La importancia de dotar de recursos al profesorado para detectar un posible TOC en el aula

4 Abr 2023

Para los niños y las niñas que tienen un trastorno obsesivo compulsivo o TOC, funcionar en la escuela puede ser un objetivo muy complicado y difícil. Y, en el caso del/de la docente, suele ser fácil confundir los síntomas de TOC con conductas desafiantes y de oposición por parte del alumno/a, e incluso con un TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad).

Si el profesorado cuenta con recursos para detectar y reconocer los comportamientos asociados al TOC -especialmente cuando estos/as niños/as sienten vergüenza y tratan de ocultar su ansiedad-, puede ayudarles más fácilmente, realizando ajustes y adaptaciones para evitarles problemas innecesarios, y facilitándoles así el éxito en su aprendizaje.

Así lo afirma el Instituto de la Mente Infantil (Child Mind Institute) en un documento a través del cual brinda información a los y las docentes sobre el trastorno obsesivo compulsivo, recogiendo una serie de conductas que podrían indicar la presencia de un TOC para facilitar su reconocimiento:

Foto: Caleb Oquendo Fuente: pexels Fecha descarga: 08/03/2023

Solicitar permiso para ir al baño con frecuencia: las peticiones constantes para ir al baño podrían estar motivadas por la necesidad de lavarse las manos, si alguien ha estado cerca del niño o la niña tosiendo o estornudando, o si ha tocado algo que percibe como contaminado. Podría hacerlo para lavar determinados artículos como bolígrafos, lápices, mochilas, libros, etc. También puede ser una excusa para salir del aula, simplemente para alejarse de todos y tener un momento de alivio.

Buscar seguridad constantemente: puede darse en forma de preguntas repetitivas: “¿estás seguro/a de que esa es la respuesta? ¿Me lo podrías repetir una vez más? ¿Has oído lo que te he dicho?”. También a través de revisiones continuas de puertas, ventanas, casillero, escritorio, mochila, etc.

Quedarse atascado/a con las tareas: algunas veces, los niños y las niñas con TOC necesitan terminar algo por completo, o entenderlo muy bien antes de finalizarlo, para poder continuar con otra tarea distinta. Así, por ejemplo, si un/a niño/a está centrado en una actividad de matemáticas que ha hecho mal o para la que no encuentra solución, y el/la profesor/a cambia a otra tarea, el/la alumno/a no será capaz de cambiar de actividad.

Retroceder para realizar comprobaciones: si un niño o una niña sale del aula y se preocupa por haber olvidado algo (por ej., un lápiz), volverá de nuevo e irá a su escritorio para verificar que se encuentra allí. Si ha tenido un pensamiento negativo al pasar por la puerta, querrá “solucionarlo” pasando de nuevo por la misma puerta, diciendo algo bueno o realizando algún gesto. Si ha tenido un pensamiento negativo al bajar por un tramo de escaleras de camino a clase, podría necesitar volver a subir y bajar por la misma escalera de nuevo, o hacerlo al final de la clase, incluso si eso significa llegar tarde a su siguiente clase.

Borrado obsesivo: un niño o niña puede estar borrando constantemente cada cosa que escribe porque las letras tienen que verse perfectas. O puede haber utilizado una palabra que le ha molestado y/o que no tolera ver. Con esta acción constante, puede llegar a desgastar la goma de borrar, hasta el punto de romper el papel. Esta conducta puede afectar a distintas áreas de la escritura.

Distracciones: si el/la alumno/a está ocupado/a, pensando que “si no gira la tapa del bolígrafo y cuenta hasta cuatro de la manera correcta, va a pasar algo malo”, no prestará atención a las explicaciones del/de la docente. Y si le hace una pregunta, su distracción podría parecer un déficit de atención, sin serlo.

Lentitud en los exámenes, redacciones y tareas: algunas veces, los niños y las niñas gastan mucho tiempo lidiando con el perfeccionismo y la necesidad de que las cosas se hagan de la forma correcta. Esto puede confundirse con un problema de aprendizaje, o de falta de atención, pero no lo es.

Evitación: hay situaciones en las que el profesor o la profesora puede observar que el niño no quiere sentarse en el suelo, ni recoger cosas que se hayan caído, ni mancharse las manos con pintura en la clase de plástica. Asimismo, puede evitar realizar muchas de las actividades que se dan en el patio de recreo, al ver el lugar como algo desagradable o un foco de infecciones, donde no deben tocar nada.

Golpear y tocar simétricamente: si un niño está sentado y, por accidente, da una patada con el pie derecho a la silla de su compañero/a, tendrá que patearla también con el pie izquierdo. Esto puede confundirse con un exceso de energía o con una conducta de rebeldía y tratarse como problemas de comportamiento en el aula.

Quejas de ansiedad y cansancio: la irrupción constante de pensamientos negativos y las múltiples preocupaciones en los niños y niñas con TOC puede generarles ansiedad y sensación de fatiga. A este respecto, es común que muchos de estos niños y niñas refieran cansancio y quieran volver a casa para echarse una siesta después de clase.

Este documento pone de relieve la trascendencia de dotar de información y recursos al profesorado, para ayudarles a detectar de forma temprana desde el aula todo tipo de problemáticas que puedan aparecer, especialmente las de índole psicológica.  

A este respecto, numerosas organizaciones -entre ellas, el Consejo General de la Psicología-, han subrayado el rol esencial del/de la psicólogo/a educativo/a como profesional cualificado/a para brindar este tipo de formación al personal docente y dar una respuesta eficaz a los problemas psicológicos que puedan surgir en la comunidad educativa. En este sentido, la incorporación de psicólogos educativos en los centros escolares facilitaría el poder trabajar con los/as docentes para ayudarles a detectar de forma correcta y temprana posibles factores de riesgo, diseñar e implementar intervenciones académicas y conductuales, orientarles en el desarrollo de estrategias e intervenciones que disminuyan o eliminen las barreras al aprendizaje en el aula, y en la creación de ambientes educativos y climas escolares facilitadores del aprendizaje, entre otros muchos aspectos.

Se puede acceder al documento desde la página del Child Mind Institute o bien directamente aquí:

What Does OCD Look Like in the Classroom?

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