado.

Siendo el dolor una experiencia emocional y no solamente una sensación, la intervención sobre él debe ser multidisciplinar, con la participación de diferentes servicios sanitarios y combinando los tratamientos farmacológicos, rehabilitación, fisioterapia, tratamientos invasivos o bloqueos, técnicas psicológicas cognitivo-conductuales, cirugía paliativa, etc., con el fin de intentar proporcionar calidad de vida al paciente.

De forma específica, la intervención psicológica resulta esencial aquí. Según indica el texto, niveles elevados de dolor se asocian a una peor salud general y a unas percepciones negativas acerca del funcionamiento físico y social, y se relacionan de forma consistente con la presencia de depresión, fatiga, peor calidad de vida, deseo de muerte, alteraciones sexuales y, de forma muy estrecha, con problemas de sueño.

El informe pone de relieve la trascendencia del manejo precoz del dolor, dados los importantes beneficios que conlleva esta intervención temprana tanto en la calidad de vida como en el bienestar psicológico del/de la paciente, con una reducción drástica de la ansiedad y el insomnio.

En niños concretamente, el tratamiento del dolor se aborda también desde el modelo biopsicosocial, con orientación más holística del paciente pediátrico, donde el niño o la niña se evalúa como un todo integrado por múltiples dimensiones, entre las que se encuentran la psicológica, la conductual y la fisiológica. Aspectos como la depresión o la ansiedad son conceptos que aparecen íntimamente ligados con el de dolor crónico infantil asociado al proceso oncológico o a sus múltiples intervenciones, que pueden presentar algunos pacientes oncológicos. Para detectarlos, los autores del informe consideran primordial realizar una evaluación psicológica previa detallada, antes de comenzar la intervención psicológica, con el fin de conseguir resultados favorables en el control de la ansiedad, la intensidad del dolor y el grado de discapacidad.

El tratamiento psicológico de la unidad familiar (niños y padres) es una pieza fundamental para conseguir la adecuada eficacia del tratamiento, e incluye habitualmente terapias como la distracción, la terapia cognitivo-conductual, la terapia de aceptación y compromiso, la hipnosis o el focusing.

El documento señala a los padres como una pieza indispensable de este proceso, por lo que es esencial incluir su tratamiento psicológico, que está orientado a favorecer la aceptación de la enfermedad de su hijo o hija y su evolución, y a proporcionarles estrategias para enfrentarse y adaptarse a distintas situaciones.

Se puede acceder al documento desde la página Web de la SEOR o bien directamente aquí:

Diagnóstico y tratamiento del dolor asociado al cáncer 

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