¿SON LAS MUJERES MÁS EMPÁTICAS QUE LOS VARONES? UN ESTUDIO LONGITUDINAL EN LA ADOLESCENCIA

23 Jun 2009

María Vicenta Mestre Escrivá, Paula Samper García, María Dolores Frías Navarro y Ana María Tur Porcar
Facultad de Psicología – Universitat de València

Si bien el concepto de empatía tiene una larga tradición en Psicología con autores como Allport, Hoffman o Eisenberg, su interés se ha incrementado en las últimas décadas por considerarse como un importante motivador de la conducta prosocial y un fuerte inhibidor de la conducta agresiva. El bestseller de Goleman sobre Inteligencia Emocional y otros estudios sobre autoregulación, sobre desarrollo prosocial o sobre agresividad, concluyen que la empatía, en su doble dimensión: como capacidad para ponerse en el lugar del otro (dimensión cognitiva) y como unos sentimientos orientados al estado de necesidad de la otra persona (dimensión emocional), desempeña una función central en la activación de conductas de ayuda y conductas adaptadas, y a su vez, inhibe las tendencias agresivas y egoístas, en definitiva facilita la adaptación social e inhibe la desadaptación en las relaciones sociales.

Estudios realizados en población adolescente en diferentes países confirman el efecto positivo de la empatía en la conducta prosocial; mientras que la inestabilidad emocional y la frialdad emocional alcanzan el mayor poder predictor en la conducta agresiva y antisocial, en todos estos estudios el género es un factor modulador importante de estas conductas.

El presente estudio pretende aportar resultados objetivos que muestren la diferencia o similitud entre varones y mujeres adolescentes en los procesos implicados en la empatía, tanto cognitivos como emocionales. Los resultados obtenidos en función del sexo y la edad de la población evaluada deberán ser considerados en los programas educativos dirigidos al desarrollo de la empatía y la conducta prosocial como inhibidoras de la agresividad.

Para ello, se ha contado con 505 adolescentes (242 chicos y 263 chicas), de edades comprendidas entre 13 y 16 años, que han sido seleccionados aleatoriamente de los colegios públicos (30,3%) y concertados (69,7%) de la Comunidad Valenciana.

Todos los participantes del estudio cumplimentaron el Índice de Empatía para Niños y Adolescentes -IECA (Bryant, 1982; Mestre, Pérez, Frías, y Samper, 1999), y el Índice de Reactividad Interpersonal -IRI (Davis, 1980; Mestre, Frías y Samper, 2004), que evalúan las dimensiones cognitivas y emocionales de la empatía.

Los resultados mostraron diferencias significativas entre los chicos y las chicas adolescentes en la capacidad para sentir las emociones de los otros (empatía emocional) y en la capacidad cognitiva para comprender las emociones de la otra persona (empatía cognitiva), siendo las mujeres más empáticas que los varones de su misma edad en los dos momentos evolutivos. Además, con el paso del tiempo dichas diferencias se incrementaron notablemente. Si bien las diferencias en función del sexo se constatan en todos los componentes de la empatía, éstas se acentúan en el componente emocional, es decir, en los sentimientos de preocupación por la otra persona.

En las dos evaluaciones realizadas las mujeres puntúan más alto que los varones en la capacidad para ponerse en el lugar del otro y también en los sentimientos orientados hacia la otra persona que se encuentra ante un problema o necesidad. Por tanto, las diferencias en función del sexo no se sitúan únicamente en el ámbito emocional, sino también en la capacidad para comprender el estado y situación del otro y ponerse en su lugar.

Las implicaciones estos resultados podrían relacionarse con el estudio de conducta prosocial e inhibición de la conducta antisocial y el denominado bullying (Jolliffe y Farrington, 2004, 2006), donde también se manifiestan las diferencias por sexo. Así, las personas con niveles bajos de empatía parecen tener problemas para vincular su conducta antisocial con las reacciones emocionales de los otros. Por otro lado, los varones suelen tener mayor probabilidad de manifestar bullying violento en comparación con las mujeres.

En definitiva, las mujeres parecen ser más empáticas que los varones de su misma edad, resultado que debería tenerse en cuenta en los programas educativos orientados a mejorar la disposición prosocial y la interacción social positiva e inhibir la conducta agresiva. En un momento en que cada vez son mas frecuentes las conductas violentas en diferentes contextos, el desarrollo de la empatía en el ámbito familiar y escolar puede ser un importante inhibidor de dichas conductas y actuar como un factor de protección.

Referencias

Bryant, B. K. (1982). An index of empathy for children and adolescents. Child development, 53, 413-425.

Davis, M. H. (1983). Measuring individual differences in empathy: Evidence for a multidimensional approach. Journal of Personality and Social Psychology, 44(1), 113-126

Jolliffe, D. y Farrington, D. P. (2006). Examining the relationship between low empathy and bullying. Aggressive Behaviour, 32, 540-550.

Mestre, V., Frías, M. D., y Samper, P. (2004). La medida de la empatía: análisis del Interpersonal Reactivity Index. Psicothema, 16(2), 255-260.

Mestre, V., Samper, P., y Frías, M. D. (2002). Procesos cognitivos y emocionales predictores de la conducta prosocial y agresiva: la empatía como factor modulador. Psicothema, 14, 227-232.

El artículo original puede encontrarse en la revista The Spanish Journal of Psychology:

Mestre, M. V., Samper, P., Frías, M. D., y Tur, A. M. (2009). Are women more empathetic than men? A longitudinal study in adolescence. The Spanish Journal of Psychology, 12, 1, 76-63.

Sobre las autoras:

Mª Vicenta Mestre Escrivá. Licenciada en Ciencias de la Educación, Licenciada en Psicología y Doctora en Psicología. Desde 2001, es Catedrática de Psicología Básica. Ha sido Decana de la Facultad de Psicología de Valencia desde el año 2002 hasta el 2006. Desde esta fecha es Vicerrectora de Estudios de la Universidad de Valencia. En la actualidad, dirige el Programa de apoyo a familias solicitantes de adopción y adoptivas, ha dirigido proyectos de investigación sobre el desarrollo prosocial y publicado diferentes artículos sobre la familia y el desarrollo prosocial de los hijos.

Paula Samper García. Licenciada en Psicología y Doctora en Psicología. Entre 1995 y 2005, fue Profesora Asociada en el Departamento de Psicología Básica de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia. Actualmente, es Profesora Contratada Doctor en dicho departamento y directora del Diploma de Especialización Profesional Universitario sobre Asesoramiento en Materia de Adopciones (5ª edición). Es miembro del equipo del Programa de apoyo a familias solicitantes de adopción y adoptivas, ofrecido por la Facultad de Psicología a través de un Convenio con la Conselleria de Bienestar Social. Tiene diversas publicaciones sobre familia y desarrollo prosocial de los hijos.

María Dolores Frías Navarro. Es Profesora Titular en el Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento en la Facultad de Psicología de Valencia. Directora de la Unidad de Investigación de Diseño y Análisis en Psicología Aplicada. Actualmente, sus principales líneas de investigación abordan la práctica basada en la evidencia, la reforma estadística, el uso de los modelos causales en los estudios de encuesta y la medida del prejuicio.

Ana Mª Tur Porcar. Es Licenciada en Ciencias de la Educación, Licenciada en Psicología y Doctora en Psicología. Desde 1997, es Profesora Asociada en el departamento de Psicología Básica. Es miembro del equipo del Programa de apoyo a familias solicitantes de adopción y adoptivas, ofrecido por la Facultad de Psicología a través de un convenio con la Conselleria de Bienestar Social. Tiene diversas publicaciones sobre familia y desarrollo prosocial de los hijos.

 

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