LA COMPLEJIDAD DEL EEG PERMITE DISTINGUIR ENTRE FOBIAS FILOGENÉTICAS Y ONTOGENÉTICAS

4 Feb 2009

Xavier Bornas(1), Andreas Mühlberger(2), Jordi Llabrés(1), Georg Wiedemann(3), y Paul Pauli(2)
(1)
Universitat de les Illes Balears, (2) University of Wurzburg, y (3) University of Frankfurt

Alguien dijo que conocer la teoría del caos había significado para él algo parecido a encender la luz en una habitación a oscuras. Aún hoy, sin embargo, muchos profesionales de la Psicología permanecen a oscuras, ya sea por desconocimiento o por escepticismo. Otros encendieron la luz y mostraron entusiasmo, aunque sin ir, en general, más allá de los aspectos más literarios y metafóricos y sin adentrarse en los fundamentos conceptuales y matemáticos de aquellas teorías (que es de donde proviene la luz). Unos pocos sí emprendieron tal aventura y, a pesar de las dificultades, aprendieron a ver lo que antes estaba oculto.

Para cambiar este panorama y conseguir que la Psicología, como ya han hecho otras ciencias, incorpore las herramientas que en la actualidad permiten un abordaje riguroso de fenómenos extremadamente complejos (desde la actividad cerebral hasta los patrones alterados de conducta) es necesario, entre otras cosas, demostrar que con tales herramientas se pueden descubrir cosas interesantes y, a ser posible, aplicadas. Este trabajo es una modesta aportación en esta dirección. En él se informa de las diferencias encontradas en las ondas cerebrales lentas y en la complejidad de la actividad bioeléctrica del cerebro, entre 17 pacientes con fobia a las arañas (un miedo filogenético) y 15 pacientes con fobia a volar (un miedo ontogenético). Los datos electroencefalográficos se obtuvieron con los pacientes en estado de reposo y en dos condiciones: con los ojos cerrados y con los ojos abiertos.

Las diferencias encontradas entre los grupos confirman las hipótesis iniciales del estudio: en los miedos filogenéticos, comparados con los ontogenéticos, hay un mayor predominio de las ondas lentas (banda delta: 0-4Hz), vinculadas al cerebro más antiguo (que incluye el tallo cerebral) según la teoría de MacLean, que se encarga de conseguir los objetivos biológicos más elementales de supervivencia. Además, no hay mayor predominio de las ondas más rápidas (theta, alpha y beta), lo que indica que no se trata de un aumento generalizado de la potencia espectral. Las diferencias más significativas se encontraron en las localizaciones centrales (Cz y Fz) y frontales (F4, Fp1 y Fp2) mientras los pacientes tenían los ojos cerrados.

La segunda hipótesis es más novedosa ya que predice, en los pacientes con fobia a las arañas, una menor complejidad (estimada mediante el cálculo de la entropía muestral o sample entropy, introducida en el año 2000 por Richman y Moorman) de la actividad bioeléctrica tal como se recoge en el electroencefalograma, es decir, no filtrada en bandas de frecuencias como las que acabamos de mencionar. Esta hipótesis debe entenderse dentro del marco conceptual que ve el cerebro como un sistema dinámico no lineal, que según Walter J. Freeman mantiene un estado de criticalidad autoorganizada (conforme a la teoría formulada por Bak en los 80: self-organized criticality), el cual le dota de la flexibilidad necesaria para realizar los rápidos ajustes que requiere un entorno cambiante. Dicho de otro modo, aquel estado es el ideal para que puedan emerger patrones transitorios de actividad neuronal para atender a estímulos, procesar información, recuperarla de la memoria, etc. Si el cerebro antiguo se encarga de la supervivencia primaria (p.ej. respirar), y dado que las demandas del entorno acerca de la misma sólo cambian lentamente, el nivel de flexibilidad requerido para darles respuesta es menor que el que necesita el cerebro nuevo (la corteza frontal, por ejemplo), encargado de las demandas que requieren un mayor procesamiento cognitivo. Por ello se esperaba encontrar menor complejidad del EEG en los pacientes con fobia a las arañas que en aquéllos con miedo a volar. Los resultados confirmaron esta hipótesis y las diferencias más significativas se hallaron en las áreas centrales y del hemisferio derecho Cz, C4, Fz y F4, tanto en condición de ojos abiertos como cerrados.

En una línea parecida cabe decir que en pacientes de Alzheimer se ha informado de una menor complejidad cerebral que en controles sanos, y también sabemos que la complejidad en otra señal biológica importante, la electrocardiográfica, disminuye en la vejez y en algunas situaciones ansiógenas.

 

Si comparamos las dos medidas empleadas en el estudio (espectral y entropía), los resultados indican que la segunda es mejor por varias razones. En primer lugar, las diferencias entre grupos son mayores en complejidad que en predominio de oscilaciones lentas. En segundo lugar, la entropía se calcula sobre la señal electroencefalográfica directa, es decir, sin dividir en bandas de frecuencias determinadas. Y tercero, mientras las diferencias en las oscilaciones lentas eran claras sólo en condiciones de ojos cerrados, las diferencias en entropía aparecen igualmente cuando los ojos están abiertos.

Si comparamos las dos medidas empleadas en el estudio (espectral y entropía), los resultados indican que la segunda es mejor por varias razones. En primer lugar, las diferencias entre grupos son mayores en complejidad que en predominio de oscilaciones lentas. En segundo lugar, la entropía se calcula sobre la señal electroencefalográfica directa, es decir, sin dividir en bandas de frecuencias determinadas. Y tercero, mientras las diferencias en las oscilaciones lentas eran claras sólo en condiciones de ojos cerrados, las diferencias en entropía aparecen igualmente cuando los ojos están abiertos.

Todavía es pronto para saber qué repercusiones aplicadas tendrán estos hallazgos, pero parece razonable pensar que si se trata de fobias diferentes los tratamientos más adecuados para cada una de ellas también serán (al menos en parte) distintos. Además, los resultados sugieren la posibilidad de distinguir entre dos trastornos clínicamente muy semejantes y diagnosticarlos correctamente en base a una medida objetiva y relativamente sencilla de obtener (el EEG en reposo). Sin duda la investigación dirá si esa posibilidad es cierta o no.

El artículo original puede consultarse en la revista International Journal of Clinical and Health Psycholoy
Bornas, X., Mühlberger, A., Llabrés, J., Wiedemann, G. & Pauli, P.(2009). Looking for traces of phylogenetic fears: Differences in EEG slow oscillations and complexity between spider and flight phobic subjects. International Journal of Clinical and Health Psychology, 9, 37-49.

Sobre los autores:

 

 

Xavier Bornas. Profesor titular de la asignatura «Alteraciones del comportamiento» en el departamento de Psicología de la Universitat de les Illes Balears. Investigador del grupo de Neurodinámica y Psicología Clínica adscrito al Institut Universitari d’Investigació en Ciències de la Salut – IUNICS. Especial interés: sistemas dinámicos no lineales en Psicología.

Andreas Mühlberger. Associate professor en el Instituto de Psicología de la Universidad de Würzburg (Alemania). Es miembro del grupo de trabajo del profesor Paul Pauli (Psicología Biológica, Psicología Clínica, y Psicoterapia), así como especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia. Áreas de interés: nuevos métodos en psicoterapia y procesamiento de las emociones.

Jordi Llabrés. Profesor titular de «Técnicas de modificación de conducta» en el departamento de Psicología de la Universitat de les Illes Balears. Investigador del grupo de Neurodinámica y Psicología Clínica adscrito al Institut Universitari d’Investigació en Ciències de la Salut – IUNICS. Especial interés: nuevas tecnologías en Psicología.

Georg Wiedemann. Associate professor de la asignatura «Psiquiatría, psicoterapia, y medicina psicosomática» en el Hospital Universitario de Frankfurt y Marburg, y jefe de servicio del de Psiquiatría y Psicoterapia en el centro clínico de Fulda gAG.

Paul Pauli. Professor (Chair) de las asignaturas «Psicología biológica, psicología clínica y psicoterapia» en la Universidad de Würzburg (Alemania) Áreas de interés: trastornos de ansiedad, trastornos del estado del ánimo, trastornos somatomorfos, y adicciones, así como la influencia emocional en los procesos cognitivos.

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