La importancia de expandir la Psicología a distintos ámbitos y contextos para mejorar la salud mental de la población, según la APA

23 Feb 2023

Los expertos están encontrando nuevas formas innovadoras de llegar a más personas y adoptar un enfoque más preventivo, alejándose de la imagen actual que se tiene de la Psicología como la práctica de diagnosticar y tratar los problemas de salud mental, y ampliando la perspectiva de la salud del comportamiento.

Así lo afirma la Asociación Americana de Psicología (APA-American Psychological Association), en un artículo publicado en su APA Monitor on Psychology, a través del cual aborda el que considera uno de los grandes retos para este año 2023: la expansión de la Psicología a distintos campos, más allá del enfoque de psicoterapia individual “cara a cara”, con el objetivo de fortalecer la salud psicológica en poblaciones enteras y contribuir a resolver los múltiples y diversos desafíos a los que se enfrenta la sociedad.

Tal y como señala la Asociación, ya en febrero de 2022, la Junta de Gobierno de la APA publicó un comunicado a través del cual instaba a los psicólogos y las psicólogas a adoptar un enfoque de salud poblacional, trabajando en todos los sistemas y dentro de ellos para mejorar la salud de comunidades enteras, teniendo en cuenta factores culturales, económicos, sistémicos, históricos, ambientales, relacionales y ocupacionales que influyen en el estado de salud, el bienestar y el funcionamiento a lo largo de la vida.

Foto: Shvets production Fuente: pexels Fecha descarga: 20/02/2022

Con relación a ello, durante mucho tiempo, la Psicología ha permanecido adscrita a la idea de que la única forma en que se puede impactar positivamente en las personas es mediante intervenciones psicológicas individuales; sin embargo, más allá de la Psicoterapia, “hay una contribución más amplia que nosotros, como psicólogos, tanto investigadores como profesionales, podemos hacer”, gracias a la posición única de la Psicología “para tener un mayor impacto en la política, en la educación y en muchas áreas de la salud de la población”.

Dado lo anterior, la APA lamenta que tan solo una parte de las personas que necesitan apoyo en salud mental reciben tratamientos basados en la evidencia, una necesidad que no ha hecho sino aumentar aún más en los últimos años. En este sentido, para marcar la diferencia a nivel de la población, considera necesario “crear un sistema de salud mental más ágil que incluya múltiples niveles de atención y múltiples puntos de contacto en momentos de necesidad”. Para ello, pone como ejemplo una iniciativa llevada a cabo por el Departamento de Psicología de la Universidad de Stony Brook (EE.UU.), orientada a diseñar, aplicar y difundir intervenciones breves sin barreras (brindadas de modo online) -especialmente, de una sola sesión-, para reducir los problemas de salud mental a gran escala y cerrar brechas en la atención que, de otro modo, no podrían solventarse.

No obstante, no sólo es fundamental aumentar la escala de impacto, sino también incrementar la prevención, siendo clave aquí la salud mental en atención primaria: “de igual modo en que llevamos a nuestros bebés al pediatra para realizar revisiones, sin esperar a que puedan enfermar”, plantear un modelo de atención primaria para la salud mental bajo los mismos preceptos de la atención a la salud física “puede ampliar la contribución de la ciencia psicológica a la sociedad en general”. A este respecto, una demanda que vienen haciendo en los últimos años, numerosos expertos y organizaciones -entre ellas, el Consejo General de la Psicología, es la incorporación de psicólogos clínicos en los centros de atención primaria, una medida coste-eficaz que reportaría importantes beneficios, entre ellos, una mejor detección temprana y prevención de los problemas de salud mental, así como la reducción de la carga asistencial de los médicos de familia (al ser los problemas de salud mental los principales motivos de consulta), lo que se traduciría en una mejora de la salud y calidad de vida de los/as pacientes y, redundaría a su vez, en un descenso del gasto sanitario (disminución de las bajas laborales, del gasto farmacéutico…).

De acuerdo con la Asociación Americana, este modelo de atención primaria para la salud mental puede ser esencial para abordar los distintos desafíos y transiciones que se dan a lo largo de toda la vida (por ej., el nacimiento de un hijo, la escolarización, el matrimonio, la jubilación, etc.) y prevenir un posible impacto negativo de los mismos.

Otra de las áreas donde la ciencia psicológica puede desempeñar un papel trascendental en la prevención es en el contexto educativo. Según evidencian los estudios al respecto, un ejemplo de éxito en este sentido es la incorporación en los planes de estudio y currículos escolares de programas de aprendizaje socioemocional (SEL) y sus positivas consecuencias en el ajuste psicológico, en la adaptación al aula y en el rendimiento académico.

Basado en el paradigma del aprendizaje de habilidades sociales y emocionales en la escuela, la APA cita el Proyecto Escuelas Compasivas (Compassionate Schools), un programa dirigido a niños/as que, bajo el enfoque holístico cuerpo-mente, integra conceptos de atención plena, compasión, conciencia corporal, apoyo académico, alimentación saludable y ejercicio, y brinda estrategias para apoyar también el bienestar de los educadores. En palabras de la psicóloga directora de dicho proyecto, “no podemos esperar hasta que las personas sufran para aplicar lo que sabemos” (…)“partiendo de la evidencia de que existen causas fundamentales y factores de protección comunes que subyacen a una variedad de problemas mentales, emocionales y de comportamiento, se puede tener un impacto más amplio en este sentido”.

En este contexto, y para un desarrollo funcional y equilibrado del centro escolar en todos los niveles, es clave la incorporación de psicólogos en el ámbito educativo, siendo los profesionales mejor cualificados para dar respuesta a los problemas de índole psicológica que puedan surgir en la comunidad educativa. A este respecto, el COP, a través de su División de Psicología Educativa, lleva trabajando, junto con Psicofundación, en la realización de un estudio pionero a nivel nacional e internacional, mediante el cual se pretende evidenciar los beneficios de implementar la Psicología en el contexto educativo y la necesidad de incorporar psicólogos/as en el ámbito educativo, sin menoscabo de otros profesionales en este ámbito.

Por otro lado, la APA recuerda la necesidad, no sólo de enfocarse en promover habilidades adaptativas y patrones de comportamiento positivos a nivel individual, sino también de prestar más atención a las condiciones de los sistemas en los que se desenvuelven las personas: “todo aquello que experimentamos en nuestros entornos, nuestras comunidades, nuestra vida cotidiana impactan en nuestra salud mental y nuestra capacidad para funcionar en la sociedad en su conjunto” (…)“Las personas no pueden concentrarse en su salud mental cuando tienen problemas sociales y estructurales con los que lidiar”.

En el abordaje de este tipo de problemas, la Asociación destaca las investigaciones que aplican la socialización racial (conversaciones y prácticas llevadas a cabo para ayudar a niños/as y adolescentes a adquirir comportamientos, percepciones, valores y actitudes de un grupo étnico y verse a sí mismos y a los demás como miembros de este grupo) para desarrollar la identidad grupal, mejorar la autoestima y el afrontamiento de posibles conflictos y reducir el impacto del estrés y el trauma racial. Cita aquí un estudio impulsado por el departamento de Psicología de la Universidad de Georgia (EE.UU.), cuyo objetivo es integrar la socialización racial en la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma para jóvenes afroamericanos/as. De acuerdo con sus autores, la exposición diaria al racismo y a la discriminación se asocia con peores resultados físicos, emocionales y de conducta entre los y las jóvenes afroamericanos/as, consecuencias que pueden agravarse aún más a causa de otros traumas raciales, como la experiencia de presenciar la brutalidad policial.

Este estudio hace uso de redes sociales y podcasts para brindar psicoeducación a los/as jóvenes y conectarlos con recursos basados en la evidencia para abordar el trauma y el estrés. Algunos de esos recursos incluyen el uso de actividades de justicia social como un medio de activación del comportamiento, para impactar positivamente tanto en la salud mental -reduciendo la desesperanza, la impotencia, la ansiedad y la depresión-, como en la sociedad.

Para la APA, el abordaje del racismo y de la discriminación (por ej., en poblaciones racializadas, en adolescentes que se identifican como LGTBQ+, etc.), constituyen un ejemplo de la importante labor que puede desempeñar la Psicología en la mejora de la salud mental, conductual y física a una escala más amplia, centrándose, cada vez, más en la influencia que tienen los determinantes sociales sobre la salud y los problemas de salud mental, incluidas las Leyes y políticas que afectan al estrés de las personas y el modo en que lo hacen frente.

Tal y como se explica en su artículo, la base de evidencia para la psicoterapia individual es clara, pero a un nivel muy particular de apoyo a la salud mental que no puede reducir la carga de enfermedad mental a gran escala; en este sentido, recuerda, «la Psicología se encuentra en una posición única para traducir los hallazgos de la ciencia básica en programas y políticas que mejoren la salud mental y física a gran escala», siendo fundamental para ello, centrar la formación y experiencia en la creación de sistemas de apoyo adicionales orientados a la promoción del bienestar y la reducción de los problemas de salud mental a escala poblacional.

Fuente: APA (2023). Psychologists are rebranding the field, expanding the one-to-one therapy approach. Monitor on Psychology, American Psychological Association 

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